Durante la marcha por el NO a la baja. Foto: Colectivo Rebelarte. Licencia: Creative Commons Atribución - NoComercial 2.5

El sol estaba a punto de ponerse frente al IAVA y los tonos fríos, azules, violetas y morados, se reflejaban en los rostros de las personas, en abrumadora mayoría jóvenes salvo por un hombre de unos 70 años que llamaba la atención justamente por eso. Algunos, sentados al cordón de la vereda, seguían agobiados por el calor de la jornada y la incertidumbre. Otros, con banderas y cerveza en mano, intercambiaban chistes y comentarios, tratando de escaparle a la misma incertidumbre de los otros. Había una tranquilidad y silencio extraños.
Adentro, el blanco de las paredes encandilaba. La luz artificial dotaba al ambiente de un tinte más cálido que el de afuera, pero adentro la gente estaba aún más inquieta y el calor aplastaba. Al entrar, lo primero que llamaba la atención era una pared decorada con los colibríes multicolores que fueron la insignia de la campaña. Más tarde ese sería el fondo de la conferencia de prensa. Mientras, colibríes desperdigados por el piso captaban la atención de una niña de seis años, ojos abiertos como platos, que le preguntaba a su madre si podía agarrar uno. “Claro que sí”, recibía como respuesta, y se llevaba un par, mientras los sostenía con mirada triunfante y se los mostraba a otra niña, un poco más chica.
Una tevé de tubo de unas 14 pulgadas y con mala señal sintonizaba el Canal 12. La pantalla, partida en cuatro, continuaba mostrando sobres y listas. La situación no era alentadora. Algunas listas de sectores que no apoyaban la baja, como la 2014 de Alianza Nacional, pero también del Frente Amplio o el Partido Independiente, venían acompañadas con papeletas del Sí.
La gente, algunos sentados, otros parados, se comenzaba a agolpar alrededor de la tele. Los minutos pasaban. La coordinadora de la Comisión, Fabiana Goyeneche, afuera, chequeaba compulsivamente información en su celular . “Dicen que parece que sale, pero esa información la publica el Partido Colorado, no podemos confiar tanto”, reía nerviosamente. El Portal “180 publicó que sale”, comentaba otro grupo, con un tono más sombrío.
El cambio en el rictus del público se iba propagando. Afuera, un proyector y el edificio de enfrente servían de pantalla casera para mostrar videos de la campaña y paliar la espera.
“¡Dicen que no sale!”, exclamaban algunos mientras les llegaban mensajes de texto o escuchaban la radio. “Están diciendo que parece que sale”, decían otros tantos. La información cruzada abundaba, pero en general había mucha prudencia. A las caras del público reunido en la esquina de Rodó y Eduardo Acevedo las atravesaba el mismo gesto adusto, algunos mordiéndose el labio, otros resoplando. El aire se podía cortar con una galletita.
Un aplauso y vitoreo contenido se dio por el espacio de dos segundos, cuando corrió el rumor de una comunicación con Oscar Botinelli, afirmando que la baja no salía. Al mismo tiempo, Luis Eduardo González aparecía en cámara diciendo que no estaba en condiciones de dar resultados por el momento. Todavía resonaba el eco de sus palabras momentos antes: al abrir las urnas se podrían encontrar con “una sorpresita”. También se recordaba lo ocurrido hace cinco años, cuando el “Sordo” dio el resultado de otro plebiscito, y dolió.
Comenzaba entonces un zapping frenético por los cuatro canales de aire. Ignacio Zuasnabar, en el Canal 10, vaticinaba que era muy posible que la baja se aprobara, proyectando un 50,1%. El volumen, al máximo. Pero en segunda fila ya no se escuchaba nada. La gente se apiñaba aún más y el olor a calor humano incrementaba. Expresiones como “¿qué pasa?”, “¿qué dijo?”, “no escucho nada”, “no entiendo, ¿qué dijeron?”, se multiplicaban rápidamente entre los presentes como la peste bubónica.
La prensa quería la palabra de los coordinadores Federico Barreto y Goyeneche, pero estaban siendo muy cuidadosos, no hablarían hasta las 21:30. Cautela, en el ambiente circundaba la cautela.
La presión era tal, que Goyeneche finalmente tuvo que salir a dar unas palabras. Cuando todos los periodistas se habían retirado y solo quedaban un par -El Espectador y SdR– se escuchó desde adentro un estallido catártico de algarabía. Goyeneche corrió hacia adentro y los ojos le brillaban. Los característicos lentes y el pelo se le desacomodaron de tanto agradecimiento transformado en abrazo. No importaba, ya no importaba nada. Había mucho alivio. El llanto de alegría se manifestaba en las caras de los presentes, pero sobre todo en la suya y la de Barreto, que sonreía.
El torbellino de medios volvió a aparecer, haciéndole a Goyeneche una y otra vez las mismas preguntas, a las que ella respondía una y otra vez con paciencia y sin perder un ápice de buen humor. Andrea Vila, de Canal 12, se la llevó del brazo arrancándola de un grupo de gente que la abrazaba. Al finalizar el móvil, le sonrió y levantó el pulgar.
“Dale una oportunidad y verás, que es de otra manera, si es otra la escuela, son otras las secuelas. Dale una oportunidad real, porque las horas pasan. Pensá haciendo una pausa, decile no a la baja”. La calle era una fiesta. Con los parlantes afuera, sonaba una y otra vez la canción de la campaña, Nada crece bajo la sombra, intercalada con canciones de Lucas Sugo y el Gucci, entre otros. Los cantos dedicados a Pedro Bordaberry no tardaron en aparecer. Al centenar de jóvenes que ya había, se le sumaron muchos más. Los abrazos entre todos no acababan más, aún pasada la hora de la confirmación.
Para Goyeneche era “la culminación de un proceso muy largo, de mucho esfuerzo y mucho trabajo”, donde ganó la información. Entre lágrimas, la batalla librada por este grupo de jóvenes llegaba a su fin.
Afuera la fiesta seguía. Uruguay, finalmente, no bajó. “Hoy sumamos una nueva página dorada a la historia de nuestra democracia”, expresó Barreto en la conferencia. “El camino fue nuestra mayor recompensa”. Pero el camino no termina con la no aprobación a la baja. Porque nada crece bajo la sombra.
Rocío Castillo

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