Uruguay cuenta con una de las tasas de incidencia del SIDA más bajas de América Latina. Según datos del Ministerio de Salud Pública, se registraron 0,89 `por cada mil personas infectadas en el año 2005. Se destacan los grupos más vulnerables de la sociedad, estimándose que ha aumentado la cantidad de mujeres que padecen la enfermedad y que ésta ha perdido protagonismo en edades tempranas. En este contexto, el país se propone detener este crecimiento y revertirlo.
De todos modos, a nivel mundial los esfuerzos y resultados más inmediatos en la materia de prevención se concentran en España, una vez más, que se destaca a nivel científico en el ámbito de la salud.
El nuevo descubrimiento consta de un prototipo de vacuna contra el VIH, con mejores resultados que las precedentes. Esta herramienta de la salud ostenta, según las investigaciones, un 90% de efectividad y fue aprobada por científicos españoles del Centro Superior de Investigaciones Cientistas (CSIC) del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y del Hospital Clinic de Barcelona.
Desde 1999 el equipo de CSIC trabaja en el desarrollo de este componente y dado que en el 2008 se probó en ratones y monos demostrando una gran eficacia, se aplicó en seres humanos. La prueba actual que demuestra una mayor eficiencia, comenzó hace un año en 30 personas sanas que fueron seleccionadas entre 370 voluntarios. En un principio el énfasis estuvo en demostrar la capacidad de prevención del compuesto. El estudio fue aleatorio, es decir, los investigadores proporcionaron vacunas y placebos sin saber a cuáles de los pacientes y ellos mismos tampoco tenían la certeza de lo que habían recibido.
Durante la prueba fueron vacunados 24 personas y solo 6 recibieron el placebo. Los 24 voluntarios presentaron “escasos” y “leves” efectos secundarios como cefaleas, dolor en la zona inyectada o malestar general, demostrando que “la vacuna es segura para continuar con el desarrollo clínico del producto”, subrayó el investigador López Bernaldo de Quirós.
Se especificó que el 95% de los pacientes generó defensas a diferencia de otras veces que solo las presentaban un 25%. Otra ventaja es que se logró estimular células y anticuerpos al mismo tiempo. En un 85% de los pacientes las defensas se mantuvieron durante al menos un año, tiempo significativo para los investigadores en la materia, que se preparan para una nueva etapa en su trabajo. Realizarán un nuevo ensayo clínico con una diferencia sustancial, con respecto a la experiencia anterior: tratarán con personas infectadas con VIH, de modo que se indagará si la vacuna sirve para tratar la enfermedad, además de prevenirla. Esto ayudaría a sobrellevar mejores tratamientos para personas infectadas en zonas de precarios recursos como los habitantes de África que no pueden mantener los actuales tratamientos antirretrovirales que combinan tres fármacos y se deben tomar de por vida.

Las pruebas de estos nuevo paliativos tienen sus procesos específicos. Las fases de prueba se han hecho anteriormente, como por ejemplo en Tailandia, (en este caso se llegó a la tercera fase) donde ya se comprobó la eficacia y resta examinar la posología del medicamento, es decir, establecer las dosis en las que se deben administrar los medicamentos.

La vacuna ha sido probada en más de 16 mil personas en fase III del estudio de Tailandia que apenas logra una eficacia de inmunidad del 31%. En palabras de Felipe García uno de los científicos españoles implicados, lo positivo y diferente de este ensayo es que se tiene un “prototipo muy potente, mucho más que el utilizado en Tailandia”. El prototipo fue desarrollado contra el subtipo B del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), el que predomina en mayor medida en Europa, Estados Unidos, América Central y Sur y Caribe.
Fiorella Maglieri

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