En medio de la epidemia de Covid-19, personas privadas de libertad en Salto confeccionan tapabocas para uso interno y para entregar a otras instituciones, en alianza con Sindicato Único de la Aguja (SUA). El Ministerio del Interior (MI) busca ahora expandir la iniciativa a otras unidades, en principio se piensa en la Unidad N° 5 de Mujeres, en la cárcel de Mercedes y en el Polo Industrial del Comcar, informó a Sala de Redacción Juan Manuel Romero, director de la Unidad de Comunicación del Ministerio del Interior. Fernando Moreira, coordinador del proyecto por parte de SUA, especificó en diálogo con este medio que para extender la propuesta las instituciones tienen que contar con máquinas industriales; agregó que hay seis cárceles con capacidad productiva por lo que este proyecto tiene una enorme perspectiva, valoró.

La Unidad Penitenciaria N° 20, de Salto, es donde se inició este proyecto; el centro reunía las condiciones, puesto que allí funciona un taller de vestimenta organizado por SUA y el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional. Grupos de cinco personas divididos en dos turnos -de acuerdo con las medidas dispuestas por el Ministerio de Salud Pública de respetar distancias- alcanzan un volumen de producción de alrededor de 400 tapabocas por día. “La idea es que mientras dure la epidemia se pueda seguir contribuyendo de alguna manera con las organizaciones que trabajan en la calle, con personas que no puedan quedarse en sus casas”, dijo a Sala de Redacción María de los Ángeles Machado, la directora de la unidad. Agregó que la iniciativa partió de las personas recluidas: “ellos mismos resolvieron por unanimidad que la mitad de la producción sea para donar, para las instituciones que lo requieran, y pidieron autorización para poder comercializar la otra mitad de la producción y repartirse el dinero que se logre con esas ventas. Hay una cuestión de solidaridad que nace de los propios gurises”, afirmó.

El referente de SUA añadió que “esto confirma aquello que veníamos planteando desde hace mucho tiempo, de que se podía producir dentro de las unidades donde estamos haciendo los cursos”. A la vez, hizo hincapié en la posibilidad de continuar con estos proyectos una vez que las personas salgan en libertad, así como en la posibilidad de formar una cooperativa y realizar un trabajo dual entre quienes egresan de las unidades y quienes aún no lo han hecho. La Dirección Nacional del Liberado cuenta con programas de pre egreso para las personas privadas de libertad y también ve esto con buenos ojos. “Habría que buscarle la modalidad de poder hacerlo, pero toda iniciativa que sea para generar oportunidades siempre es bienvenida”, explicó a Sala de Redacción Laura Cotelo, asesora técnica de la Dinali.

Sindicato policial y SUA

En paralelo funciona otro proyecto de fabricación de tapabocas, a partir de una iniciativa conjunta del Sindicato de Funcionarios Policiales de Montevideo​ con el SUA. Esto se hace en el taller del SUA, en Montevideo, y el ​sindicato policial aporta los materiales necesarios. Se han hecho unos 3.000 tapabocas y se espera confeccionar alrededor de 7.000 más. Hasta el momento, abastece las unidades policiales que realizan trabajo en las calles pero, a raíz de solicitudes de particulares y empresas, no descartan expandir la producción. “En la medida en que esto se empezó a conocer, nos han solicitado presupuestos de otros lugares. Estamos evaluando cómo se realiza eso formalmente para poder dar respuesta a esta demanda que nos ha sobrepasado”, dijo Moreira.

Salir en mal momento
Las medidas tomadas por las autoridades para contener la expansión del nuevo coronavirus hacen que aquellos a quienes les toca salir tengan un panorama distinto. En concordancia con las medidas generales, la Dirección Nacional del Liberado (Dinali) suspendió en las unidades penitenciarias las actividades como los talleres de pre egreso, que sirven como conexión y transición entre el afuera y el adentro. La posada en la que la Dinali aloja a personas que lo necesitan tras cumplir su pena continúa en funcionamiento pero como medida preventiva no permitirá nuevos ingresos. A su vez se ha restringido el horario y se trabaja en guardias de una persona. Más allá de esto, las autoridades de la institución mantienen contacto con las cárceles y las personas privadas de libertad, a fin de continuar con los seguimientos realizados y conocer si hay nuevos egresos. “Si hay algún egreso y la persona no tiene donde vivir, se coordina con el Mides. También se le pagan los pasajes si una persona sale en libertad en un departamento en el que no reside, estamos en contacto permanente”, dijo Laura Cotelo, directora técnica de la Dinali.
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