Morató se llama el castillo que abrió sus puertas hace más de dos meses, conocido por su ostentosa edificación, su historia y antigüedad. A 25 kilómetros lo acompaña el Pueblo Morató, ubicado en una zona rural del interior profundo, alejado de todo; muy poco se conoce sobre él y no sobrepasa los 500 habitantes. Ambos le deben su nombre a un propietario de estancia que en 1944 donó algunas tierras para comenzar a construir la localidad. 

El itinerario hacia el castillo dura más de dos horas y brinda la posibilidad de realizar distintas paradas para conocer varios pueblos, donde los residentes aprovechan para mostrar un poco de su cultura. La gente que vive allí acompaña con ansias la iniciativa de lograr que se convierta en un destino turístico y el hecho de recibir forasteros le permite a los habitantes del pueblo Morató ofrecer mercancías interesantes para que el turista se lleve y recuerde. 

Un recorrido completo

Las visitas en estos momentos están suspendidas debido a la peligrosa situación sanitaria que atraviesa el país. Pero mientras se mantuvieron en actividad, se coordinaban en primer lugar con el guía turístico que trae al grupo de visitantes desde la ciudad de Guichón hasta una pizzería de Morató. Allí pueden degustar un desayuno con masas caseras, acompañado de grandes historias del castillo y sus alrededores. También es la oportunidad para que las personas del pueblo vendan sus productos comestibles y los turistas se lleven algunos souvenirs hechos a mano. Acto seguido se les muestra un taller de mujeres artesanas llamado “La ruta de la lana”, donde se crean prendas en lana rústica y otros tipo de tejidos. Tienen buenas ventas con el público nuevo, aseguran.

Una de las curiosidades del lugar es una estación de trenes antigua, que actualmente se conserva muy bien y los turistas observan con gran interés. La edila de la zona, Mabel Moreira, afirmó a Sala de Redacción que si se muestran “las pocas pero buenas cosas” que el pueblo mantiene, los visitantes podrán observar que la gente de allí tiene ganas de progresar, de crecer y de abrirse a los demás. “Se ha tratado de mantener un pueblo limpio para tener una buena mirada” desde afuera, dice. 

Moreira también expresó que siempre está en contacto con Alfredo Morató, dueño del castillo, con quien comparten ideas para el crecimiento del pueblo y de este nuevo lugar turístico. Por otra parte, habitantes de la zona han trabajado y trabajan actualmente en la parte ganadera de la estancia “Buen Retiro”, que queda en el mismo predio que el castillo, por lo tanto se maneja la posibilidad de armar salidas de pequeños grupos con gente del pueblo que quiera conocer la construcción. 

“Es importante que los pueblos de las cercanías y los residentes sepan qué es lo que van a encontrar cuando pase el turista, y que nos conozcan las caras”, afirma Morató. También están pensando otros proyectos a futuro, para que las personas que quieran prepararse para ser guías turísticos del castillo, puedan hacerlo. Aún es una iniciativa que está muy prematura pero la idea es que se consolide con el paso del tiempo. 

“Nunca habíamos escuchado sobre Pueblo Morató y ahora lo escuchamos”, afirma la edila sobre los comentarios que dejan los visitantes y agrega que esto es un orgullo para los que aprecian la localidad. Los turistas describen a Morató como una zona muy linda y tranquila, ideal para escapar de los ruidos de las grandes ciudades y aseguran que el castillo es un tesoro que se tiene cerca. Son comentarios que alimentan la esperanza de seguir adelante, dejando contentos y satisfechos a los habitantes. 

Cambia el entorno

Para Moreira, la reactivación turística dejará beneficios para el pueblo, entre ellos la iniciativa de bituminizar la carretera (impermeabilizarla para aumentar su durabilidad) que va desde el pueblo Piñera -ubicado a 20 kilómetros de la ciudad de Guichón- hasta Morató, ya que lo que “mas sienten” los turistas son las rutas en malas condiciones. 

El intendente del departamento de Paysandú, Nicolás Olivera, confirmó a Sala de Redacción que la idea para este año es comenzar las obras para bituminizar esa zona que el pueblo pide. Claramente esto sería una ventaja para ambas partes, tanto para el castillo como para las personas del pueblo que constantemente tienen que viajar a la ciudad para realizar trámites básicos. Aún así, Olivera comentó que actualmente hay un equipo trabajando desde lo que es la conectividad del castillo hasta el camino de ingreso que une la hilera de pueblos de Guichón al este. 

Alfredo, quien se encarga de dar las charlas informativas del lugar, recuerda que las visitas están suspendidas pero que con los primeros visitantes pudo experimentar que la gente venía con mucho entusiasmo y también con mucha curiosidad acerca de las antigüedades que allí existen, como los vestigios de las misiones jesuíticas de fines del siglo XVII. 

“El paisaje, la energía del lugar y de los que estuvieron antes y dejaron historia, llama mucho la atención de la gente”, afirma Morató. El dueño señala que el pueblo que lleva su apellido puso en la apertura del lugar una gran apuesta en que las cosas mejoren y eso ha traído sus frutos. Porque el turista compra lo que se le ofrece y si es bien atendido, va a querer volver o recomendar al lugar. El hecho de que las pocas personas se preparen en lo mejor que saben hacer, hace que se logre un turismo atractivo. Además esta iniciativa del castillo logrará que las personas que se pensaban ir, se queden, especialmente los jóvenes que siempre tienen ganas de progresar, sostuvo el entrevistado. Se complementa un turista que se quiere llevar un recuerdo y un poblador que quiere vender. 

Como proyecto para el castillo -que también favorecerá al pueblo- aparece la idea de que las escuelas y liceos públicos puedan ingresar de manera gratuita cuando se reactiven las actividades, otorgándoles pequeñas charlas informativas del lugar. En principio serían los días lunes, con autorización previa de las autoridades de Primaria y de la intendencia (que facilita la locomoción). 

Por otra parte, el intendente de Paysandú destacó que el acompañamiento de la gente local hacia los visitantes ayuda al turismo y asegura que las personas comiencen a ser conscientes de que el castillo es una gran joya para el lugar, algo que quizás hasta ahora no era tan visible. A pesar de todas las cosas malas de la pandemia, la gente visitó destinos dentro del propio país sin necesidad de salir al exterior, dice el intendente. Se ha logrado que se internalice un turismo diferente al que la gente está acostumbrada, lleno de historia y exploraciones profundas que favorecen al recóndito pueblo. La gente lo descubrirá si elige como destino de viaje el castillo Morató. 

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