La Facultad de Odontología de la Universidad de la República (Udelar) presentó un reciente estudio bajo el título “Caries dental en preescolares: estudio transversal de base poblacional en Montevideo, Uruguay”, centrado en la “prevalencia, extensión y severidad” de la caries en niños de cinco años que asisten tanto a escuelas públicas como privadas en la capital del país. Este informe destaca la necesidad de abordar un problema de salud bucal que existe en niños pequeños.
En diálogo con Sala de Redacción la doctora Graciela García, investigadora y responsable de la cátedra de odontopediatría, compartió la motivación detrás de este estudio transversal. García explicó que la razón principal de esta investigación radica en la “ausencia de información referente a la situación epidemiológica” relacionada con la salud bucal de los niños en Montevideo, específicamente en lo que respecta a “la prevalencia de caries y otras afecciones orales”. Hasta ahora, la información disponible era limitada y carecía de una muestra representativa que abarcase a la población de interés, afirmó García.
La investigadora enfatizó que si bien existían estudios aislados en poblaciones reducidas, ninguno de ellos se comparaba en alcance y rigor al estudio que llevaron a cabo en conjunto con Licet Álvarez, Inés Caviglia, Susana Lorenzo y Franklin Massa. Este se caracteriza por haber seleccionado una muestra representativa abarcando 38 escuelas de Montevideo, tanto públicas como privadas. Esta elección estratégica permite que los resultados obtenidos reflejen fielmente la situación de la población infantil de cinco años en Montevideo, “una población que adquiere especial relevancia debido a que la mitad de la población total de Uruguay se concentra en la capital”, sostuvo.
García subrayó la importancia fundamental de contar con datos nacionales representativos, ya que estos “no solo ayudarán a tomar decisiones informadas a nivel local, sino que también contribuirán a la formulación de políticas a nivel nacional”. Mencionó además que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido que la “edad de cinco años es clave” para evaluar la salud bucal, ya que coincide con la etapa de “dentición temporaria completa”, es decir, la “presencia de los dientes de leche”. Por lo tanto, se seleccionó esta edad como un momento significativo para llevar a cabo esta primera investigación.
Consultada acerca de las posibles acciones o estrategias para mejorar la salud bucal de estos niños, García enfatizó la importancia de “empezar mucho antes, incluso antes de que el niño nazca”. Señaló que los “cuidados y hábitos alimentarios, así como las prácticas de higiene, deben ser establecidos idealmente desde el período prenatal, es decir, durante el embarazo de la madre”. La investigadora sostuvo que estos factores son fundamentales para el bienestar del niño y no solo a nivel bucal.
Asimismo destacó que la carie dental es una “enfermedad crónica no transmisible” catalogada como tal por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que comparten factores de riesgo con otras afecciones “como la diabetes, las enfermedades cardíacas y la hipertensión”, en relación a estas enfermedades, se identifica el consumo excesivo de azúcar como un factor crítico. García sugirió que al igual que se realiza un seguimiento de la “salud del niño con un pediatra, este seguimiento debería incluir también al odontopediatra” para garantizar un enfoque integral en la salud de las infancias.
García expresó que el cuidado bucal en los bebés requiere un “enfoque interdisciplinario o multidisciplinario”. Señaló que cada vez se observa más “que los pediatras están mejor informados sobre estas prácticas y derivan a los bebés a controles odontológicos, y algunos ginecólogos también remiten a las madres para un seguimiento dental”, sin embargo, aclaró que “no todos los profesionales de la salud cuentan con la misma información ni tienen la misma disposición para llevar a cabo estas derivaciones”.
García expresó que las investigaciones son necesarias para la generación de conocimiento. Afirmó que desde la odontología se pueden “detectar las enfermedades bucales más comunes en nuestro país, lo que permite tomar medidas específicas”, y que a su vez sean un insumo para el Ministerio de Salud Pública (MSP) a la hora de “tomar acciones con datos específicos de nuestra población”.
La fluorosis dental en México y Uruguay
La problemática de la fluorosis dental ha propiciado una colaboración significativa entre dos destacadas instituciones académicas: la Facultad de Odontología de la Udelar y la Universidad Juárez del Estado de Durango en México, que trabajan en conjunto hace cuatro años. Este proyecto, respaldado por la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional y su homóloga mexicana, la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), tiene como propósito abordar un serio problema de salud bucal que afecta a escolares en ambos países.
Este proyecto es “el resultado de más de 12 años de colaboración con varias universidades mexicanas”, relató a Sala de Redacción Ronell Bologna, doctor en odontología. Bologna, quien es uruguayo pero con una rica experiencia en México, se unió a la Udelar a través del programa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y desde entonces ha trabajado en estrecha colaboración entre las instituciones.
El especialista explicó a Sala de Redacción que la fluorosis dental es una afección provocada por la ingestión excesiva de flúor, que afecta principalmente a los dientes pero que tiene consecuencias sistémicas en todo el organismo. Destacó que esta dolencia prevalece en varios departamentos de Uruguay incluyendo Salto, Colonia, Lavalleja, Cerro Largo, Soriano y Canelones y resaltó que la situación en México es aún más preocupante debido a la composición de sus suelos, que “contienen niveles significativamente altos de fluoruros”.
Gracias a investigaciones anteriores, sabemos que los niveles de flúor en Uruguay no son tan alarmantes como los que se encuentran en el Estado de Durango. Sin embargo, Bologna hizo hincapié en que el problema “existe” y enfatizó la importancia de conocer la concentración a la que está expuesta la población. Esto, a su vez, puede ser fundamental para desarrollar “políticas de salud pública” encaminadas a reducir las concentraciones de flúor en beneficio de la comunidad.
El investigador agregó que la contaminación sucede en el momento en que el agua penetra en los mantos acuíferos y el flúor se filtra a través de ellos. Como resultado, “el agua que proviene de los pozos y en ocasiones, la que se distribuye a la población, contiene niveles excesivos”, subrayó.
Según Bologna, el flúor no se limita únicamente a los suelos y al agua, sino que también se encuentra presente en varios alimentos cotidianos, como frutas, verduras, jugos y sales. Además está presente en las pastas dentales; el catedrático destacó que existe un riesgo adicional “cuando los niños se cepillan los dientes, ya que es probable que ingieran una cantidad de pasta dental que contiene flúor”. La combinación de todos estos factores puede dar lugar a una exposición excesiva, lo que se traduce en niveles por encima de los parámetros normales y podría tener “un impacto negativo en la formación de los dientes”. Cuando supera los valores de referencia normales, “que oscilan entre 0.5 y 1.5 partes por millón”, se produce una intoxicación.
Esta intoxicación “debilita y desmineraliza los dientes, manifestándose con manchas que varían de blanco a oscuro”. En eventualidades graves es posible que la fluorosis pueda tener repercusiones en órganos vitales como los riñones, el hígado, el páncreas y el sistema nervioso, y en casos graves puede dar lugar incluso a deformidades óseas en los huesos largos, sostuvo el experto.
Bologna mencionó que según sus cálculos, se estima que el proyecto concluirá entre junio y agosto del año 2024. Además de determinar los niveles de flúor será necesario divulgar esta información, “que es la parte más importante de la extensión universitaria: compartir estos datos con la población”, concluyó.
José Luis Aguiar y Mayra Silvera