Un eructo en la cara de la historia. El UKIP lidera las encuestas en el Reino Unido con un 31% de apoyo sobre laboristas, conservadores y liberales. Sus propuestas principales pasan por retirar al Reino Unido de la UE y frenar la inmigración, tanto la proveniente de países que están fuera como dentro del bloque.
En una entrevista reciente, Nigel Farage, el líder del UKIP, señaló que: “La UE es un intento de sumergir a los Estados nación en una marea de hiperregulación. En vano, porque la Unión es una especie de eructo en la cara de la historia, tratando de salir adelante mientras el número de Estados nación no deja de crecer en todo el mundo.”
La virulencia de su campaña le ha costado al UKIP acusaciones de xenofobia y racismo por parte de sus adversarios. Uno de los carteles del partido para estas elecciones advierte: “En Europa hay 26 millones de personas buscando trabajo. ¿Detrás del trabajo de quién están?”, mientras un gran dedo inquisidor apunta al lector.
Otro aspecto polémico fueron las declaraciones de uno de sus miembros, que recomendó a Lenny Henry, actor británico que manifestó su descontento con la poca representación que tenían las minorías, emigrar a un “país de negros”.
Farage se excusa explicando que han ingresado cuatro millones de personas al Reino Unido desde su inclusión en la UE. Por eso manifestó querer “llegar a un número que podamos absorber, para que puedan contribuir a nuestra sociedad. No tiene nada que ver con la raza”. Afirmó que es necesario un sistema que permita poder elegir el número y el tipo de personas que llegan a trabajar al Reino Unido, y que esto no será posible mientras sea miembro de la UE.
Por su parte, el Frente Nacional, liderado por Marine Le Pen, también se muestra como favorito en su país para los comicios del 25 de mayo. Las encuestas indican que superaría al partido conservador de Nicolas Sarkozy y al gobernante Partido Socialista. Obtendría un 24 % de los votos.
En un acto con motivo del primero de mayo, Le Pen manifestó su intención de evitar la libre circulación de inmigrantes en territorio galo, afirmando que “Ya nada distingue a un francés de un rumano. Nuestro país necesita volver a ser el dueño de su casa. Francia sufre oleadas masivas de inmigrantes cuyas costumbres son incompatibles con nuestra sociedad”.
Aprovechó, además, para criticar las políticas monetarias de la UE, con acusaciones a los grandes bancos de jugar “con los ahorros del pueblo francés. La UE ha convertido a los franceses en esclavos y conduce a nuestro país al subdesarrollo”.
Frente a sondeos que indican una abstención del 65% de los franceses, Le Pen enfantizó en que la gente acuda a las urnas y afirmó que la única solución es el voto al Frente Nacional, ya que abstenerse significa “dar la espalda a nuestra nación y permitir que la UE continúe su obra funesta”.
No sé de qué me hablás. En estas elecciones los ciudadanos de cada país votarán candidatos de los partidos nacionales para el Parlamento Europeo, que a su vez propondrá el candidato a presidente de la Comisión Europea, cargo ejecutivo del bloque. Los diputados de la eurocámara no se agrupan por nacionalidades, sino en alianzas por afinidades políticas en grupos parlamentarios. Es necesario reunir al menos 25 diputados para poder inscribir un grupo.
Las alianzas de la ultraderecha para esta oportunidad aún no están claras. Marine Le Pen y su Frente Nacional integran actualmente la Alianza Europea por la Libertad, tras negociaciones con el holandés Partido por la Libertad, encabezado por el islamófobo Geert Wilders y con el Partido de la Libertad de Austria. De acuerdo a las últimas encuestas, en estos comicios ambos partidos podrían alcanzar el segundo puesto, sino el primero, en sus respectivos países.
Sin embargo, estos apoyos no le bastan a Le Pen para registrar su grupo, por lo que desde el año pasado apuesta a una alianza con el poderoso UKIP. Los conducidos por Farage integran desde 2009 el grupo europeo Europa de la Libertad y la Democracia, donde también están la Liga Norte italiana y Plataforma per Catalunya, entre otros partidos nacionalistas de extrema derecha. Le Pen señaló hace poco que si bien con el UKIP “no tenemos las mismas políticas económicas, ellos comparten nuestra visión sobre la UE y la inmigración”.
Para sorpresa de los franceses, Farage no sólo rechazó los ofrecimientos sino que, consultado por la prensa sobre una posible alianza, tomó distancia del Frente Nacional tras catalogarlo como “antisemita y lleno de prejuicios”. Al mismo tiempo, el líder del UKIP manifestó que el suyo “no es un partido de ultraderecha sino una fuerza multipartidista integrada por gente de distinta procedencia, unida por el desencanto actual de la política”.
Por su parte, Le Pen respondió a las acusaciones en una entrevista al Sunday Times, donde declaró que lo dichos de Farage son “calumniosos y difamatorios” y que responden a cálculos electorales.
Las palabras de Farage recuerdan a las de la propia líder del Frente Nacional, que el año pasado, ante la pregunta que le formuló un periodista acerca de si se consideraba de extrema derecha, rechazó esa clasificación señalando que “la dicotomía entre izquierda y derecha está caduca. La verdadera diferencia es entre los partidos que siguen creyendo en la idea de nación y aquellos que apuestan por una entidad supranacional”.
En aquella oportunidad, la francesa declaró que su partido no estaba de acuerdo en nada ni tenía los mismos valores que las formaciones neofascistas Amanecer Dorado de Grecia o el movimiento Jobbik de Hungría. El Frente Nacional compartió alianza con algunos de esos grupos hasta 2011, año en que Marine Le Pen, hija del antisemita y ultranacionalista fundador del partido Jean Marie Le Pen, pasó a presidirlo y lo embarcó en una campaña de “desdemonización” (dédiabolisation) frente al electorado.
Francisco Claramunt / Agustín Pietro / Sebastián Bustamante