Cada febrero el Teatro de Verano “Ramón Collazo” es el escenario principal de la fiesta popular más grande de nuestro país, el carnaval. Las murgas recorren tablados, barrios y ciudades soñando con algún día estar en el templo de Momo. Los casi 80 años del teatro han hecho que este sufra modificaciones con el correr del tiempo, donde amplió su capacidad y brindó más comodidades a los espectadores.

El pasado febrero y en pleno carnaval subió al escenario del Teatro de Verano la Intendenta de Montevideo, Carolina Cosse y anunció obras que mejorarán en capacidad, confort y accesibilidad al escenario ubicado en el corazón de las canteras del Parque Rodó. Estas obras comenzaron los primeros días de mayo y se extenderán hasta fines de setiembre. Cristian Calace, director del Teatro de Verano manifestó a Sala de Redacción que “el primero de octubre tendría que estar abierto, ya que los primeros días hay shows programados”. 

Obras en el Teatro de Verano “Ramón Collazo”. Foto: IM

Las obras afectan directamente a la zona de plateas. El mangrullo técnico -sector en el cual se ubica el control de sonido- pasará a la platea alta. Al costado, se generarán dos palcos y un sector accesible para personas que tengan que trasladarse en silla de ruedas, quintuplicando la cantidad de localidades exclusivamente destinadas a este público. Por su parte, la platea baja será “bien distinta a la que había”, dijo Calace. Se colocarán butacas plásticas con respaldo a lo largo y ancho de la platea en contraposición a las losas de hormigón con las que se contaba. En comodidad “va a haber un cambio notorio” ratificó el director, y en capacidad crece en platea baja y decrece en platea alta dado el cambio de ubicación del mangrullo técnico, lo que Calace definió como “un sano equilibrio” en una primera etapa. Si tenemos en cuenta la obra a término, se espera que la capacidad crezca en unas 1000 localidades y además mejorará la iluminación de las plateas, se enumerarán las filas, pasillos y escaleras. ”La prioridad es generar un cambio sustancial para los espectadores”, agregó Calace. 

El director del Teatro de Verano también mencionó los cambios “que no se ven”. Destacó que habrá mejoras en los tendidos de fibra donde se está trabajando con Antel así como también modificaciones en el sistema de pluviales. Por fuera de lo que es el plan de obra en sí, el equipo del teatro trabaja también en mejorar cabinas y camarines con colocación de pisos flotantes y mejoras en iluminación. Además, se destaca el cuidado del ambiente verde que forma parte de las inmediaciones con la implementación de políticas como el uso de vasos rígidos, por ejemplo.

Un poco de historia

Se inauguró un 15 de enero de 1944 y a comienzos de la década del 60’ se colocó la característica bóveda que da identidad a este edificio. Sin embargo, “el teatro de verano estaba en la intención de los gobernantes de turno ya en 1920”, aportó Calace. Según este último, la idea no se llevó a cabo hasta 1944 por la cantidad de teatros y la escasez de referentes en la década del 20’. Recién en 1987, el teatro fue denominado “Ramón Collazo”, figura del tango y el carnaval uruguayo. El “Loro”, como lo apodaban, fue integrante de la Troupe Oxford y compositor del icónico tango “Adiós mi barrio”. “Él como productor y organizador de eventos y espectáculos tuvo una época dorada”, dijo Calace. 

Las canteras del Parque Rodó no son un lugar más en la ciudad de Montevideo. La ubicación del Teatro, sobre la rambla de la capital, rodeado de una vegetación muy particular le brindan una característica por demás atractiva. Calace recordaba sus charlas con el recientemente fallecido Mariano Arana, destacado arquitecto y ex intendente de Montevideo, que estaba “fascinado con lo que era este enclave’ en el seno del Parque Rodó. “Fue una brillante idea de los políticos de aquella época”, subrayó Calace.

Este escenario es el centro de espectáculos más grande a cielo abierto de Montevideo. No solo el carnaval convoca miles de espectadores febrero tras febrero, sino que abarca una amplia programación de músicos nacionales e internacionales, obras de teatro y shows de todo tipo. “Estamos apostando a que venga la familia como tal”, dijo Calace. 

Entre 2006 y 2009 el escenario pasó por su reforma más profunda, realizándose una nueva bóveda y continuó el sistema constructivo del histórico ingeniero civil uruguayo, Eladio Dieste. Casi 20 años después, pasa por un nuevo proceso de refaccionamiento que permitirá un mayor nivel de confort y accesibilidad a partir del mes de octubre cuando las obras hayan finalizado. “Año a año el desafío a lograr es que tanto los artistas como los espectadores encuentren cambios y que estos sean reales”, culminó Calace

El lugar del carnaval

Aunque no fue construido con ese propósito, con el pasar de los años el carnaval uruguayo se adueñó del Teatro de Verano como casa principal del concurso oficial de carnaval y ya es un pilar fundamental  de este evento popular. Vaya si será especial este centro de espectáculos para personas como Marcel Keoroglian: “Yo en ese Teatro de Verano debuté cuando tenía 15 años, hoy tengo 52. Así que imagínate las veces que me subí a ese escenario”, dijo el referente del carnaval a Sala de Redacción y agregó que “es un escenario único en el mundo para nosotros”.

Las historias, los festejos y quizá también las frustraciones por una mala actuación son infinitas. Sin embargo, nadie se olvida de su primer encuentro con este lugar icónico. “Yo la primera vez que concurrí al Teatro de Verano no fue como espectador, sino como integrante de la murga Falta y Resto en el año 1984”, expresó a Sala de Redacción Eduardo “Pitufo” Lombardo. “Pitufo”, como lo conocen en la jerga popular, integraba la batería de la murga y aún era menor de edad. Ver semejante público detrás del telón fue “muy sorpresivo”, recuerda el músico.

Podemos decir también que no todos los debuts son tan auspiciosos. Keoroglian narró entre risas que su primera vez fue en el año 1987 y que actuaban tan temprano por ser debutantes que aún no caía la noche en el teatro: “recuerdo que era medio decepcionante porque no había mucho público y la gente recién empieza a venir en la mitad de tu espectáculo”, comentó. Pero también destacó la sensación que le generaba estar ahí: “solo el hecho de pisar ese templo de Momo que lo habíamos soñado tanto de chiquitos ya valía la pena”.

En cuanto a las reformas que se han generado en el Teatro de Verano, los referentes coinciden en que todo lo que sea en beneficio del espectáculo es bienvenido. Aunque se recuerdan alegremente viejas historias donde la precariedad primaba, se entiende como positivo que se camine hacia un Teatro de Verano más moderno. “Las radios transmitían ahí mismo en el escenario, a los costados, era una cosa linda que se perdió, pero es lógico y es de orden”, manifestó Keoroglian. Lombardo agregó que antes se cambiaban en “algún huequito” que había y se corría el peligro que desde abajo se viera, “hoy hay otras comodidades y eso no pasa”, ratificó. Keoroglian se refirió a la remodelación del edificio en el año 2006 y reflexionó: “en ese techo que sacaron esa vez habían millones de brillantinas y papelitos de años y años, eso fue muy emocionante para todos nosotros”. 

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