Un fósil hallado en Turquía refuerza la teoría de que los homínidos no comenzaron su evolución en el Este de África sino que comenzó millones de años antes en Anatolia (hoy conocido como Turquía) y los Balcanes.

Debemos aclarar que en la literatura no especializada se tiende a interpretar como homínido a todo antepasado del ser humano, pero en los últimos tiempos este término se ha refinado. Cuando se habla de homínidos no se habla simplemente de la rama que conduce al ser humano, sino que también entran en la categoría todos los simios del viejo mundo, es decir, chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes. 

En este caso, el fósil analizado pertenece al homínido denominado Anadoluvius Turkae. Se estima que esta especie habitó la tierra hace unos 8,7 millones de años -edad que data de la estructura facial y frontal de la caja del cerebro que fue hallada- durante el Mioceno.

Para entender mejor lo que significa este descubrimiento y saber más sobre las condiciones del Anadoluvius Turkae, Sala de Redacción conversó con Gonzalo Figueiro, antropólogo y docente grado 3 de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.

Un viaje en el tiempo

Al hablar del Mioceno hacemos referencia a un período de tiempo que se inicia hace 23 millones de años y finaliza hace cinco millones de años. “El Mioceno fue la última de las épocas geológicas recientes donde en la región del sur de Europa y África se contaba con un clima cálido y húmedo. A lo largo de este período el clima comienza a aridecerse y los ambientes comienzan a desertificarse”, explicó Figueiro. Esto conlleva a que la floresta disminuya y las vegetaciones densas se reduzcan, hábitats que son “clásicos” para los simios. Estos cambios son los que permiten que a última instancia se den adaptaciones nuevas que conduzcan al ser humano. 

Figueiro menciona que en este período los ambientes que son ideales para monos se presentan a lo largo de toda la costa del Mediterraneo, por ello es que se han encontrado primates del Mioceno con un parentesco muy claro con los homínidos en lugares como España, Italia, Balcanes y Turquía. Así mismo también es claro que a medida que este período avanza, se nota como estos lugares dejan de ser un ambiente apto para primates en general, lo que los termina reduciendo al sur de Eurasia y África. 

Con respecto a la teoría que sostiene que los homínidos comenzaron a evolucionar exclusivamente en África, Figueiro dijo que “África siempre tuvo una posición estelar“ y justificó que la tenía porque a la hora de hablar de teorías de evolución, solo se planteaba que quizás el pasado del orangután haya surgido en Eurasia, no los homínidos en sí. Con respecto a las ramas que conectan a estos homínidos en Eurasia y África comentó que “son ramas que están en el aire, sabemos que hay determinadas conexiones pero se desconocen cuáles son exactamente. Faltan muchas piezas en el medio”.

Entorno difícil

Gracias a los restos fósiles los científicos lograron descifrar varios aspectos de la vida del Anadoluvius; el análisis de sus mandíbulas y dientes arrojó que este homínido vivió en entornos abiertos, similares a lo que fue el entorno de los primeros humanos en África. Por otro lado, los dientes grandes, esmaltados y sus fuertes mandíbulas indican que dentro de su dieta había alimentos duros, similar a la dieta de un gorila. 

Figueiro agregó que se utilizaron muchísimas más vertientes para analizar este aspecto, como la forma y tamaño de los dientes, tamaño del paladar, tamaño de la arcada dental y forma de la órbita, entre otras. A esto agrega que a nivel de los elementos mencionados anteriormente, los científicos las clasifican en caracteres primitivos y derivados: los caracteres primitivos son los que tienen todos los integrantes del grupo porque lo heredaron de un antepasado común, un ejemplo es el de tener cinco dedos, todos los primates cuentan con ellos, y eso es porque lo heredamos de un antepasado común. Los caracteres derivados remiten a los que evolucionaron a partir del carácter primitivo y cualquier grupo de especies que cuente con ellos de manera compartida, implica que tienen más parentesco. De esta forma los científicos toman dos especies, las comparan, ven sus caracteres y las ramifican.

El Anadoluvius tuvo que coexistir con otros animales que también podían suponer una amenaza para ellos. Dentro de este período del Mioceno se encontraban jirafas, rinocerontes, diversos antílopes, hienas y otros carnívoros que presentaban similitudes con los leones. Usualmente cuando pensamos en estos animales, automáticamente se nos viene a la cabeza África, su hábitat hoy en día. Sin embargo en este caso nos estamos refiriendo a Turquía y los Balcanes, explicó Figuerio, y que esa es justamente la particularidad que tienen los climas del Mioceno, y contrasta con el hecho de que, por ejemplo, durante la época del imperio romano en España se podían encontrar leones. 

“Estamos muy lejos de pensar en la gran innovación en el desarrollo del ser humano que es el bipedismo, pero el tema de tener un ambiente cálido y relativamente abierto implica la necesidad de desarrollar estrategias adaptativas que puedan prescindir de los árboles”, explicó el investigador. Ese es un tema clave en lo que terminó conduciendo al ser humano, sostuvo Figueiro. Con respecto a sus modos de vida, Figueiro agrega que estos eran simios grandes. Todos ellos si bien tuvieron adaptaciones arbóreas, como por ejemplo la capacidad de agarrarse con los pies, pasaron bastante tiempo en el suelo.

Desapercibido

El Anadoluvius Turkae fue descubierto antes de lo que creemos. El primer fósil de esta especie fue hallado en 2007, pero por falta de información y evidencias fue clasificado como Ouranopithecus Turkae. De hecho, se le creó una especie particular dentro del género Ouranopithecus. Años después, en 2015, aparecen huesos más completos, particularmente de la estructura facial y esto fue lo que les permitió a los científicos darse cuenta de que no pertenecía a los Ouranopithecus ya que presentaba suficientes diferencias con los especímenes griegos, y así crearon una nueva especie aparte. Esto provocó que los científicos tuvieran que volver a correr los árboles evolutivos con análisis informáticos para insertar en ellos al Anadoluvius, y concluyeron con la teoría de que en realidad los homínidos europeos posiblemente son los que terminan desembocando en la rama de los chimpancés, orangutanes y la rama humana, dejando a los especímenes africanos aparte.

Esquema utilizado en el archivo oficial de Communications Biology

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