En nuestro país, la mampara que divide al pasajero del conductor no se volvió obligatoria sino hasta el año 1994. Sin embargo, el debate se dio por primera vez en 1966, cuando con el fin de detener los frecuentes robos que sufrían los trabajadores al volante, se instaló una especie de vidrio corredizo que separaba al conductor del pasajero. Desde entonces, ha dividido las aguas en la opinión pública, entre quienes consideran que es un mal necesario para evitar rapiñas e inseguridades y quienes defienden que no solo es incómoda para el pasajero sino que también empeora las lesiones en caso de siniestros de tránsito.

El periodista de Canal 4 Daro Kneubhler ya fue dado de alta del Hospital Maciel, donde estuvo en estado reservado luego de que el taxi en el que viajaba colisionara con otro automóvil tras saltarse un semáforo en rojo. Allí fue intervenido como consecuencia de las lesiones que le produjo el violento golpe que recibió su cuerpo al estrellarse contra la mampara. El debate, entonces, volvió a ser tema de conversación, como lo fue en 2015, cuando fueron puestos sobre la mesa datos estadísticos y técnicos por parte del Ministerio del Interior, la Unidad Nacional de Seguridad Vial, la fundación Gonchi Rodríguez y expertos de la Universidad de la República (Udelar). En ese entonces, se decidió entre las partes en discusión no quitar la mampara. 

La opinión tras el volante 

En un comunicado a la opinión pública, el Sindicato Único de Automóviles con Taxímetro y Telefonistas (SUATT) indicó que se solidarizaba con el compañero de trabajo que había sido partícipe de un accidente y también con el periodista involucrado. Sin embargo, el sindicato recalcó que las condiciones para quitar la mampara todavía no están dadas. 

El comunicado definió a la mampara como un elemento de seguridad de vital importancia para quienes desempeñan la tarea. Previo a su colocación, asesinaban en promedio a nueve trabajadores por año y hoy en día esa cifra ha disminuido a menos de un trabajador por año. De todas formas, desde el sindicato dijeron entender que los tiempos han cambiado, que los trabajos tecnológicos y elementos de seguridad son otros y que no se niegan a discutirlos y analizarlos, a pesar de que sostienen que la violencia cada vez es mayor en la sociedad y por tanto no hay condiciones como para deshacerse de la mampara tan fácilmente. 

Por último, el SUATT recalcó el desafío y compromiso en seguir mejorando el servicio, tanto como las condiciones de trabajo y salario “de la misma forma que sostuvimos hace ya varios años que una huelga puso la mampara y una huelga la va a defender”.

Desaparecer el efectivo 

En diálogo con Sala de Redacción, Óscar Dourado, presidente del Centro de Propietarios de Automóviles con Taxímetro del Uruguay (Cpatu), aseguró que Uruguay es el único país en el mundo que tiene mampara en los taxis. Es que para el empresario, el motivo por el que se instauraron las mamparas en los taxis uruguayos es algo ya casi nulo hoy en día. 

La gremial trabaja para que todos los taxis cuenten con los stickers que comunican al usuario el uso de transacciones bancarias; “más del 75% de los viajes se pagan con dinero electrónico”, explicó Dourado. Hace ya tres años que el objetivo del Cpatu es hacer desaparecer el dinero en los taxis con el fin de proteger la seguridad de los trabajadores. El empresario aseguró que posiblemente para el año que viene, ya sea posible pagar los viajes en taxis con la tarjeta del Sistema de Transporte Metropolitano (STM). “Hoy si roban a alguien trabajando en un taxímetro la cantidad de dinero que pueden llegar a llevarse es casi nula. Los choferes no llevan dinero en efectivo ni para pagar la nafta”, sostuvo.

Para Dourado, la Intendencia de Montevideo debe intervenir en el debate sobre la mampara para encontrar una mejor solución. ¨Son cambios necesarios para poder avanzar y para poder mejorar en favor de toda la sociedad¨, evaluó. También consideró que en primera instancia, como con todo cambio, algunas personas se resisten, pero luego terminan siendo aceptados. ¨En un principio cuando se instaló la aplicación Voy en Taxi había gente que se quejaba, después con la instalación de los POS y pagos vía lectores QR también, pero con el tiempo se convirtieron en herramientas indispensables para trabajar. Tenemos que escuchar al usuario cuando tiene razón y adecuarnos porque lo que trasladamos son seres humanos¨, sentenció.

El taxi es el primer embajador del turismo en Uruguay, 45% de los turistas que llegan al país son trasladados por el servicio de taxis en paseos organizados y cuando se trata de viajes más cortos como ir hacia el hotel, el número supera al 65%. Dourado aseguró que la flota de taxis que se usa en la actualidad es una flota renovada y confortable pero que la mampara impide que el pasajero pueda hacer uso de todos los beneficios, ya que la mampara limita el espacio del vehículo. Otro ejemplo es el uso de aire acondicionado en el verano, la época en que Montevideo se llena de turistas, las temperaturas en el país son demasiado altas y la mampara impide que el aire acondicionado del coche llegué al viajero que se encuentra en el asiento de atrás. ¨Cuando el turista llega a Uruguay y ve la mampara en el taxi, no puede creer que le digamos que viene a un país seguro y lo primero con lo que se encuentra es una barrera para evitar los robos¨, concluyó. 

Los primeros en llegar 

Sebastián Yancev, presidente de la Sociedad Uruguaya de Emergencias y actualmente encargado de seguridad del paciente en CASMU, declaró a SdR: “No estamos para nada de acuerdo con el uso de la mampara”. Yancev Informó que desde 1994 existen informes del Instituto de Ingeniería de la UdelaR sobre normas técnicas que no avalan viajar con una mampara antibalas cerca del rostro.

La mampara, en caso de un siniestro de tránsito, conlleva un gran riesgo para todo el cuerpo. Sobre todo las lesiones más graves se dan en el rostro, el cráneo y la columna cervical, explicó Yancev, quien, como emergencista, es de las primeras personas en llegar a los siniestros. “Nosotros queremos la seguridad de todos, porque en el vehículo van vidas”, señaló, refiriéndose a los pasajeros tanto como a los taxistas, aunque desde su punto de vista los que siempre salen más perjudicados suelen ser “los que están detrás de la mampara”. 

Vivirlo en carne propia 

Osvaldo Combe tiene 51 años, es taxista hace 26 y nunca trabajó sin la mampara de por medio. Durante su trayectoria sobre ruedas, Osvaldo contó a SdR que ha sido partícipe “de uno que otro” choque automovilístico pero nunca pasó de una abolladura superficial al vehículo. También fue víctima de un robo a mano armada a plena luz del día. ¨Fue hace ya muchos años, un pasajero que me tocó en la cola del Montevideo Shopping a las cuatro de la tarde cuando recién empezaba mi turno.¨ contó con lujo de detalles. Osvaldo recogió al pasajero que vestía un uniforme de guardia de seguridad de la empresa Prosegur, llevaba un bolso consigo y se sentó adelante, a su lado. ¨Como iba con el uniforme de guardia y era plena luz del día no desconfié de nada. Me pidió que lo lleve a la zona de Las Acacias. Para cuando llegamos allí y fue el momento de cobrarle, sacó un arma. La verdad que tenía poco dinero porque recién salía a la calle pero me llevó el navegador, el GPS, que recién estaban saliendo en ese momento, y mi teléfono celular¨, narró el taxista.  

Pese a que ese fue el único robo que padeció, Osvaldo manifestó que vivió varias situaciones en las que sintió temor y otras más en la que los pasajeros huyeron sin pagarle. Para Osvaldo la mampara no es algo que haya acabado con todos los robos y delitos, pero sí es una herramienta de seguridad que ayuda a los choferes de taxis a sentirse más protegidos y eso no es negociable. Es que gracias a la experiencia a través de los años y con la ayuda de la mampara, el taxista puede aprender a manejar mejor las situaciones en las que siente que algo malo puede llegar a suceder. ¨Hoy en día sin la mampara de por medio yo no trabajaría ni una hora. Sacarle al trabajador la única herramienta que lo protege es una locura¨, aseguró.

Combe afirmó que uno de los objetivos de Cpatu es quitarle a los taxistas la mampara y aprovechar el accidente de otro trabajador para sacar provecho de ello. Si bien también estuvo de acuerdo en que en la actualidad muchos viajes se pagan mediante transferencias bancarias -algo que, de por si, le quita propinas al trabajador-, esto no quiere decir que los taxistas no carguen con otras pertenencias de valor como tablets, teléfono del servicio y teléfono principal, dinero propio y demás objetos personales. ¨Lo único que disminuye el pago vía transferencia bancaria son las denuncias por nuestra parte porque ya no vamos a hacerlas. Para el taxista es una pérdida de tiempo y dinero pasar toda una tarde en la comisaría por el robo de un celular. A nosotros nos llegan las alertas por las radios cuando roban a un compañero en ¨x¨ calle o lugar y eso pasa alrededor de seis o siete veces al día¨, sostuvo.

Para Combe la solución está en otros caminos que no sean quitar la mampara, como recibir mejores sueldos y así poder evitar la gran carga horaria que tienen los taxistas, que los obliga a estar tantas horas expuestos a las inseguridades de las calles. Otra opción es que los dueños de los taxis inviertan en mejores y más grandes vehículos, que cuenten con más espacio y comodidad para el pasajero y que a su vez el pasajero se comprometa a usar el cinturón de seguridad. ¨Invitaría a todas las personas que están a favor de quitar la mampara a que se sentaran en el taxímetro por un día, nada más”, concluyó el conductor.

Florencia García y Agustina Morales

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