El atraso cambiario en Uruguay ha sido un tema recurrente en la economía del país en los últimos años. Este fenómeno se refiere a que la moneda local -el peso uruguayo- se devalúa más lentamente que otras monedas extranjeras, especialmente el dólar estadounidense.
En el último día y cierre de la Expo Prado 2023, el ex presidente Julio María Sanguinetti afirmó en rueda de prensa que la administración actual “es consciente” de las consecuencias que acarrea el tener un dólar “barato”, y admitió que el gobierno tuvo como prioridad este año combatir la inflación por encima de corregir este atraso cambiario. “En la economía hay que buscar variables y coordinar. La economía es una sola y este año la gran apuesta ha sido la inflación”, enfatizó el ex mandatario.
Dentro del acto de cierre se encontraba también la vicepresidenta Beatriz Argimón, varios ministros del gabinete presidencial, productores rurales, diplomáticos y público en general. Patricio Cortabarría, presidente de la Asociación Rural de Uruguay, centró su discurso en la caída de la producción agropecuaria frente a la sequía y advirtió sobre inquietudes económicas dentro del sector privado.
Cortabarría enfatizó en la “relajación de la política fiscal”, agregó que se sigue “gastando más de lo que se recauda” y que “la razón del atraso cambiario ayer y hoy sigue siendo el déficit fiscal”. “Tenemos el tipo de cambio más bajo en 40 años, coincidimos en la baja de la inflación”, lo que afecta la competitividad de las exportaciones y puede conducir a desequilibrios comerciales.
En diálogo con Sala de Redacción, el economista y político Javier de Haedo afirmó: “cuando hablamos de atraso cambiario, asumimos que hay razones que llevan a esa situación” pero que “no toda baja del tipo de cambio necesariamente significa atraso cambiario”. Esto quiere decir que “puede haber una baja” que sea “genuina” por razones en las que fundamentos económicos acompañen de algún modo: por ejemplo, si un país se vuelve más próspero o si aumenta su productividad relativa al resto del mundo, es razonable que su moneda se vuelva más fuerte.
De Haedo señaló la necesidad de una revisión urgente de la política monetaria del país. Afirmó que “deberían bajar la tasa de interés del Banco Central mucho más rápido de lo que lo han hecho”. Según el docente, la velocidad del proceso actual no es suficiente para estimular el crecimiento económico necesario. También recordó que hace un año Uruguay adoptó una política fiscal expansiva que resultó en un aumento significativo del déficit fiscal, y advirtió sobre la importancia de contener este déficit y adoptar una política más rigurosa para garantizar la estabilidad económica a largo plazo.
De Haedo subrayó el impacto negativo del atraso cambiario en la economía uruguaya, e hizo referencia a “indicadores que de algún modo son consistentes en su comportamiento respecto a este fenómeno”. Mencionó el desplome de las exportaciones, y un balance turístico comprometido que está por debajo de los estándares normales si se compara con la situación en Argentina.
El economista expresó su preocupación por la falta de acciones gubernamentales para abordar estos problemas económicos y argumentó que el gobierno debería tomar medidas inmediatas para “aflojar la política monetaria y endurecer la política fiscal”. Esto incluiría una reducción más rápida de la tasa de interés para impulsar el valor del dólar y aumentar la inflación, de modo que esté más alineada con las metas gubernamentales, que pretenden una tasa del interés del 6% (actualmente se encuentra en el 4% y disminuyendo). También instó a contener el déficit fiscal, que se ha salido de control durante el último año.
No es fácil
Por otra parte, Sala de Redacción conversó con María Laura Rodríguez, responsable de asesoría económica, comunicación y medio ambiente de la Unión de Exportadores del Uruguay. Para la economista, son varios los factores que influyen en el atraso cambiario: “la tasa de interés, el mayor ingreso de dólares, el aumento de exportación y el turismo receptivo”. Rodríguez explicó que desde el año pasado el Banco Central ha aumentado las tasas de interés para combatir la inflación. Este aumento en las tasas hace que los títulos en pesos sean más atractivos, y por tanto incentiva a agentes del mercado a vender sus dólares y adquirir pesos. Esto contribuye a la disminución de dólares y a la falta de su compra. Otra causa de la baja del dólar es el déficit fiscal, el que requiere de endeudamientos. “Cuando se colocan títulos en el exterior entran dólares y eso también hace que el dólar baje”, señaló Rodríguez.
Para la economista, las políticas fiscales y monetarias son determinantes para entender lo que está pasando. Por un lado está la política monetaria, que es el aumento de la tasa de interés que lleva adelante el Banco Central, y por otro lado está la política fiscal en la que “tenemos un resultado fiscal deficitario y eso nos hace buscar financiamiento”, expuso. Sobre este aspecto, hizo hincapié en que cuando los dólares ingresan para financiar el déficit del país, el valor del dólar tiende a disminuir. “Entonces, si se implementa una política fiscal que elimine el déficit, habría una reducción en el ingreso de dólares por medio del endeudamiento”, agregó Rodríguez.
Las medidas que el gobierno debería adoptar para mejorar esta situación, según la economista, serían reducir el déficit fiscal -“no es nada fácil pero es un tema que hay que ir trabajando”- y bajar las tasas de interés porque “ya quedaron altas en comparación con los resultados que tenemos de la inflación”.
“Uruguay es un país caro”, concluyó la consultada, por lo que es necesario examinar la presencia de oligopolios y monopolios en diversos sectores del mercado, donde la fijación de precios tiende a ser “más alta” en contraste con un mercado en competencia y la desindexación de la economía, es decir, dejar de utilizar índices generales entre la relación de precios, debido a que constantemente se ajustan a causa de la inflación y la misma tiende a bajar. Lo ideal sería “empezar a cortar con ese circuito para que no se retroalimente”, finalizó Rodríguez.
Lucía Arregui y Angy Pereira