El mundo está en constante cambio y la forma de producir energía no es la excepción. Al menos ese es el objetivo que se trazaron países como Alemania, Arabia Saudita, Australia y Chile que buscan aumentar de manera sostenible la utilización de energía renovable. Para lograrlo es necesario reducir gradualmente la dependencia de los combustibles fósiles, que emiten grandes cantidades de carbono a la atmósfera.

El hidrógeno verde proviene del proceso de electrólisis, que consta de la separación de la molécula de hidrógeno y oxígeno, pero a través de la utilización de energías naturales o renovables como pueden ser la eólica o la solar.

En diálogo con Sala de Redacción, el subsecretario de Industria, Energía y Minería, Walter Verri, sostuvo que los proyectos verdes en el país “avanzan muy bien y rápidamente, con muchas expectativas de que se van a concretar varios proyectos”. “Uruguay, además de tener condiciones naturales para producir hidrógeno verde, tiene estabilidad lo cual da certezas a los inversores y eso no es un tema menor”, añadió. “La inversión en Paysandú rondará los 6 mil millones de dólares” con una expectativa de “tres mil puestos de trabajo” en la construcción. 

Respecto a la instalación de las plantas de hidrógeno verde, destacó que aunque la planta de Tambores no es tan grande, se estima una inversión de alrededor de ochocientos millones de dólares, con otras fuentes de trabajo. “Implica muchas cosas: inversión, desarrollo, tecnología, capacitación, mano de obra y sobre todo implica poner a Uruguay en el mapa mundial de países exportadores de hidrógeno”.

Consultado acerca de porqué se decidió colocar en Paysandú y Tacuarembó, el subsecretario respondió que “fueron decisiones empresariales; no es el gobierno el que elige”. Al profundizar sobre los motivos, explicó que una de las razones es el Co2 que representará alrededor del 30% de lo que necesita la planta para producir el combustible sintético, surge de la “planta rica en Co2 biogénico, que es la planta de biocombustible de Paysandú, Alcoholes del Uruguay (ALUR)”. “Esa es la primera razón, estar cerca del principal proveedor de Co2 biogénico”, explicó el subsecretario. Otro motivo planteado por Verri fue que “para la producción de hidrógeno se necesita 100% de energías renovables”, así como también “instalar generadores eólicos y paneles solares”.

Verri opinó que en Uruguay hay experiencia en instalación de equipos para la producción de energías renovables, ya que la matriz energética es cien por ciento verde, “lo cual nos da algunas condiciones especiales”, sobre todo porque “tenemos recursos complementarios como agua dulce, viento y sol”. “Esto hace pensar que va a haber más de cuatro proyectos en los próximos años”, explicó Verri, mencionando iniciativas como Tambor Green Hydrogen Hub, H24U, HIF Global y Kahirós. Esto “recién comienza y requiere que el país vaya adaptando parte de su legislación y que estén las condiciones para que el hidrógeno se siga desarrollando en el país”, agregó. 

Cuestión de impacto

Existe un gran debate sobre si este proyecto tendrá efectos negativos en el medio ambiente. Ante esto, el subsecretario expresó que no cree “que tenga efectos negativos, pero tampoco podemos desconocer que cualquier actividad humana, incluida la vida, genera un impacto”. Subrayó que nuestra presencia en el mundo “no es inocua”. “Nosotros estamos contaminando permanentemente, no hay ninguna actividad del hombre que no sea contaminante, por lo tanto la generación de un energético a partir de hidrógeno, sin duda que un impacto tiene”, advirtió.

Las autoridades gubernamentales manejan la idea de que la utilización de este tipo de energía va a generar un impacto menor, ya que los recursos naturales son renovables a diferencia de los combustibles fósiles. “Lo que vemos son beneficios para el planeta y no perjuicios. Tenemos que ser cuidadosos con los recursos naturales y —no por tenerlos de manera suficiente—, vamos a instalar generadores en cualquier lado o utilizar el agua de cualquier forma”. Explicó que se han hecho convenios con universidades nacionales y acuerdos con países del extranjero, con el objetivo de “cuidar los recursos naturales y no dilapidarlos”. “Está bueno transparentar y que la población pueda cuestionarse estas cosas”, compartió.

La geografía del territorio fue una de las razones principales para tomar la decisión de instalarse allí. “En los mapas de viento y de sol de Uruguay vas a encontrar que en el norte del país, sobre todo en ese vértice entre Paysandú, una parte de Salto y Tacuarembó, es donde mejor se complementan el sol y el viento” lo cuál permite tener “un factor de planta alto” (representa la cantidad de energía generada en comparación con la que se podría generar a máxima potencia), superior al 60%, lo que permite “que sea atractivo que se coloquen allí”. Además, Verri indicó que la presencia del Río Uruguay también es un factor positivo, y “el Ministerio de Ambiente es el encargado de realizar los estudios de factibilidad” para evaluar el impacto y autorizar el avance del proyecto.

Uno de los cuestionamientos habituales sobre la instalación de cualquier tipo de industria es el impacto que pueda tener en la población. El subsecretario afirmó que los “afecta positivamente”. “Genera inversión, desarrollo, innovación, capacitación, mano de obra calificada y mayor riqueza”. Además, añadió que esto se “complementa con la mano de obra directa y todo el efecto derrame que tiene: talleres, mecánicos, electricistas” y todo lo necesario para mantener la planta. Los efectos negativos pueden ser “tanta cantidad de gente aglomerada trabajando en el mismo lugar para construir la planta, por lo que hay que minimizarlos. Para esto debemos tener una batería de medidas que mitiguen esos impactos, tales como el alojamiento y los servicios básicos necesarios”.

Respecto a los movimientos ambientalistas que se han manifestado sobre la utilización del agua, expresó que “tienen todo el derecho a cuestionarnos e interpelarnos. Nosotros, como gobernantes, tenemos la obligación de dar respuestas. Estamos seguros de que esto no es perjudicial para el medio ambiente, sino beneficioso. Estamos dispuestos a demostrarlo científicamente. Estamos trabajando para que a ellos también los convenza y a la población que representan”, concluyó.

Dudas sobre el futuro del agua

María Paula Collazo, doctora en geología por la Facultad de Ciencias de la Udelar y responsable de la sección recursos hídricos subterráneos, también de los cursos Hidrogeología y Vulneración y contaminación de Acuíferos, dio su parecer acerca de la llegada de esta energía. En diálogo con Sala de Redacción, Collazo explicó que el hidrógeno verde “es una energía en la que no hay experiencias exitosas a nivel mundial” y aseguró que  es algo “muy reciente”. Asimismo hizo hincapié en “hay que estar atentos, aunque no deja de generar preocupación la utilización de agua subterránea”.

“Es fundamental contar con el estudio de impacto ambiental para cada caso. En el proyecto Tambor Green, se utilizaría agua subterránea exclusivamente y el metanol generado se exportaría en su totalidad, sin ser utilizado en el país. En caso de existir un impacto, solo perjudica a Uruguay”, advirtió. 

Al referirse al proyecto  HIF Global en Paysandú, mencionó que “se planea utilizar dióxido de carbono del sobrante de las cadenas de biomasa; no queda claro si el agua extraída solo será del Río Uruguay para generar el combustible sintético y qué porcentaje del resultado quedará en el país”, explicó. 

Sobre el impacto del recurso hídrico subterráneo en el país -tema de su especialidad-, agregó que “para determinarlo se debe monitorear y gestionar; desconozco si se está haciendo o si se hará. Con la información disponible hasta ahora, mi balanza se inclina más por las desventajas que por las ventajas”, sentenció Collazo.

Consultada sobre el tipo de agua utilizada para el proceso de generación de hidrógeno, la doctora señaló que  “depende de cada país”. “En Chile van a utilizar agua de mar, que deben desalinizar previamente ya que los electrolizadores trabajan con agua ultra pura. En el proyecto Tambor Green “al utilizarse agua subterránea, no requiere un proceso de desalinización de manera tan exhaustiva, debido a que tiene poco contenido iónico”, explicó la investigadora. Y destacó que las aguas subterráneas “son el principal recurso estratégico de los países para el desarrollo y más si es agua apta para el consumo humano”.

Collazo expresó su perplejidad ante la falta de protección de los recursos naturales. “No entiendo cómo un país no protege sus recursos hídricos subterráneos por medio del monitoreo y la gestión. Además de estar dispuesto a ceder su principal recurso natural que es el agua, sin tener beneficios claros para el país”, finalizó.

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