El martes 23 de julio se presentó finalmente el libro que resume la obra de la poetisa uruguaya y añade detalles hasta ahora desconocidos. “María Eugenia Vaz Ferreira, entre filósofos y sabios” plantea una visión poco estudiada de poetas filósofas uruguayas, que conforman la otra cara de la literatura femenina nacional, a la que pertenecen también Delmira Agustini, Juana de Ibarbourou y Paulina Luisi.
El trabajo fue realizado con el archivo de manuscritos e impresos conservado por la Fundación Vaz Ferreira – Raimondi que fue cedido en préstamo a la Biblioteca Nacional para su digitalización, transcripción e investigación. Estuvo a cargo de la Dra. Elena Romiti, quien dirigió un grupo editorial multidisciplinario de doce profesionales uruguayos y del exterior.
El escritor e investigador Hugo Achugar explicó a Sala de Redacción que la contribución de nuevo conocimiento fue fundamental ya que es la primera vez que los herederos de la familia permiten acceder a toda la documentación original. “El material analizado daría para varias investigaciones, pero Romiti decidió enfocarse en presentar a María Eugenia como una poeta filósofa”, aseguró Achugar y añadió: “para ella la poesía era básicamente una idea platónica que luego evolucionó a una posición más existencialista sobre el final de su vida”.
Otro importante aporte que se realiza a partir de esta investigación es la confirmación de la producción de María Eugenia Vaz Ferreira como compositora musical y además como dramaturga. “Teníamos algunos indicios sobre su versatilidad, pero el análisis de los documentos nos permite cambiar la visión y poder afirmar que era una figura más trascendente de lo que conocíamos para la cultura uruguaya”, explicó Achugar.
En 1893, con tan sólo dieciocho años, María Eugenia hace su primera aparición pública como poeta en el Club Católico de Montevideo leyendo su sorprendente “Monólogo”, que en tono humorístico plantea una crítica ante las dificultades de ser poeta y mujer en el siglo XIX.
Más tarde, en 1905 el crítico literario Raúl Montero Bustamante la reconoce como “la primera poetisa de América y la más grande que ha tenido el país”, opinión que es compartida por Miguel de Unamuno desde España. Ese año y disfrutando del momento de mayor popularidad, ingresa como secretaria y asume luego como catedrática de Literatura en la Universidad de Mujeres. Años después, se desempeñó como profesora de educación secundaria, coincidiendo en el Instituto Normal de Señoritas con Paulina Luisi y Enriqueta Compte y Riqué.
Falleció en 1924, convertida en la primera mujer uruguaya que abrió camino en castellano a la poesía femenina. A través de gran parte de su obra, desafió la dominación masculina y rechazó las restricciones que se le imponían por su condición de mujer.