Evo Morales logró un histórico triunfo en las elecciones en Bolivia, tras arrollar a sus opositores en las urnas con casi un 60 por ciento de los votos. Fue reelecto por tercera vez en forma consecutiva, desde que asumió en 2006. Por lo que, de llegar a cumplir con su mandato en 2020, se convertirá en el presidente que más tiempo – catorce años- habrá permanecido en la conducción de la democracia boliviana, que hace algunas semanas cumplió treinta y dos años.
“Evo no se va, se queda, se queda, Evo presidente…” Eran los primeros ecos que se hacían escuchar por parte de la multitud que desde la Plaza Murillo de La Paz, manifestaba el apoyo al mandatario, al momento de pronunciar su discurso en el balcón del Palacio Quemado. “Este triunfo está dedicado a Fidel Castro, dedicado a Hugo Chávez, que en paz descanse, a todos los presidentes y gobiernos anticapitalistas”, proclamaba Morales ante los miles de seguidores.
Evo nació en Isallavi, Orinoca, en el departamento de Oruro el 26 de octubre de 1959 y desde niño se dedicó al trabajo en tareas agrícolas. Pertenece a la etnia aymara, uno de los tantos pueblos originarios de América del Sur. Allá por el año 2005, Morales quebraba la historia y se convertía con casi el 54% de los votos, en el primer presidente de origen indígena que lograba alcanzar el gobierno de Bolivia, un país cuya población es mayoritariamente de procedencia indígena. Desde que asumió en enero de 2006 han pasado ocho años de mandato, y justamente en un emblemático 12 de Octubre – una fecha marcada a fuego en toda Latinoamérica- Evo, un indígena, volvió a ser elegido por su pueblo como presidente. Es, quizás, otro golpe soberano a todos los colonialistas.
Muy atrás quedaron, los líderes opositores de centroderecha: el empresario del cemento, Samuel Doria Medina, del partido Unidad Demócrata, que obtuvo el 24 por ciento de los votos, mientras que el ex presidente y candidato Jorge Quiroga, se quedó con el 9,6 por ciento.
Las claves de Evo
El mandatario promete seguir reforzando la economía a través de las naciónalizaciones y la modernización del país. Mantiene un Estado fuerte, controlando los recursos naturales y tiene una gran capacidad de generación de excedentes que se utiliza para ampliar el Estado, lo que crea más adhesiones al gobierno.La economía lleva diez años de continuo crecimiento, con una importante reducción de la deuda externa, un significativo aumento de las reservas internacionales y ,sobre todo, durante su gobierno en estos años no ha parado de bajar la pobreza extrema en Bolivia, que ha pasado del 38 al 20 por ciento.
En su primer gobierno nacionalizó las industrias de los recursos naturales como el petróleo y el gas natural, lo que garantizó un crecimiento del 5% anual para su país.
En este período ha reivindicado los derechos de las comunidades indígenas con la nueva constitución del año 2009, permitiendo la progresiva inclusión a la sociedad de los sectores más discriminados, el indomestizo. Todo gracias a la bonanza económica debido a los altos precios que han alcanzado las materias primas y los hidrocarburos que genera el país.
Ha mejorado notoriamente la atención sanitaria de los pueblos originariosmediante la construcción de hospitales, postas sanitarias, escuelas y carreteras. También ha realizado una redistribución de la riqueza, donde los nuevos recursos se dedicaron a bonos directos para asegurar el sustento de los sectores desfavorecidos, como niños y ancianos.
Otros de sus logros fue la creación de “Mi teleférico”, un brillante medio de transporte seguro y cómodo, que conecta las ciudades de La Paz y El Alto -ciudad satélite que alberga miles de migrantes que provienen del interior y viven a 4.000 metros sobre el nivel del mar- mejorando la calidad de vida de los habitantes, sobre todo indígenas.
En la actualidad se están impulsando cuatro grandes obras para la industrialización del gas natural, lo que posibilitará aumentar los ingresos y abrirá una nueva etapa de la economía boliviana con la exportación de gas licuado de petróleo.
Una fuerza política en crecimiento
Su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS) se ha convertido en la fuerza política más importante de la historia boliviana; volverá a controlar dos tercios de la bicamara de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP). El MAS ocupará 24 de las 36 bancas del Senado y 80 de las 130 en Diputados. Es decir, 104 bancas de los 156 escaños de la ALP; tiene holgadas mayorías parlamentarias.
El MAS logró obtener la victoria en todos los departamentos del país, salvo en Beni. Una de la más importante fue la del departamento de Santa Cruz -motor económico del país- lugar que tradicionalmente se había considerado como un bastión de oposición a la gestión de Evo, donde incluso, hasta hace poco era recibido con piedras.
Además de su tradicional base de apoyo de indígenas, campesinos y otras colectividades sociales. Morales pudo también lograr la adhesión de empresarios y hasta celebridades locales, todo gracias al buen desempeño económico.
Las críticas
La oposición lo acusa de populista y de ser un caudillo con aspiración de eternizarse en el poder. También atacó los puntos más débiles del gobierno, un paquete que integra la inseguridad, el creciente tráfico de drogas, una pobreza extrema que se mantiene en un 20 por ciento, la desocupación y la falta de oportunidades para los jóvenes, y las alianzas políticas con Venezuela, Cuba e Irán.
También cuestionaron que Morales volviera a postularse, aunque él alega que debió interrumpir y reiniciar, en 2009, su primer mandato (2006-2011), cuando se creó el Estado Plurinacional de Bolivia con una nueva Constitución.
Por otra parte, sus críticos temen que el dominio del MAS en la Asamblea Legislativa pueda llevar a que el gobierno intente una reforma constitucional que permita incorporar la reelección indefinida.
Franco Recoba