Las obras teatrales clásicas no fueron escritas para la sociedad actual. Obras como La Trágica Historia del Doctor Fausto fueron creadas para escenarios particulares y para audiencias que no debían estar pendientes de sus celulares. Es, entonces, para los directores de teatro actual un gran reto y una muestra de sus habilidades, adaptar clásicos a la capacidad atencional del público de hoy.

En el estreno de la nueva temporada 2023 de Nuevos Clásicos, la Comedia Nacional, bajo la dirección del argentino Ruben Szuchmacher, encontró una oportunidad perfecta para desarrollar una de las obras dramáticas más aclamadas del siglo XVI. Estrenada el 6 de abril, la obra estuvo en la cartelera del Teatro Solís de Montevideo hasta el 14 del mismo mes, con salas llenas en diferentes funciones. El ciclo presentará seis obras más: Edipo Rey, La zapatera prodigiosa, La gallina degollada, Frankenstein, Macondo-100 momentos de soledad, y La ópera de los dos centavos.

Basada en la obra isabelina clásica del inglés Christopher Marlowe, escrita en 1604, y con guiños a la posterior creación literaria de Goethe publicada en 1808, la temática principal de Fausto en el simbolismo del costo del pecado, y cómo bajo los ojos del dios judeocristiano de la época, el precio siempre es mayor que sus posibles beneficios.

Leandro Ibero Núñez interpreta al rampante Doctor Fausto quien, insatisfecho con sus esfuerzos por acceder al conocimiento del universo, hace un trato con Mefistófeles —interpretado por Gabriel Hermano—, un cínico pero inteligente demonio al servicio de Lucifer. Es así que en esta trágica historia Fausto promete la eternidad de su alma a cambio de 24 años de servicios sobrenaturales ilimitados. Contextualizado en el Renacimiento y el deseo trascendental de los pensadores humanistas por estudiar los textos clásicos, así como de reimaginar el espíritu humano, Fausto es caracterizado como un doctor en teología cuyo deseo incontrolable de aprender lo conduce a su perdición: renunciar a dios.

Minimalismo estridente

El estrambótico escenario compuesto de una cortina de flecos rojos, típicamente asociada a un cabaret, y el piso en forma de damero, trabajan de manera excelente con la puesta en escena minimalista que resalta los monólogos y latinismos de la obra. La actuación también asiste a revivir una de las historias más relevantes de la narrativa clásica.

Gran parte de la puesta en escena es de una simplicidad estridente. Desde los trajes negros y simples portados por todos los personajes, hasta las alas de utilería, usadas por los ángeles del bien y el mal, trabajan para apoyar la actuación y resaltar la belleza de los diálogos clásicos.

El Fausto de Szuchmacher indudablemente lo logra. Con representaciones en escena que generan efectos visuales de simetría, así como en el ritmo de las salidas y entradas de escena abruptas, y lo rítmico de la entrega de los diálogos, los sentidos del espectador se encuentran permanentemente comprometidos. De esta manera, las connotaciones cómicas presentes en elementos como la elección de piezas musicales o la exhibición de los siete pecados capitales en forma de showroom, asisten a comprender la interpretación casi jocosa de varios de los elementos centrales de la obra.

Se debe reconocer que la subjetividad está siempre presente en la recepción del arte. Y aunque la gran parte de los elementos de la puesta en escena trabajan hacia el minimalismo, vale mencionar que la actuación, además de los diálogos, tendieron hacia el maximalismo.

Este es el caso de la representación de Fausto. El espectador presencia la caracterización de un genio atormentado de gran elocuencia, a pesar de ello, en esta interpretación de la obra, la representación de Fausto puede tender al entorpecimiento del diálogo. Al aparecer frente al espectador, la actuación se sobrepone sobre el diálogo y su significado.

Distinta fue la representación de Mefistófeles, la cual, en armonía con los diálogos poéticos y pícaros, asistía a la proyección de un personaje de infinita sabiduría. Casi con una camaradería mesurada, el actor Gabriel Hermano atiende a las temáticas de materialismo y nihilismo subyacentes. Logró de manera destacable acercar al público un personaje que por cuya contextualización debería parecer ajeno y terrible, pero que como pretendía Marlowe, parece irónicamente confiable.

Predestinación versus libre albedrío 

Aún en un entorno centrado en la divinidad antropocentrista y alejado de la representación tradicional del desconocimiento y la doctrina religiosa de la Edad Media, los mensajes de fe y salvación del alma, al igual que las temáticas de la predestinación, en oposición al libre albedrío, pueden ser advertidos de manera subyacente en la obra. Este enfrentamiento resulta de relevancia en la historia, tanto para la interpretación de Goethe, como para la interpretación de Marlowe. 

La obra teatral muestra en la escena decisiva de la renuncia del alma de Fausto, cómo el mismo Fausto, consciente y de manera voluntaria aunque atemorizado, renuncia a su salvación. En oposición, el Fausto de Goethe es representado como una víctima de las circunstancias, como la víctima del engaño de Mefistófeles. La rendición del Fausto de Szchumacher naturalmente, se ajustó a la conceptualización de Marlowe respecto al final de Fausto, no obstante, considerar ambas versiones permite entender la historia de mejor manera.

Es la incapacidad de Fausto de firmar el trato que cedía la posesión de su alma a Mefistófeles —como consecuencia del congelamiento de su sangre— uno de los simbolismos remarcados en relación a la oposición entre sus deseos más reprimidos y su necesidad de acoplarse a los ideales religiosos de la época. De manera similar, esta oposición constante entre lo divino y lo maldito aparece representada en el piso del escenario, que asemeja un gran tablero de ajedrez en el que batallan la salvación y el pecado. Incluso en la personalidad de Fausto, principalmente a través del empleo del soliloquio, vemos la dualidad de un héroe de gran elocuencia y objetividad pero ciego al momento de aceptar las verdaderas consecuencias que resultan de seguir sus pasiones más internas.

Un clásico para la actualidad

Estas temáticas que refieren a elementos esenciales de la existencia humana, como la predestinación de la vida, la importancia de las relaciones humanas y el peso de la familia y el entorno social y político, estarán presentes en las demás obras a ser presentadas en el ciclo de los Nuevos Clásicos interpretados por la Comedia Nacional.

El objetivo que persigue el director para con la representación es lograr una conexión entre el público y la obra mostrada: que la audiencia se apropie de ella. Lo exhibido en escena busca despertar en el público cierto reconocimiento respecto a sus experiencias de vida. En la historia de Fausto, la ambición e incapacidad de reconocer la limitación natural de las cualidades humanas concluyen en su condena. La narrativa sobre la naturaleza humana y la lucha constante entre lo que es correcto e incorrecto responde a todas las épocas de la historia y, consecuentemente, justifica la vigencia de esta historia a través de los años.

FacebookTwitter