A fines de mayo, los ediles Nicolás Botana y Eric Spektor, representantes del Partido Nacional en la Junta Departamental de Montevideo, presentaron un proyecto que pretende formalizar la distribución de agua potable en espectáculos públicos. “Este proyecto nace de la preocupación de mucha gente por este tema, sobre todo quienes van a fiestas de electrónica, pero también quienes concurren a espectáculos o conciertos”, explicó Spektor a Sala de Redacción.
En la actualidad, la distribución de agua potable en eventos está prevista en el artículo 18 de la ley 19.855, sobre consumo problemático de bebidas alcohólicas. “En todo espectáculo público donde se vendan, ofrezcan o suministren bebidas alcohólicas, se debe garantizar el acceso en lugar visible e higiénico a dispensadores gratuitos de agua potable”, reza el documento aprobado en enero de 2020. También menciona el requerimiento de contar con “una relación razonable entre la disponibilidad de agua potable y la cantidad de personas concurrentes al espectáculo público”, así como con agua potable envasada a la venta.
Otra disposición en la que se menciona la problemática es en el decreto 35.615 del Digesto Departamental de Montevideo, cuyo artículo 26 fija la obligatoriedad de contar con “provisión gratuita y suficiente de agua potable en lugares accesibles al público”. Pero si bien el agua corriente de grifo podría cumplir con esta exigencia, lo sucedido en la fiesta Time Warp de Buenos Aires (ver recuadro) evidencia que, sin controles, no existen garantías. “Es una problemática que en definitiva tiene muchas normas, quizás está sobre legislada, pero a la hora de cumplir nos estamos quedando en el debe”, sentenció Spektor, refiriéndose a la falta de fiscalización que garantice el cumplimiento de la normativa vigente.
Pero, ¿por qué no se cumple con la normativa? “Lo que puede estar pasando es una eventual falta de controles y también alguna falta de incentivos para el cumplimiento”, teorizó el edil nacionalista. “Hoy en día la presencia de puntos de hidratación está librada a la buena voluntad de los organizadores de fiestas”, resumió.
El proyecto
Para enmendar el incumplimiento de las medidas vigentes, la iniciativa presentada por Spektor y Botana prevé agregar un nuevo ítem al artículo R 1718.7 de la normativa departamental, que establece los volúmenes de reserva de consumo diario de agua potable para diferentes tipos de establecimientos, es decir, la cantidad de agua que cada lugar debe tener disponible para el uso de quienes lo ocupan. Actualmente, el artículo contempla la dotación requerida en dependencias como escuelas, hoteles, restaurantes y cines y en caso de aprobarse el proyecto, se añadirá la condición de contar con 1 litro de agua por persona en espectáculos públicos y eventos bailables organizados o fiscalizados por la IM.
La propuesta de los ediles contempla otras tres líneas de acción: disponer de puntos de hidratación en espectáculos públicos y públicos bailables que “tengan como cometido exclusivamente la entrega de agua embotellada para los espectadores”, “generar un mecanismo administrativo simple por el cual los organizadores de espectáculos […] puedan acreditar la compra del agua por asistente, así como también la colocación de los puntos de hidratación”, y exonerar del impuesto a espectáculos públicos por el monto invertido en el puesto de hidratación a aquellas producciones que adhieran a la iniciativa .
“En el caso de los conciertos, el impuesto de espectáculos públicos es entre un 4% y un 8% de cada entrada vendida, dependiendo de la procedencia del artista”, desarrolló Spektor. “Y después los establecimientos donde hay baile los fines de semana tienen un fijo según su capacidad habilitada”, detalló. En este sentido, los representantes pretenden “incentivar” a los responsables a velar por la distribución de agua potable para que el exceso de legislación no termine “ahorcando a quien produce”, explicó el edil.
Si bien en Argentina la ley 13.752 estipula “la disponibilidad para el consumo de agua potable, en fuentes y cantidades proporcionales y suficientes a las personas concurrentes” en espectáculos de gran convocatoria desde el año 2007, fue recién a partir de Time Warp que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires reglamentó el acceso gratuito al agua; un panorama similar al escenario actual en Montevideo. En el caso de la vecina orilla, fue necesaria una tragedia para poner en marcha los controles necesarios.
Del otro lado del mostrador
La comunidad uruguaya “Manija ayuda a manija” tiene más de trece mil seguidores en Instagram y se dedica a difundir fiestas de electrónica a la par de buenas prácticas para su disfrute, como resultado de testeos de droga realizados en bares y boliches. Los test buscan identificar la presencia de sustancias adulteradas a partir de las muestras proporcionadas voluntariamente por los consumidores.
Consultado por Sala de Redacción sobre el proyecto de los ediles nacionalistas, un vocero de la organización ―que eligió no identificarse, preservando el perfil del colectivo, que actúa siempre como equipo― expresó su apoyo a la iniciativa y profundizó en los peligros de la falta de distribución de agua en las fiestas. “Las entradas a los eventos de electrónica en su mayoría son caras y los organizadores ven en el agua una mina de oro para tener mayores ganancias”, contextualizó. “El tema es que el agua en ninguna parte del mundo es cara, porque se sabe que las sustancias de uso recreativo que se consumen la necesitan. ¡El agua es una necesidad para que la vida no corra peligro!”, sentenció.
Si no se reglamenta y fiscaliza la disposición de agua gratuita en los eventos, los precios del agua embotellada se elevan sin límites, “a tal punto de gastar más en agua que en una entrada”, afirmaron desde “Manija ayuda manija”. Si el público no puede acceder al agua, no deja de consumir las sustancias, sino que lo hace bajo un riesgo mucho mayor.
Spektor afirmó que hay “buena voluntad de mucha gente en avanzar” con el proyecto y destacó que ambos ediles están dispuestos a discutir las propuestas y las formas de llevarlas a cabo, pero prefieren no entrar en debate sobre las problemáticas de consumo o las circunstancias climáticas. “Ya en los hechos se nos marca que vamos a estar sometidos a altas temperaturas y que hay una generación que de repente estila otras formas de consumo”, afirmó. “El problema hay que abordarlo y