El calentamiento global es un tema que ha ganado mucha relevancia en los últimos tiempos. Cada vez son más notorios los impactos que tienen en nuestro planeta los cambios de temperatura, que afectan y perjudican los ecosistemas y la vida en ellos. Esto no solo se limita a lo terrestre, la vida debajo del agua también sufre estas consecuencias.
Dentro de la vida submarina, existen unos organismos vitales para el funcionamiento de algunos ecosistemas y que hoy están bajo amenaza: los corales. Ernesto Brugnoli, docente de grado tres de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, explicó a Sala de Redacción que los arrecifes de coral son estructuras tridimensionales construidas por seres vivos denominados Cnidaria (corales, medusas, entre otros). Dentro de los arrecifes se encuentran diversos tipos de algas, esponjas, moluscos y aproximadamente unas 400 especies de peces, invertebrados, esponjas y macroalgas, que habitan asociados o en cercanía de los llamados pólipos (pequeños organismos emparentados con medusas y anémonas), que conforman uno de los ecosistemas más diversos en los ambientes costeros y oceánicos.
Los cayos de Florida en Estados Unidos son conocidos por albergar una gran variedad de especies de corales, los que representan la tercera barrera de ecosistemas de arrecifes de coral más grandes del mundo. En julio, expertos del Instituto de Investigación de Pesca y Vida Silvestre de Florida entraron en alerta al notar que los corales de esta zona perdían el color y se desintegraban al mínimo contacto. Esto se originó debido al aumento de temperatura en el agua de esa zona, donde fueron registrados 34°C, cerca de tres grados por encima del promedio que se registró en el año 2022.
Pero ¿cuál es la relevancia de estos arrecifes de coral? Brugnoli argumentó que son de vital importancia ya que son un centro de biodiversidad, además son el hábitat para diversas especies de invertebrados y peces que tienen un interés comercial, es decir, que proveen ingresos y alimentos a las comunidades costeras. Los arrecifes de corales a su vez funcionan como un modo de protección de las costas frente a eventos climáticos extremos como huracanes y tormentas. Forman parte de otras actividades económicas como el turismo y el buceo, brindando un disfrute estético a la hora de contemplar la naturaleza. Finalmente Brugnoli añadió que los corales “son foco de investigaciones desde las ciencias naturales y de la tierra, así como de interés para la educación ambiental y otras disciplinas que promueven su cuidado, valorización y usos sustentables.”
Una iniciativa
La reacción de las autoridades en Florida fue inmediata. El Servicio Nacional de Pesquerías Marinas de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) llevó a cabo un proyecto de recuperación de las especies de coral que se encuentran en la zona afectada. El procedimiento consiste en recolectar fragmentos genéticos de cada espécimen para posteriormente colocarlos en tanques de almacenamiento dentro de sus instalaciones. De esta forma se logra “salvar” a estas especies en caso de que su vida en el océano ya no sea viable.
Con respecto a esto, Brugnoli comentó que acciones similares se llevaron a cabo para la restauración de ecosistemas terrestres o marinos costeros degradados por “acciones antrópicas” (intervenciones del ser humano que provocan modificaciones en la naturaleza) en otros lugares del mundo. Pero advirtió que “para asegurar el éxito de la rehabilitación del ecosistema, estas medidas deben ser realizadas bajo condiciones de manejo específicas, bajo un protocolo determinado y en ciertas áreas”.
Son muchas las condiciones que pueden afectar a los corales en el mar, por lo que llevar a cabo su control y preservación no es una tarea fácil. De hecho, la labor de esta organización no se limita simplemente a esto; recientemente la NOAA junto a la Universidad de Miami (UM) ejecutaron otro proyecto de recuperación debido a un derrumbe de un muro marino en Star Island, donde 43 colonias de coral lograron ser extraídas.
Los corales son muy delicados y necesitan de condiciones muy específicas para su desarrollo. Brugnoli explicó que los arrecifes de coral están distribuidos en zonas de baja profundidad e intertropicales, es decir, zonas en donde la temperatura del agua oscila entre los 18 y 28°C. Además de las temperaturas y la disponibilidad de luz, el investigador agrega que “estos organismos no toleran la baja salinidad, por lo cual no se encuentran cerca de desembocaduras de ríos y crecen en zonas con baja carga de sedimentos en agua”.
Todas estas condiciones sumadas al cambio climático en el planeta hace que la vida para estos organismos sea cada vez más difícil. Bailey Thomasson, integrante y trabajadora de la Fundación para la Restauración del Coral, relató al New York Times que luego de visualizar el panorama en una inmersión su impresión fue la de un apocalipsis: “todos deben exigir medidas para mejorar las condiciones climáticas ahora. No en un año ni mañana, sino justo ahora. De hecho, para ayer.”