“Si sobre mí recayera, no hubiese comenzado ahora la Bundesliga, y más tomando en cuenta la situación epidemiológica en la que están”, dijo a Sala de Redacción el deportólogo Gladimir Melo, quien forma parte del equipo médico que elaboró el protocolo sanitario para la vuelta del fútbol uruguayo.

Aún así, el campeonato alemán retornó el 16 de mayo y tiene a los ojos del mundo futbolero. La Bundesliga había sido suspendida el 13 de marzo tras la pandemia por coronavirus, pero se transformó en la primera competencia importante de Europa en regresar a la actividad. La Federación Alemana de Fútbol (DFL) estipula su finalización para el 27 de junio.

El regreso se desempeña bajo estrictas medidas sanitarias, entre las que se destacan: partidos a puerta cerrada con acceso únicamente a 300 personas entre jugadores, cuerpos técnicos y personal de los clubes; conferencias de prensa de forma virtual; distancia de metro y medio en vestuarios; prohibido el saludo entre futbolistas antes de iniciar el partido y test de coronavirus obligatorios semanalmente. Ante un caso positivo, los clubes no están obligados a notificarlo ante la prensa y el resto del plantel no será forzado a estar en cuarentena.

“Evidentemente tienen contratos millonarios que cumplir. Creo que eso los ha motivado a reinstalar rápidamente la actividad. Además, el hecho de que comience el fútbol permite que la gente pueda quedarse en sus domicilios”, señaló Melo. Este último aspecto queda demostrado tras haberse completado la jornada 26, en la que se registraron niveles de audiencia récord. Sólo en Alemania, 6 millones de personas aproximadamente acompañaron la vuelta del fútbol.

El regreso de la actividad permite comercializar el torneo, reactivar los ingresos televisivos y darle mayor visibilidad de la que ya tenía, si se tiene en cuenta que hasta el momento ha sido la única competición de importancia en reanudarse.

Entre gradas vacías y festejos de gol

La Bundesliga reinició con un histórico derbi del Ruhr entre Borussia Dortmund y Schalke 04. En esta oportunidad, no sólo fue histórica por la rivalidad entre ambos, sino por el contexto único en el que se disputó: significó el primer partido sin público en la historia del derbi. El Signal Iduna Park, escenario del Dortmund, es el estadio con mayor promedio de público por partido en el fútbol mundial. Las medidas sanitarias lo transformaron en un escenario vacío, sin la vibra que lo caracteriza. 

Tras cada victoria local, los jugadores celebran el triunfo frente al ‘Muro Amarillo’. Así se denomina la tribuna sur del estadio, donde 25 mil almas suelen acompañar al equipo de Dortmund. El pasado derbi del Ruhr, no fue la excepción. Los futbolistas se dirigieron a la zona sur y festejaron de cara a la tribuna. Sin embargo, un silencio absoluto reinaba en las gradas. Las innumerables banderas que normalmente flamean al ritmo de los cánticos al unísono, estuvieron ausentes.

Diferente situación vivió el Borussia Monchengladbach, cuando por medio de una innovadora propuesta, sus hinchas se hicieron presentes en el estadio. Las tribunas fueron decoradas con imágenes reales de los aficionados, que a cambio de 19 euros tuvieron la oportunidad de seguir acompañando a su equipo de forma simbólica.

Las gradas en silencio ofrecen una acústica de partido muy similar a lo que es un entrenamiento. Desde instrucciones de los técnicos, hasta el golpeo del balón. Sonidos que quedaban ocultos por la efervescencia de las tribunas, se hacen perceptibles. Un ambiente que rompe con las tradicionalidad del fútbol alemán. 

Sumado a la falta de color en las tribunas, las frías celebraciones de gol son otro aspecto que desdibujan la esencia del fútbol como espectáculo. Autoridades de la Bundesliga aconsejan evitar los festejos grupales, sin embargo no fue una medida abordada en el protocolo de seguridad. Los futbolistas ponen a prueba su ingenio para celebrar los goles de forma creativa, de manera que se mantenga la distancia física. No obstante, la sugerencia no fue adoptada por todos los deportistas. Fue el caso de Dedryck Boyata, defensor del Hertha Berlín, que tras una celebración de un gol besó a un compañero. “Las celebraciones de los goles son parte del fútbol. Nos hemos hecho tantos test que creo que se deberían permitir”, sostuvo su entrenador Bruno Labbadia, según recogió Mundo Deportivo.

Fuera de forma

Durante la primera semana en la que el fútbol alemán regresó, se registraron catorce lesiones entre primera y segunda división. La inactividad le está pasando factura al físico de los futbolistas. Durante el parate, se atendió a las limitaciones especiales de cada caso: los cuerpos técnicos implementaron ejercicios que permitieran mantener la fuerza, el tono muscular y la estabilidad de los deportistas. Pero competiciones de alto rendimiento como el fútbol exigen de otras capacidades fundamentales, como la velocidad o la reacción, que son difícil de trabajar en espacios reducidos. Además de esto, se agrega el apretado calendario que planificó la Bundesliga para finalizar el campeonato, con un tiempo corto de descanso entre partido y partido.

Con respecto a las lesiones en Alemania, el médico deportólogo Augusto Arias declaró a Futbolred que la situación “era completamente previsible, la inactividad, por más que se hayan realizado prácticas simuladas a través de Internet, lleva a una pérdida en la fortaleza en la masa muscular, a disminución en la coordinación, en los reflejos y por supuesto en el aspecto aeróbico”.

A principios de mayo, varios campeonatos manejaron fechas tentativas de regreso y tuvieron en cuenta el riesgo físico que corrían los futbolistas tras la inactividad. Por esa razón, la FIFA cambió la normativa relacionada a las sustituciones por partido: se autorizó a que se realicen cinco cambios en vez de tres para que se reduzca la exigencia física de los equipos durante los 90 minutos.

A partir del protocolo planteado para la vuelta del fútbol uruguayo, Melo explicó cómo prevenir el impacto de lesiones: “Planificamos cinco fases. Actualmente estamos en la fase cero, previa a los entrenamientos en las instituciones. Después, apoyados en las indicaciones del cuerpo técnico y los preparadores físicos, nos planteamos dos semanas por fase, de la fase uno a la fase tres”.

Esta organización permitiría un reacondicionamiento físico de seis semanas antes de reanudar el campeonato. “Pensamos que es un tiempo más que suficiente para la puesta a punto, llevar adelante una muy buena pretemporada y evitar la incidencia lesional que tuvo Alemania por este mismo asunto”, concluyó Melo.

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