El dirigible Graff Zeppelin sobrevuela el Palacio Salvo. Un canguro boxea con un hombre en Pocitos. Niños y niñas se bañan completamente vestidos en una fuente del Cordón. Un buzo sale de las profundidades del Río de la Plata en plena construcción de la Rambla Sur. Un grupo de personas se junta en torno a un tablado barrial montado sobre una Torre Eiffel en miniatura. ¿Es posible imaginarnos estas situaciones, en los lugares por los que transitamos todos los días? ¿Cómo se veía Montevideo ciudad hace 150 años? ¿Cómo se veían las personas que la habitaban?

El Archivo liberado es el nombre de la muestra del Centro de Fotografía de Montevideo (CdF) que fue inaugurada el 18 de marzo y ocupa la totalidad de los espacios expositivos de su sede, ubicada en 18 de Julio casi Convención. La exposición está compuesta por 200 fotografías históricas de la capital del país, que forman parte del acervo Series Históricas del CdF de más de 30.000 imágenes del período entre 1860 a 1990. Muchas de estas imágenes fueron capturadas por los primeros fotógrafos municipales, dependientes, en un principio, de la extinguida “Comisión  Municipal de Fiestas”.

“Lo que la Fotografía reproduce al infinito, ha tenido únicamente lugar una sola vez”, escribió Roland Barthes, filósofo francés, en su libro La cámara lúcida: nota sobre la fotografía. “La Fotografía repite mecánicamente lo que nunca más podrá repetirse existencialmente”, continuaba Barthes, alguien que indagó, a lo largo de su amplia trayectoria, el fenómeno fotográfico en todas sus dimensiones.

Si nos propusiéramos interpretar el planteo de Barthes, podríamos decir que este “proceso mecánico” que ocurre cada vez que “alguien” saca una foto -práctica que hoy tenemos tan naturalizada y al alcance de casi cualquier bolsillo- tiene el potencial de retener, aunque sea virtualmente, aquello que nunca más volverá a ocurrir. Por eso la fotografía es un excelente medio para aventurarnos a redescubrir el pasado. Enfocar la lente en las infinitas historias y episodios que nos antecedieron permite entender mejor de dónde venimos. 

Memorias visuales de lo que fuimos

La muestra, diseñada por los curadores Gabriel García y Victoria Ismach, apuesta a un formato innovador que, mediante diferentes propuestas visuales y dinámicas interactivas, despliega panorámicas gigantes de la ciudad, juegos con líneas del tiempo y hasta una sección con las más inusitadas “rarezas” del archivo montevideano. 

“Nos propusimos abordar la acción de mostrar el contenido del archivo de una manera alternativa a la que normalmente la hacemos”, explicó Gabriel García, coordinador del CdF, en diálogo con Sala de Redacción. De esta manera, a partir de un despliegue territorial amplio, buscaron trascender los “cortes temáticos o geográficos” para desarrollar una propuesta “lo más amplia posible, desde todo punto de vista”. 

Cada visita puede ser encarada desde distintas profundidades, en función de los intereses de cada visitante. “Podés venir sólo a mirar las fotos o podés venir al subsuelo y meterte de lleno en la parte más rígida del manejo del archivo y de los procesos fotográficos”, dijo García.

Actividades complementarias

Además de las visitas guiadas por el equipo del CdF, que son los martes a las 18:00 y los sábados a las 11:00, sin agenda previa, hay un programa de actividades complementarias que va a ser lanzado en los próximos días. Ese programa incluirá visitas guiadas con personalidades de distintas disciplinas, ciclos de conferencias y “laboratorios de reflexión”, con mesas redondas abiertas en torno a diferentes temáticas. Por más información: www.cdf.montevideo.gub.uy

Razón de ser

“¿Qué es un archivo?”, “¿Qué muestra?”, “¿Para qué lo preservamos?”, interroga una gigantografía en el primer piso de la exposición. La muestra está atravesada por distintas preguntas, algunas más abiertas que otras, con respuestas más o menos esbozadas. Estas fueron el disparador para quienes diseñaron la exposición. “Queríamos que la muestra hablara desde el lugar de nuestras propias dudas acerca de cómo gestionamos el archivo. No queríamos que hablara desde las respuestas, porque no hay respuestas ‘correctas’, sino formas distintas de abordar estas problemáticas”,  explicó el curador.

Por ser un archivo que tiene como sujeto a Montevideo -por más que contiene algunas imágenes del interior-, la interrogante acerca de cómo construir ciudadanía entre los montevideanos es una de las constantes que sobrevuela al quehacer del Centro. “Es una de las preguntas que siempre nos hacemos”, transmitió el coordinador del CdF. “Conocer de dónde venimos, quiénes somos, cómo cambiaron los espacios, posibilita que se generen reflexiones acerca de las transformaciones, de cómo vivía la gente, de cómo fue cambiando la ciudad”, planteó. Desde su punto de vista, problematizar estas cuestiones, posibilita “entendernos como una ciudad que vivió y vive en el tiempo, que no siempre fue como nosotros la conocemos”. De esta manera “intentamos aportar a esa construcción de ciudadanía”, agregó.

Las imágenes siguen su vida

En 2020, la puesta en acceso de la totalidad de los contenidos del archivo del CdF supuso un cambio en el estatus legal de las obras. “Nosotros entendimos que era el momento y que era una colección propicia para pasarla a dominio público, trabajando en una línea que busca democratizar el acceso a los contenidos”, explicó García. “Antes había cosas que se podían hacer y cosas que no. Había formas pautadas de acceder al contenido del archivo”, añadió.

En consecuencia, el segundo piso de la muestra supone la materialización de esta perspectiva acerca de los usos de las imágenes. “Queríamos hacer algo que celebrara la condición de dominio público a través de la apropiación de las imágenes”, dijo el curador. Las imágenes “se apropian y siguen su vida”, continuó. Por eso, el Centro se propuso invitar a tres artistas, fomentando el abordaje contenido desde lo creativo. Así, Fernando Foglino, poeta y artista visual, Agustina Rodríguez, curadora e investigadora, y Cecilia Ríos, escritora, confluyen en la exposición para intervenir  algunas de las imágenes de las Series Históricas. “La invitación para los tres fue igual: que bucearan y buscaran en el catálogo en línea del CdF y que crearan contenido a partir de lo que quisieran”, adelantó García.

En este sentido, la apuesta del CdF no es únicamente democratizar y posibilitar el acceso a las imágenes, sino también a propiciar miradas múltiples sobre los contenidos del archivo. “Que se pueda usar libremente para todo lo que la gente se imagine, que es mucho más que lo que nosotros nos podemos imaginar”, culminó.

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