El vinilo colgado en la pared sin bandeja para escucharlo. Los CDs o discos compactos guardados como reliquia. Un indicio de una época que cada día se diluye como el agua. Es un hecho que el consumo físico de la industria musical decayó considerablemente y la razón principal es el cambio en los hábitos de consumo de los oyentes, en gran medida debido a la aparición de plataformas de streaming como la compañía sueca Spotify, una de las principales a nivel mundial.
Según datos de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica -publicados en marzo de este año y difundidos por el portal digital Statista-, en 2023 la venta física de música recaudó 5,1 millones de dólares, mientras que la venta a través de streaming recaudó 19,3 millones de dólares, cifra similar a la venta en formato físico a inicios de este siglo.
En ese sentido, Uruguay no es ajeno a esto. Spotify marca presencia en el mercado discográfico, por lo tanto es un trampolín para la visualización y el posicionamiento de artistas locales no solo a nivel nacional sino hacia todos los continentes.
En diciembre del año pasado el Poder Ejecutivo planteó una serie de modificaciones a partir de la ley de Rendición de Cuentas, con relación al pago de las regalías a los artistas en el uso de plataformas digitales. En su artículo 329, la norma planteaba que “el intérprete de una obra literaria o musical tiene el derecho de exigir una retribución por su interpretación difundida o retransmitida mediante la radiotelefonía, la televisión, internet o redes digitales de cualquier tipo”.
La legislación no tuvo el visto bueno de Spotify. En un comunicado difundido a la opinión pública, la empresa alegó que “Spotify ya paga cerca del 70% de cada dólar que genera de la música a las discográficas y editoras quienes representan y pagan a los artistas y compositores”. De esta forma, a raíz de los cambios con la nueva legislación, la compañía sueca se veía obligada a pagar “dos veces por las mismas canciones” y sostuvo que el gobierno uruguayo debía aclarar que “las discográficas y editoras deben asumir la responsabilidad de estos costos”, de lo contrario el negocio de “conectar artistas y fans será insostenible”.
Ante este escenario y con la posibilidad latente de que Spotify abandonara Uruguay, el gobierno publicó un decreto (404/23) que entró en vigencia el 1 de enero de este año, donde explicó que no habría un doble pago de las plataformas digitales a los artistas.
Autores y actores del debate
En diálogo con Sala de Redacción, el presidente de la Asociación General de Autores del Uruguay (AGADU), Alexis Buenseñor, sostuvo que desde la organización no tuvieron “nada que ver” en el debate sobre la salida de Spotify del país ya que correspondió a “los artistas y los productores”. “No estaba en juego el derecho de los autores, de allí que AGADU no participara. “Corresponde precisar que los legisladores buscaron fórmulas para laudar el tema entre artistas y productores dado que no llegaron a ningún acuerdo sobre la forma de contemplar la reivindicación de regalías en el ámbito digital”, aclaró.
Buenseñor destacó que desde AGADU discutieron la cuestión de Spotify con la Cámara Uruguaya del Disco (CUD) y la Sociedad Uruguaya de Artistas Intérpretes (SUDEI) (los tres conforman “una sociedad tripartita”), y en esa instancia SUDEI argumentó que no les competía involucrarse en el tema por cuestiones de rentabilidad económica.
Consultado acerca de la situación de la industria musical uruguaya respecto a las plataformas de streaming, Buenseñor destacó que “son negocios”: “las plataformas como Spotify son medios de comunicación muy importantes, por lo tanto los autores nacionales como los extranjeros y los usuarios en general encuentran beneficios en esta novedosa herramienta”. Además, reconoció el valor de que las obras de los autores “lleguen lícitamente al público”, con una compensación económica por la explotación de las mismas en los servicios de streaming.
Según explicó a Sala de Redacción la directora general de SUDEI, Gabriela Pintos, Uruguay tiene un sistema de “ventanilla única”, con un gestor de cobranza que es AGADU. “Para todos los usuarios del repertorio” AGADU retiene el 60% de los derechos de autor, también denominados “analógicos”, por la difusión de música en radio, televisión, boliches y fiestas privadas. El 40% restante se reparte en partes iguales entre la CUD y la propia SUDEI, que perciben cada una el 20% del cobro, en este caso, de los “derechos conexos” que se desprenden de los de autor.
Sin embargo, esto cambió con la aparición de las plataformas digitales como Spotify, Apple Music y YouTube Music, donde en algunos casos “los intérpretes no reciben dinero alguno por la reproducción de sus creaciones en internet”. Spotify percibe aproximadamente un 30% “por cada reproducción” y “los titulares de los derechos” que incluye a autores, sellos y distribuidores se quedan con un 70%. Por último, los artistas, reciben US$ 0,007 centavos por reproducción a nivel mundial, según consignó El Observador.
“Sin autor ni intérprete no hay obra”
Cabe destacar que SUDEI y la CUD mantuvieron reuniones con el gobierno y con Spotify, donde dialogaron sobre la posible pérdida de difusión de los artistas y la imposibilidad de escuchar por parte de la audiencia los distintos contenidos de la plataforma.
En ese sentido, Pintos dijo que la cuestión acerca del reclamo sobre los derechos de autor “no es un tema nuevo” y “viene de administraciones anteriores”. La directora consideró que desde SUDEI no conciben a esto último como “un tema político” sino que lo entienden “como un tema de justicia”.
“Sin autor no hay obra, pero sin intérprete tampoco hay obra. Y si no hay obra no hay reproducción, y si no hay reproducción tampoco se genera el derecho para los productores. Entonces es bastante sencillo de entender la justicia del reclamo”, sentenció la directora.
En ese marco, Pintos reconoció que las plataformas digitales aparecieron como “un nuevo integrante” en la industria y generaron un cambio de formato, pero eso no debe implicar pérdida de derechos para los artistas. Además, la presidenta de SUDEI recordó que al comienzo de la creación de las plataformas digitales, las mismas acordaron con los productores el cobro de los derechos pero posteriormente los autores “reclamaron” un porcentaje de la ganancia que les correspondía debido al derecho de reproducción, detalló Pintos.
La presidenta de SUDEI recalcó que están cansados de repetir que “esto no es en contra de las plataformas” y por ende “no es un pago doble”, sino que es un tema que corresponde a autores e intérpretes en el reparto, ya que “todos participan” y deben distribuir el cobro. En la industria musical “todas las partes son necesarias”, resumió.
La dirigente recordó además que se debe “diferenciar entre autor e intérprete”. A artistas como Rubén Rada, Jaime Roos o Hugo Fattoruso, que son autores e intérpretes a la misma vez, “le corresponden dos derechos diferentes y cobran en una sociedad y en la otra” (AGADU para los derechos de autor y SUDEI para los de intérprete).
Por su parte, los productores musicales “entienden que la reproducción por plataformas digitales se asemeja a la venta de un disco”, según Pintos. Pero desde SUDEI entienden lo contrario: “es un derecho de reproducción, por lo tanto para ellos es un tema comercial y para nosotros es un derecho”, aseguró.
Consultada sobre el comunicado de Artistas Uruguayos (organización que nuclea a artistas independientes de la industria local y que nació a raíz de este conflicto con Spotify), donde afirmaron de que no fueron “consultados o tenidos en cuenta al momento de avanzar con los artículos de la ley de Rendición de Cuentas”, Pintos estimó que tales declaraciones son “bastante equivocadas desde varios puntos de vista” y que “deberían hacerse cargo” de sus dichos. En ese marco, argumentó que SUDEI “es una sociedad que tiene las puertas abiertas” y que intentaron comunicarse con los redactores del comunicado pero no obtuvieron respuesta.
En ese momento Nicolás Fervenza, mánager de la banda No Te Va Gustar y vocero de la organización Artistas Uruguayos, agregó que “Sudei no es representativo y tiene como uno de sus grandes debes la transparencia”. Pintos explicó a Sala de Redacción que toda la información se encuentra disponible en la página web de la institución, incluyendo el sistema de reparto, los reglamentos, los balances y las normativas. “SUDEI no es de afiliación obligatoria, el que no se sienta representado no tiene por qué estar asociado”, sentenció.
“Hay que remar mucho”
Por otra parte, la cantante uruguaya Charlie dijo a Sala de Redacción que el episodio de Spotify “dejó en evidencia el sentimiento de dependencia” hacia esta plataforma. Destacó la “facilidad” de difusión que tienen este tipo de servicios digitales para los artistas: “la gente que no tiene un sello discográfico grande que lo apoye, que es más emergente, depende mucho de tener un lugar dónde sea fácil subir y difundir la música”. Igualmente “hay que remarla mucho”, advirtió.
Charlie mencionó que cuando Spotify se estaba por marchar de Uruguay “se puso muy nerviosa”, ya que estaba por lanzar su segundo disco a través de esa plataforma. A pesar de esto, la cantante contó que en caso que la salida se hubiera confirmado, los artistas hubieran encontrado una forma de salir adelante. Resaltó que deberíamos “encontrar una manera como país y comunidad para que no decaiga la música”, con la participación de la ciudadanía en toques en vivo y la difusión de la música en “otras plataformas” como “sentimiento de unidad y de fuerza en tiempos de crisis”.
Sobre el valor del formato físico en la industria musical, la cantante reflexionó que sobrevive y se “resignificó” por “amor al arte”. Pero de igual forma, evidenció que no todos los artistas pueden acceder a realizar sus discos en este formato debido a los altos costos, además de que ahora la mayoría de las computadoras no tienen entrada para CDs en su sistema. “Está quedando cada vez más obsoleto”, lamentó.
La artista se refirió a aspectos negativos de Spotify como la baja paga, que depende en gran medida de la cantidad de reproducciones que el artista logre conseguir en ese momento.
Sala de Redacción intentó comunicarse con el colectivo Artistas Uruguayos sobre su postura en relación a Spotify y demás plataformas digitales, pero no obtuvo respuesta.
En relación a los denominados derechos tradicionales de radiodifusión como “bailes, discotecas, recitales”, se gestiona en conjunto con AGADU, SUDEI y CUD “a efectos de percibir las regalías para los autores, artistas, intérpretes y productores fonográficos”.
Actualmente en América Latina es LATINAUTOR quien engloba a las sociedades de autores y compositores y tiene como objetivo el negocio de las tarifas con las plataformas, “para que luego las referidas sociedades de cada país licencien los derechos a dichas plataformas”, explicó Buenseñor.