Festejo uruguayo tras derrotar a México / Foto: Facundo Verdún, SdR

La final del grupo América II de la Copa Davis entre Uruguay y México comenzó el sábado. Un día en el que la incertidumbre por el estado del tiempo se esfumó al constatar la presencia del sol, que acompañó a lo largo de la corta jornada. En las tribunas del Carrasco Lown Tennis había un buen marco de público, que con su aliento jugó un rol importante para obtener los dos puntos en disputa ese día.
En la tribuna se jugó un partido aparte. Una pequeña vestida con la camiseta mexicana defendió todo el partido a su equipo, respondiendo a cada aliento de los locales con un “¡viva México!”. Con la moral bien alta, los clásicos cantos de ¡U-ru-guay, U-ru-guay! y Soy celeste marcaron una tarde en la que se disfrutó de un buen nivel de tenis: los celestes dominaron y los aztecas dejaron todo en la cancha pero no tuvieron recompensa.
Pablo Cuevas venció por 7-5 y 6-2 al mexicano Luis Patiño en una hora y cuarenta minutos de juego. El salteño no quiso arriesgar en el primer set debido a la lesión de la que se venía recuperando, pero en el segundo se afianzó y consolidó la victoria.
Luego fue el turno de su hermano, Martín Cuevas, quien doblegó a Lucas Gómez por 6-4 y 6-3 en menos de una hora y media de juego. El resultado no demuestra lo que fue el partido, ya que en la cancha fue muy parejo, con puntos largos y de gran desgaste para ambos tenistas. La diferencia estuvo en el sólido saque de Cuevas y en algunos errores claves de Gómez, que fueron aprovechados por el uruguayo.
La extensa jornada del domingo contó con la presencia de la pronosticada lluvia, aunque suave, por lo que molestó poco y dejó jugar el primer partido. No obstante, luego se convirtió en un problema.
Enrique Pérez, capitán de Uruguay, decidió dar descanso a los hermanos Cuevas para el partido de dobles y mandar a los jóvenes Nicolás Xiviller y Rodrigo Arús a pelear por el tercer punto, que podía cerrar la serie a favor del equipo celeste. Sin embargo, el juego fue dominado por la experiente pareja mexicana, que en 20 minutos liquidaron el primer set por 6-1. La lluvia se hizo más fuerte cuando se jugaba el segundo set, que se desarrolló de igual forma del primero, y en ese momento se decretó el final del partido, por lo que la serie quedó 2 a 1.
El agua comenzó a influir en el terreno de juego y los encuentros de singles tuvieron que postergarse. El cuarto punto de la serie volvió a tener Pablo Cuevas como protagonista, quien enfrentó al mexicano Gerardo López. Muy molesto por su lesión y por un par de puntos polémicos, Cuevas perdió el primer set 6-1. En el segundo, empezó fuerte 4-0 arriba, pero se emparejó, y lo ganó 7 a 6 (5) en tie break. El set fue de mucho desgaste y duró cerca de una hora y media; mientras tanto, las nubes, la lluvia y el sol se turnaban para acompañar el juego.
El tercer set se tornó intenso. Estaba todo en juego para los mexicanos, que no pararon de alentar a López, quien demostró un gran nivel, a pesar de cometer algunas doble faltas en momentos clave. De un 0-3 en contra, el uruguayo dió vuelta el juego para ganar 6 a 3 y el público estalló en aplausos. El equipo saltó del banco para festejar la victoria, de la misma forma en que un plantel de fútbol lo hace cuando el último penal pega en el palo y entra. Con el corazón en la boca y al grito de “Uruguay nomá” se fundieron en un abrazo.
El quinto partido no se jugó y los mexicanos abandonaron el Carrasco Lawn Tennis apenas finalizó el encuentro previo. Liquidada la serie 3-1, los celestes se juntaron a festejar, vitoreando tanto al capitán Enrique Pérez como a la mejor raqueta uruguaya, Pablo Cuevas. Entre los festejos, Bebe Pérez agradeció el apoyo del público, además de la presencia de Pablo Cuevas: “Se ve que le gusta llegar lesionado a defender a Uruguay. Cambió todo su calendario para poder estar”, valoró.
Gracias al triunfo Ante México, el año que viene Uruguay integrará el grupo América I, del que había descendido en 2015, junto a Brasil, Chile, Ecuador, Colombia y República Dominicana.
Facundo Verdún

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