Hace dos semanas que miles de hectáreas de la Amazonia y el Gran Chaco arden sin control y amenazan a comunidades indígenas. El fenómeno sólo cobró notoriedad cuando una nube de humo oscureció a San Pablo y las imágenes de la selva en llamas -algunas falsas- provocaron fuertes reacciones en las redes sociales. El asunto es delicado desde el punto de vista ambiental: se estima que en los últimos 30 años se ha perdido 18% de la selva amazónica. La presión sobre el gobierno de Jair Bolsonaro es tal que el presidente francés, Emmanuel Macron, amenazó con no firmar el Tratado de Libre Comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (TLC Mercosur-UE) si Brasil no cumple con sus compromisos medioambientales; el tema está siendo tratado en la cumbre del G7.

El gobierno de Bolsonaro siempre se ha mostrado a la defensiva ante declaraciones que hacen líderes de otros países sobre asuntos de Brasil e insiste en que se trata de “asuntos internos” y que debe preservar la “soberanía” de su país ante intentos de “intervención”. El jueves, el presidente de Francia lo había acusado públicamente de “mentir” sobre sus políticas medioambientales, ya que en junio este le había puesto como condición para firmar el TLC Mercosur-UE que Brasil cumpliera con el Acuerdo de París sobre el cambio climático. A esta amenaza se sumó Irlanda, que tampoco votaría la aprobación del tratado. En ambos países existe la preocupación de que ingresen productos agrícolas brasileños que no respeten las normativas europeas sobre cuidado medioambiental y compitan de forma desleal. Sin embargo, las posiciones están lejos de ser unánimes en la UE: en horas previas al inicio de la cumbre del G7 -que se desarrolla hasta este lunes en Biarritz, Francia-, los líderes del Reino Unido, Alemania y España -cuyo mandatario asistió como invitado- se desmarcaron de Macron al declarar a la prensa que no consideraban que esa fuera la forma adecuada de responder a lo que sucede en Brasil. 

El presidente brasileño habló el viernes de noche por cadena nacional, dijo que tiene “un profundo amor y respeto por la Amazonia”. Agregó que su gobierno tiene “tolerancia cero” con el crimen, principio que hace extensivo a lo ambiental, por lo que autorizará los pedidos de garantía de la ley y el orden -equivalente a las medidas prontas de seguridad de Uruguay- en los estados que lo soliciten. Sus declaraciones tomaron cierta distancia de la respuesta más sencilla que había dado el miércoles cuando, en conferencia de prensa, había responsabilizado a las ONG de preservación ambiental de causar varios de estos incendios, como represalia de los recortes presupuestales.

Cadena nacional del presidente de Brasil Jair Bolsonaro.

Las Fuerzas Armadas permitirán combatir el crimen y ayudar en la contención de los incendios, afirmó Bolsonaro en la cadena nacional. Horas antes, el mandatario había conversado por teléfono con su par estadounidense, Donald Trump, quien le aseguró que colaborará con Brasil en la protección de la Amazonia y en el combate a los incendios. Para Bolsonaro, los incendios forestales no pueden servir de “pretexto” para eventuales sanciones internacionales y en su mensaje dejó entrever que Estados Unidos llevaría la postura brasileña a la cumbre de los países más ricos.

Bolsonaro le respondió a Macron por Twitter acusándolo de manejar información falsa y expresó que la agenda de la cumbre del G7  “evoca una mentalidad colonialista inaceptable en el siglo XXI”. Este no ha sido el único roce diplomático que ha tenido Bolsonaro. En junio, en la última cumbre del G20, que se celebró en Japón, Bolsonaro afirmó que Alemania tenía “mucho que aprender” de Brasil en materia de medio ambiente, y que su país era blanco de una “psicosis ambientalista”. Días antes, Angela Merkel había dicho en Berlín que le parecía “dramática” la deforestación que ocurre en el país sudamericano.

Los brasileños miran al cielo 

La quema de grandes extensiones de selva y de terreno ya deforestado es una práctica habitual en junio y agosto -durante la estación seca- en el centro-oeste de Brasil y la región chaqueña -ocupada en gran medida por el este de Bolivia y el norte de Paraguay-. Sin embargo, en los últimos dos meses el gobierno del estado de Rondonia -el más sureño de la Amazonia- reportó al menos 900 focos de incendio, lo que representa un aumento del 160% respecto al mismo período del año anterior; esa es una señal de que la deforestación está aumentando. En Rondonia el daño generado por la explotación agrícola es claramente visible desde el espacio. El estado de Acre, limítrofe con Bolivia y Perú, decretó el estado de emergencia debido a la sequía y a la gran cantidad de focos de incendio y humo. Sin embargo, durante su mensaje en cadena Bolsonaro insistió en que los focos contabilizados este año han estado dentro del promedio de los últimos 15 años.

Imágenes satelitales de Bolivia. Fuente: GOES-16 RAMMB/CIRA – NASA

El lunes 19 gran parte de los 42 millones de habitantes del estado de San Pablo -el más poblado de Brasil- percibieron en horas de la tarde que el cielo había adquirido un tono amarillento y que el sol presentaba un inusual tono rojizo. Sala de Redacción dialogó con Demilson Quintão, físico del Instituto de Meteorología de la Universidad Estadual Paulista, para conocer más sobre lo ocurrido. Tras observar imágenes satelitales, el docente concluyó que el humo provenía de una quema de campos en el Chaco boliviano de aproximadamente 2.000 km2 -unas cuatro veces la superficie de Montevideo- que se había iniciado dos días antes, el 17 de agosto, cerca de la frontera con Paraguay. Un frente frío ayudó a arrastrar rápidamente las partículas hacia el este, y en algunos puntos las nubes mezcladas con el humo oscurecieron el día dos horas antes de lo habitual. Además, los niveles de monóxido de carbono registrados durante la jornada en varias ciudades paulistas -como Bauru, donde trabaja Quintão- subieron los índices de “bajo” a “moderado”. Dos días después, el cielo quedó completamente despejado.

Quintão explicó que el humo filtra las longitudes de onda menores -correspondientes a los tonos de verde y azul-, y deja pasar sólo las de mayor longitud, lo que explica los amarillos y rojos observables desde el suelo. Este efecto, aclaró, sucede diariamente -con mucha menor magnitud- al observar la salida o puesta de sol. El humo de incendios forestales, a diferencia de la ceniza volcánica, no supone un riesgo para la navegación aérea dado el tamaño menor de sus partículas.

Preocupados por el pulmón del mundo

Concentración de Fridays For Future frente a la embajada de Brasil en Uruguay. Fuente: @FridaysForFutureUY

La Secretaría de Emergencia Nacional de Paraguay anunció que los incendios en su territorio habían sido controlados y que los originados en territorio boliviano no habían atravesado la frontera, pese a la amenaza que representaban los vientos. Distinta ha sido la situación en Bolivia, que no lograba controlar el fuego y el tema entró de lleno en la campaña electoral: Evo Morales aspira a tener su cuarto mandato, mientras la oposición y grupos indígenas critican su política ambiental y agropecuaria. Para hacer frente a la situación, el viernes arribó a Bolivia el Supertanker, famoso por ser el avión bombero más grande del mundo. 

Sin embargo, la mayoría de las críticas en las redes sociales fueron hacia el gobierno brasileño. Miles de usuarios usaron el hashtag #PrayforAmazonia para manifestar su preocupación por los incendios y la necesidad de tomar medidas urgentes. Algunos propusieron disminuir el consumo de carne, a menudo asociado con un modelo ganadero extractivista que provoca la tala indiscriminada en la región. Otros usuarios reclamaron avances en el derecho ambiental que contemplen la posibilidad de que terceros países intervengan en los asuntos de las naciones que no protejan adecuadamente sus bienes naturales. Celebridades y organizaciones de todo el mundo escribieron mensajes al respecto.

En Uruguay, los acontecimientos tuvieron eco en dos candidatos a la presidencia de la República. El frenteamplista Daniel Martínez afirmó en Twitter que le dolía ver la Amazonia ardiendo y que “así como somos vanguardia en la producción de energía renovable, lo seremos en la dureza de las medidas contra quienes contaminan”. Por su parte, el nacionalista Luis Lacalle Pou propuso durante un acto de campaña que el gobierno uruguayo manifieste a Brasilia su “preocupación”.

Para el viernes estaban previstas manifestaciones en al menos 40 ciudades brasileñas y frente a las embajadas en países de Europa, Asia y América. En Montevideo, la filial del movimiento global FridaysforFuture convocó a protestar a las 17 horas frente a la sede diplomática norteña, ubicada en bulevar Artigas y Rivera; la cantidad de manifestantes fue tal que la senda este del bulevar fue cerrada al tránsito. A esta actividad también se adhirió el Partido Ecologista Radical Intransigente.

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