Representantes de Asociación Trans del Uruguay. Foto: Carla Alves


 









La Explanada de la Intendencia de Montevideo fue el lugar de encuentro para conmemorar el 70º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos y el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia, Lesbofobia y la Bifobia. La fecha elegida recuerda que hace 28 años, el 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales.
A pesar del intenso frío que había en la capital, unas 150 personas se acercaron ayer para escuchar la proclama leída por los referentes de las diferentes organizaciones y a la directora de Desarrollo Social de Intendencia de Montevideo (IM), Fabiana Goyeneche.

El encuentro fue convocado a propósito de la discusión sobre el proyecto de Ley Integral para Personas Trans, presentado en el 2017 por organizaciones civiles y luego apoyado por el Mides. El borrador aún continúa en discusión en el Parlamento y plantea la necesidad de políticas públicas específicas para esa población.

La activista independiente Delfina Martínez, aprovechó para denunciar “los hechos de odio y las mentiras sistemáticas” que representantes del Parlamento distribuyen en redes sociales y que para ella generan desinformación y discriminación. Además, recordó que la mayoría de los jóvenes LGBTI manifestaron haber sufrido violencia en las instituciones educativas del país.

Por su parte, Karina Pankievich, presidenta de la Asociación Trans del Uruguay (ATRU), tomó la palabra y afirmó que siguen luchando y siguen pidiendo que se apruebe el proyecto de ley, “más allá de las trabas que nos están poniendo”. Uno de los temas que enfatizó en su discurso fue el de la hormonización en menores de edad, algo que está en debate y que generó polémica en los últimos meses. “No pretendemos que niños de 8 o 9 años se hormonicen, pero sí existe una franja de 14 a 17 años que tienen que construir su cuerpo y para conseguirlo tienen la posibilidad de tener un médico, un grupo disciplinario que los acompañe y en algunos casos el apoyo de sus padres. Muchas de nosotras no tuvimos esa ayuda y es fundamental”, explicó. Además, agregó que supervisar la hormonización de esos adolescentes “impide que se sigan inyectando siliconas líquidas, ceras de auto y otro tipos de cosas invasivas en el cuerpo”.

Pankievich se refirió además al artículo 7 del proyecto de ley, que habla del régimen reparatorio para personas nacidas antes del 31 de diciembre de 1975. Manifestó que si bien son pocas las mujeres trans mayores de 50 años (la esperanza de vida promedio es de 40 años), es importante que se les retribuya -por medio de una pensión- el daño que vivieron durante la dictadura: “no queríamos ejercer el trabajo sexual, pero la sociedad era lo único que nos permitía hacer. No queríamos limpiar pisos en jefaturas ni comisarías pero lo hicimos igual. Eran otros años, no teníamos leyes que nos protegieran y hoy por hoy las estamos consiguiendo”.

Por su parte, Goyeneche agradeció a todas las organizaciones por la iniciativa de juntarse y por tener en cuenta el espacio de la explanada de la IM para hacer algo tan “simbólico e importante”. Sostuvo que el gobierno municipal está comprometida a trabajar para los derechos de las personas LGBTI: “sabemos que hay muchos pendientes todavía, y hasta que no deje de haber fobia hacia cualquier persona, no vamos a bajar los brazos”, dijo la Directora de Desarrollo Social.

Goyeneche terminó su breve participación reafirmando el compromiso y el apoyo de la IM hacia la aprobación de la ley y destacó que “es necesaria y urgente”: “hay vidas que dependen de eso”.

Alianzas

Delfina Martínez resaltó la necesidad de fortalecer las alianzas entre las organizaciones para dar batalla a la violencia contra la comunidad LGBTI y obtener cambios legales que garanticen sus derechos. Por su parte, el Presidente de Transboys, Rodrigo Falcón, expresó que la población trans dejó de ser sólo un grupo de mujeres que pelean solas: “ahora estamos nosotros, los varones trans, peleando codo a codo con ellas”. Y manifestó que tampoco ellos están solos, “tenemos un grupo de madres y padres, de niños y adolescentes trans, que nos acompañan en esta lucha”, expresó.

Este año las organizaciones decidieron poner foco en la necesidad de crear alianzas no sólo dentro de la comunidad sino también con otros grupos vulnerables: los de pertenencia étnico racial, de diversidad de características corporales, personas cero positivas, personas con discapacidades y los migrantes.

Para Falcón es positivo que la sociedad se de cuenta de que cada vez son más las personas que se atreven a asumir y a mostrar su identidad. Explicó que no es que se reprodujeron, sino que ahora pueden salir a la luz. “Ya dejamos de tener miedo, dejamos de sufrir en la oscuridad y en el silencio. Dejamos de tener depresión y empezamos a embanderarnos”, sentenció.

Dar el ejemplo

Según datos ofrecidos por los integrantes de las diferentes organizaciones que participaron en el encuentro del día de ayer, la homosexualidad es un crimen castigado con prisión en al menos 70 países. Y en cinco de estos países existe pena de muerte. Estas cifras cambian a cada momento ya que mientras algunos países dejan de criminalizar la homosexualidad, otros crean nuevas leyes para condenarla.

Para el coordinador de la Secretaría de la Diversidad de la IM, Andrés Scagliola, nuestro país tiene dos desafíos por delante. Por un lado, “demostrar una vez más en América Latina que Uruguay puede ponerse a la vanguardia de los derechos” al aprobar la ley integral, y por otro, que la sociedad uruguaya incorpore la idea de que la homosexualidad, bisexualidad y transexualidad no son una enfermedad. “Se trata de derechos humanos, de que todas las personas nacemos libres e iguales en derechos”, subrayó.

Carla Alves y Jonathann Bentancor

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