Cerca del mediodía corría una brisa agradable y los cafés y restaurantes del centro de Montevideo comenzaban a sacar sus mesas a la vereda. Eran los últimos días de invierno y se notaba. Los autos avanzaban con prisa por la esquina de San José y Aquiles Lanza. Los árboles poco a poco abandonaban su aspecto esquelético para presentar algunos brotes verdes en sus ramas. Mientras me acercaba al Café Atorrante pensé que si el centro de una ciudad es su corazón entonces Montevideo sufría algún tipo de arritmia.
Dentro del lugar un televisor transmitía el programa “Así las cosas” de TV Ciudad donde entrevistaban al escritor artiguense Fabian Severo. El programa normalmente se realiza en la pecera de la Intendencia de Montevideo por lo que calculé que, una vez terminado, él no tardaría más de cinco minutos en llegar. Para el momento en que llegó ya era consciente de que el sol estaba más cerca que al inicio de junio y le propuse hacer la entrevista al interior del lugar. Casi de inmediato sentí la imperiosa necesidad de revelar mi procedencia:
-Yo también soy de Artigas— dije entusiasmado.
-¿Cómo es tu apellido?— respondió.
Pero no, no conocía a nadie con mi apellido. Parece que al final no todos nos conocemos en Artigas. Se pidió un café y prendí el grabador.
A fines de julio se publicó, a través de la editorial Estuario, el séptimo libro del escritor titulado “Costuras”, una serie de 14 relatos breves de los cuales ocho ya habían sido publicados en distintos medios como la diaria o Brecha. “Lo que yo hago es coser un fragmento con otro”, me contó respecto al título que además homenajea a las costureras de su familia. Este formato recopilatorio le dio libertad, no tuvo “el estrés de la unidad de tono, de tema, de temática, de ritmo”.
La literatura de Fabián Severo retrata situaciones de miseria, desigualdad y pobreza pero también de ternura, resguardo y cercanía. Me explicó que “otros tipos tienen la capacidad de escribir sobre lo que no conocen. No es mi caso”. Esas son las historias que lo conmueven. Las que vivió en primera persona en su infancia y adolescencia. Las que escuchó contar a sus familiares.
El 18 de octubre presentará en la Sala Hugo Balzo el espectáculo “De Norte a Sur” junto al músico Diego Kuropatwa. Severo ha realizado numerosas presentaciones junto a distintos músicos en los que se intercalan canciones y la lectura de sus textos. “A mí me hubiera gustado ser improvisador, narrador oral”, confesó. Siente que es el lugar donde mejor se expresa su literatura: “La escritura me limita mucho”, sentenció.
La lengua materna
El escritor artiguense ya hace veinte años abandonó la frontera. Primero se fue a Montevideo y luego a Atlántida, a cincuenta kilómetros, donde reside actualmente. Siempre supo que la estadía en la capital era pasajera y que eventualmente se iría. Manejaba algunas opciones: volver a la frontera así fuera Rivera o Río Branco o vivir en algún pueblito de la costa. “Cuando vi Atlántida dije: este es el lugar. A una hora de Montevideo con la playa acá, re tranquilo, para andar en bici, para caminar, la puerta abierta. Vivo como en Artigas”.
No solo se fue a Atlántida a “vivir como en Artigas” sino que su propia literatura es un intento de retornar allí. “Yo llegué a Montevideo fascinado. Teatro, cine, cafés, facultad. Pero esa fascinación me duró seis meses, ahí empecé a extrañar. Entonces empecé a escribir y salió todo entreverado”. Con entreverado se refiere a que escribió sus textos en portuñol, dialecto utilizado por los habitantes de ciudades fronterizas como Artigas. Así escribió los poemas de su primer libro, Noites nu Norte, de un tirón, en una semana, tomado por la nostalgia.
Es que para el escritor artiguense escribir en portuñol es “escribir en su lengua materna”. Esos sonidos y silencios que escuchó en el vientre de su madre, en sus primeros años de vida, que le dieron la bienvenida al mundo. “Tu forma de pensar y de sentir, de ver el mundo, está armada, estructurada en base a la lengua materna. La lengua materna viene de la madre. De la figura materna. Eso te conforma”, explicó.
Un fin de semana a Artigas
Por primera vez en su obra, en Costuras hay textos escritos en español. Aseguró que la decisión de escribir en español no está ligada a una necesidad de desmarcarse de la etiqueta de ser “el escritor del portuñol” y que no le preocupa lo que la gente pueda pensar de su obra. “Es una cuestión de energía, si me das a elegir entre gastar el tiempo en analizar lo que escribo o escribir, prefiero escribir”.
Es que la recepción de sus libros en su ciudad natal no ha sido la mejor: “tengo para un libro de cosas que me pasaron en Artigas”. Resulta que hace unos años un grupo de profesores de secundaria estaba juntando firmas para declararlo persona no grata de la ciudad. Sin embargo, cuenta que recibe muchos mensajes muy lindos a través de las redes sociales de gente de Artigas. A pesar de esto comentó que es al lugar al que menos lo invitan e hizo alusión a mi labor de periodista: “para vos que vas a escribir historias no tenes que imaginarte nada, andá un fin de semana a Artigas”.
Frente a las críticas que se le ha realizado de que “así no se habla en esos lugares”, su respuesta fue que tienen razón porque “nadie habla como escribe”: “¿A quién se le ocurre creer que esto lo que intenta hacer es recrear? Es un artificio literario. Te gusta o no te gusta. Te conmueve o no te conmueve. ¿No te conmueve? Buenazo, lee otra cosa entonces”.
Sin embargo, lo que sí parece preocupar a Fabian Severo es “encontrar que esto -el texto- se parezca a lo que está sonando en mi cabeza”. Y contó su proceso creativo: “Yo vine acá, vos me contaste una historia. Yo me voy con esa historia. Hasta que no tenga una voz en la cabeza que me empiece a dictar la historia no la escribo. Aguanto. Ahí empieza una voz a contarla. ¿Me la cuenta en español? [La escribo] en español. ¿Me la cuenta en portugués? En portugués. ¿Me la cuenta en portuñol? En portuñol”. Lo que quiere es “sacarse la historia de la cabeza”.
Límites difusos
Entonces la conversación volvió a ese primer momento de abandono y descubrimiento de la frontera que coincide con el comienzo de su obra literaria. Severo dijo asumir la carga identitaria artiguense, tanto en su acento como en su literatura, pero “juega en todas las canchas” y reflexionó que tiene “cuidado con ese fanatismo o defensa apasionada de un lugar”. Haber nacido en Artigas le aportó una forma distinta de ver “la música, la cultura, la nación, la identidad” que lo distancia de la gente “que está todo el tiempo queriendo definirse y buscando definiciones”. En la frontera los límites son difusos y “las cosas son y no son” al mismo tiempo.
“Vos me vas a entender que sos de Artigas”, me dijo cuando expresó su queja ante ciertas preguntas: “Si vos me decís: ‘Fabián, ¿Qué es la frontera?’ Yo te digo: ‘¿Qué es lo que me imagino de la frontera? ¿O qué recuerdo de la frontera?’ Pero no sé qué es la frontera. ¿Cómo es mirar el mundo desde Artigas? Bueno, yo no sé. Tendrías que ir a Artigas y entrevistar a gente. Y no hacerle esa pregunta. Hacerle otro tipo de pregunta y sacar vos la conclusión de cómo es”.