Conferencia de Prensa, Observatorio - Foto de CES

En una sociedad donde los adolescentes ocupan el centro del tablado mientras un amplio jurado los señala con el dedo y frenéticamente toma apuntes de su actuación, los roles se invierten por un único día. El 26 de octubre, fueron los ojos adolescentes quienes se encargaron de registrar cómo se desarrollaron los hechos que hoy, más que nunca, reflejaron qué puntaje les otorgó el jurado y qué participación tendrán durante los próximos cinco años.
Por primera vez en Uruguay y por segunda en Latinoamérica, se implementó un Observatorio Electoral a cargo de liceales, que acudieron a los circuitos de votación junto a docentes para vivenciar la gran fiesta que suponen las elecciones nacionales: el festejo de la democracia.
El Observatorio tiene como objetivos: visualizar el ejercicio de los derechos políticos de los ciudadanos, observar la calidad del sistema electoral uruguayo, fortalecer la democracia y contribuir a garantizar la transparencia. Quienes lo lleven a la práctica deben ser estudiantes de 16 y 17 años que cursen quinto y sexto de Bachillerato (con menos del 10% de las inasistencias permitidas por materia) y que no utilicen distintivos políticos partidarios al momento de visitar los circuitos.
La iniciativa partió de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) con el apoyo de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) a través del Consejo de Educación Secundaria (CES), el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y la Corte Electoral, que brindó capacitación a los adolescentes para desempeñarse en el Observatorio. “El representante de la OEI en Uruguay, Ignacio Hernaiz, ya trabajó con el CES en otros proyectos de participación juvenil entonces propuso a Uruguay como destino del Observatorio. Se realizó sólo en El Salvador y la OEI quería hacerlo en otro país para tener un análisis comparativo”, explicó a Sala de Redacción Celsa Puente, directora del CES.
Diez fueron los liceos montevideanos que seleccionó la Inspección de Educación Social, Sociología y Derecho del CES, para que cinco estudiantes -elegidos mediante sorteo- y dos profesores por centro educativo conformaran el Observatorio. Los liceos que participaron fueron el nº 28 en Pocitos, nº 26 en Jacinto Vera, nº 2 en Aguada, nº 4 en el Parque Rodó, nº 61 en el Cerro, nº 6 en el Prado, nº 35 en el Centro, nº 10 en Malvín, nº 58 en Cno. Maldonado y nº 9 en Colón.
Silvina Vergara, una de las docentes de Derecho que acompañó a los estudiantes en calidad de referente, distinguió tres etapas en el desarrollo del Observatorio: “Para la primera nos juntamos a las siete y diez de la mañana, cada liceo tenía marcado qué circuito le correspondía. El propósito era ver cómo estaban compuestas las mesas, si empezaban en hora, si estaban todas las listas, cómo se organizaba el cuarto secreto, la disposición de las papeletas del Sí a la baja”. Los estudiantes tenían un formulario con consignas ya dirigidas que debían completar y puntos suspensivos al final para llenar con sus impresiones.
Una vez hechos los formularios, los estudiantes volvían a sus casas para almorzar y a las tres y media de la tarde se reunían todos los participantes del Observatorio para compartir datos en una conferencia de prensa con medios y representantes de todos los organismos que apoyaron la iniciativa. Esta segunda fase duró dos horas y la información recabada fue unánime. “Los chiquilines de los distintos liceos coincidieron en que se empezó en hora, faltaban listas en algunos circuitos, la presencia de votantes mayores (cerca de la tercera edad) era importante en la mañana, los votantes jóvenes se negaban a responder a las encuestadoras y que las papeletas del Sí a la Baja eran excesivas, unas 500 por circuito”, comentó Silvina.

Conferencia de Prensa, Observatorio - Foto de CES

La última etapa consistió en presenciar escrutinios y duró hasta las nueve de la noche. “No se querían ir pero no podíamos quedarnos [hasta] más entrada la noche porque son menores y tenían que regresar a su hogar. La situación del candidato electo generaba mucha expectativa y los chiquilines querían saber qué iba a pasar”, compartió Silvina. En la tercera fase los liceales aprendieron cómo se contabilizan los votos, si el voto va al partido, al lema, cómo se cuentan las papeletas y otros aspectos de la gran fiesta nacional.
Durante el Observatorio, los adolescentes prestaron especial atención al Plebiscito que los involucra directamente. Advirtieron, por ejemplo, que en el liceo 10 de Malvín, la gente arrancaba los carteles y los colibríes de No a la Baja que se colgaron en un salón, mientras alegaba indignada que una institución pública no puede hacer política partidaria. Sucedió que ese salón, es un espacio que el liceo proporcionó al gremio estudiantil, gremio que rechazó el Plebiscito pronunciándose en contra de la Baja. “La gente no lo entendía y se enojaba”, contó Silvina incrédula ante las reacciones.
Sala de Redacción consultó a la directora de Secundaria si el Observatorio fue una experiencia aislada o se volverá a realizar. “Se están analizando resultados aún, pero si no sale por la OEI para las elecciones de Intendencias, Secundaria podría armar algo similar”, adelantó.
El Primer Observatorio Electoral Estudiantil fue positivo, según evaluaron estudiantes, docentes y organismos impulsores. “Es importante generar espacios donde los jóvenes sean protagonistas. En general su imagen está vista negativamente por la sociedad y hay que darles un lugar donde sus discursos se compartan”, valoró Puente.
Quizá podría agregarse que es importante escuchar a los adolescentes, apoyarlos y brindarles participación en asuntos que también los afectan. Permitirles cantar sin concursar.
Agustina Ciancio
 

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