La Comisión de Género en la Facultad de Medicina (Fmed) se creó el 29 de junio de este año, unos meses antes de que saliera a la luz el hashtag #MeLoDijeronEnLaFmed. “La Facultad de Medicina nunca realizó ninguna actividad a nivel institucional relacionada con el tema género y no es que la inequidad no existiera”, señaló a Sala de Redacción Grazzia Rey, grado 4 en la Clínica Ginecotológica B de la Universidad de la República (Udelar) e integrante de la comisión.
“Cuando me uní hace dos años como delegada de la Facultad de Medicina a la Red Temática de Género (de la Udelar), que existe hace más de veinte años, me di cuenta del gran debe que teníamos como institución en políticas de género”, contó Rey. La Comisión de Género de la Fmed está conformada únicamente por mujeres: Adriana Cassina por decanato, Rey como asesora, una integrante por la Agremiación Federal de Funcionarios de la Udelar, una integrante por la Unión De Trabajadores del Hospital de Clínicas, dos estudiantes, dos egresadas y dos docentes de Medicina.
“Tuvimos que insistir bastante en el decanato hasta que se aceptó que era un tema importante y se empezó a considerar como tal”, explicó Rey, y agregó que haber creado la comisión marca un camino a seguir para la Fmed. En este momento están organizando el trabajo según el modelo de calidad de la Comisión Abierta de Equidad y Género (CAEG), que consiste en relevar datos, diseñar y crear acciones concretas. Aún así, Rey manifestó que “lo primero que tenemos que hacer es ponernos todas en sintonía desde los distintos órdenes, reconocer el problema existente, sin abandonar el asunto del acoso”.
Funcionamiento de la CAEG
La CAEG se encarga de acreditar en género a las distintas facultades (o instituciones en general) que lo soliciten. Está formado por el Instituto Nacional de las Mujeres, el Laboratorio Tecnológico del Uruguay y un comité asesor. El proceso para alcanzar la acreditación en género es extenso: consiste en varias etapas que abordan desde el diagnóstico de situación del servicio universitario hasta el diseño e implementación de protocolos en casos reales.
Es una herramienta diseñada para reducir la brecha de género en el ámbito laboral y se trata de que las instituciones se comprometan con la normativa nacional marcada por la ley N° 18.104 (de igualdad de derechos entre hombres y mujeres). Hay una serie de pasos a seguir para poder acreditarse, como la creación de la Comisión de Género dentro del servicio universitario que se presenta ante la CAEG.
El efecto tijera
Desde el año 1995 en la Fmed el ingreso y egreso de mujeres es del 70%, mientras que los hombres representan el 30%, es decir que hay muchas más mujeres que se inscriben y se reciben. Sin embargo, ocurre un fenómeno durante la carrera que afecta a las mujeres y se ve reflejado en las cifras. Se le denomina “efecto tijera” y se manifiesta a medida que los profesionales suben de categoría o escalafón: llegado un punto, el número de mujeres que participan activamente en la carrera es cada vez menor. “Cuando ascendemos gradualmente en el escalafón llega un punto en que los hombres siguen subiendo y las mujeres quedan detenidas un tiempo. Esto sucede cuando se ‘interponen’ determinados eventos biológicos como la maternidad. Y la Udelar no está preparada para trabajar con eso”, explicó Rey.
Según, manifestó Rey los grados 2 se dividen en 70% mujeres y 30% hombres. En la clínica donde trabaja, por ejemplo, todas las grado 2 son mujeres excepto un varón, y lo mismo sucede con las residentes. En el plano de los grados 3 los números están equilibrados en un 50%, 50%, mientras que en los grados 4 y 5 el 66% son hombres y sólo el 24% son mujeres.
Mujeres Medicina
“Después del 8M (8 de marzo, Día Internacional de la Mujer), en abril me dieron ganas de formar algo dentro de Medicina con respecto a género, porque era algo de lo que no se hablaba, nadie estaba haciendo nada, hay mucho silencio en torno a estos temas. Vamos toda la carrera mirando para adelante y muchas veces no reparamos en lo que pasa alrededor”, contó a SdR Guadalupe Gonçalves, una de las representantes del colectivo Mujeres Medicina.
El colectivo surgió a principios de este año. En su inicio, estaba integrado por diez mujeres de la Fmed pero luego se acercaron mujeres de la Escuela de Parteras, de la Escuela Universitaria de Tecnología Médica y de la Facultad de Enfermería. Sus primeras líneas de trabajo se enfocaron en el diseño de salas de amamantar y programas de cuidados en la Fmed. “Sabemos que creando guarderías y salas de lactancia no vamos a resolver el problema. Es mucho más profundo. Pero nosotras creemos que esto puede ser una ayuda”, afirmó Gonçalves.
Las salas de lactancia son salas que según la ley N° 19.530 deberían existir en todos los sitios donde trabajen o estudien más de 20 mujeres. Las salas deben contar con privacidad, estar acondicionadas para permitir amamantar, extraer y almacenar la leche. Pero en la Fmed no las hay. Debido a esto, se utilizan los cuartos de residentes para amamantar; espacios con mucho tránsito, incómodos para la tarea y sin las condiciones necesarias impuestas por la ley.
Estudiar, trabajar, maternar
Para Rey la falta de adaptación de la Udelar con respecto a la maternidad es esencial y es un problema de base: “Para generar una verdadera igualdad tenemos que crear nuevos modelos de maternidad”. Según la ginecóloga, “no se puede” seguir con el modelo actual en el que la madre debe elegir si crecer profesionalmente o ser madre, y si decide serlo, seguir trabajando a “toda máquina” y tener que atenerse a elegir las especialidades que requieran menos tiempos lejos de casa porque, según afirmó, “no suelen ser los padres los que dejan la guardia para cuidar a los hijos”.
En la misma línea, expresó la necesidad de generar un nuevo modelo de maternidades y paternidades “conjuntas y responsables”. “Somos cómplices por no hacer ningún tipo de cambio. El país necesita niños y no debería ser necesario que las universitarias posterguen su maternidad como lo hacen”, afianzó Rey.
#MeLoDijeronEnLaFmed
Hace algunas unas semanas, Mujeres Medicina revolucionó las redes sociales uruguayas cuando decidieron abrir un espacio en su Instagram para que quienes le siguen compartieran si habían sufrido alguna situación de acoso o abuso dentro de la Fmed. El Instagram del colectivo subió de 500 seguidores a 3.700 en cuestión de tres días.
Bajo el hashtag #MeLoDijeronEnLaFmed en Twitter, miles de personas (se estima que alrededor de 4 mil, en su mayoría mujeres), denunciaron casos de acoso y abuso vividos dentro de la Udelar, ya que no sólo les llegaron denuncias de la Fmed, sino de muchos otros servicios. Según cuentan las representantes de Mujeres Medicina, en las denuncias hay muchos nombres de docentes que se repiten y la realidad que se vive dentro de la Fmed es un secreto a voces. “Todo el que cursó Histología sabe quién es el acosador. Tiene varias denuncias, lo iban a investigar pero quedó en nada”, contó Agustina Sena, otra de las integrantes.
Esta situación es reafirmada por Rey: “Acá se da que muchas veces el que te va a evaluar es el acosador, entonces se piensa mucho en las consecuencias de la denuncia. Si la víctima la hace y luego elige una especialidad que se relaciona con el acosador, puede sufrir boicot o no ser aceptada”.
El acoso impune
Uno de los objetivos de la Comisión de Género es crear un espacio seguro donde las víctimas de acoso dentro de la Fmed puedan denunciar. “Ahora el que se anime a acosar sabe que la víctima tiene un lugar donde va a ser escuchada y, mientras más se animen a denunciar los acosos, más fácil va a poder ser frenarlos”, explicó Rey. Sin embargo, las víctimas muchas veces no denuncian dentro de la Facultad porque son alumnas y el acoso que sufren no deja pruebas, ya que son comentarios o insinuaciones. En reiteradas ocasiones se dan delante del resto de la clase, a la vista de todos. Esta es la impunidad que denuncia el colectivo Mujeres Medicina. Al final, es la palabra de la víctima contra la de un docente.
“Ellos hacen lo que quieren y dicen lo que quieren porque saben que no van a haber repercusiones”, expresó Daiana Ali, representante de Mujeres Medicina, a lo que Gonçalves agregó: “Es horrible que tenga que pasar todo esto para que las autoridades te escuchen, para que se den cuenta de que no estaban haciendo nada o muy poco al respecto”. Sobre las denuncias de acoso, Rey afirmó que se consideran difíciles de concretar, ya que la víctima tiene que recrear la situación en su mente para poder expresarla. Al igual que ocurre con las denuncias por violación, la víctima procesa el hecho durante un tiempo antes de denunciar.
“Muchas veces me preguntan: ‘¿y si la denuncia es una mentira?’, ahí está el problema: no puedes empezar pensando eso. Ya es un gran paso llegar a denunciar una situación de acoso vivida. Hay que tomarla en serio. ¿Por qué no creerle a la persona? ¿Por qué no investigar la denuncia? Es como cualquier otra cosa que se denuncia”, manifestó Rey. Por otro lado, contó que tanto ella como compañeras de generación sufrieron acoso a partir del posgrado, a tal punto que muchas decidieron abandonar determinadas áreas de trabajo. En el caso de la ginecóloga, fue durante la residencia, y como suele suceder, no se dio cuenta del acoso hasta un tiempo después.
Uno de los grandes problemas con respecto a un posible cambio estructural, según consideró Rey, es que hace tantos años que están las mismas personas en los cargos de decisión que no hay “quien los baje de ese lugar”. Para contrarrestar esta realidad, Sena subrayó la importancia de que “cada facultad tenga un colectivo que acompañe, apoye, escuche y contenga a las víctimas, que es lo que hacemos nosotras en este momento”.
Cátedras sexistas
En la Fmed los cargos más altos están ocupados por hombres, por lo que haber creado la Comisión de Género y que sus participantes sean todas mujeres habla de una realidad específica: “Es como haber llegado a la luna”, dijo Rey. Las representantes de Mujeres Medicina contaron a SdR que entre las estudiantes, ciertas cátedras se consideran “para hombres”, como las clínicas quirúrgicas, traumatología o cirugía pediátrica. En las cátedras mencionadas no se encuentran prácticamente doctoras grado 3 o más altos. “En investigación solo hay una mujer grado 5, ginecología nunca tuvo una y de los grados 4 que hay en este momento somos dos mujeres y seis son hombres”, especificó Rey. Asimismo, la doctora agregó que en la Fmed las mujeres tienen doble exigencia: deben trabajar más que los hombres y mejor y deben demostrar constantemente que están “a la altura” de los varones.
Según expresaron las representantes del colectivo, en la Fmed no hay consciencia ni pienso en género. “Algo que queremos resaltar es que todos los varones que ven el acoso hacia sus compañeras y se callan o se ríen, son cómplices. Transitan la carrera observando la impunidad que tienen los médicos varones, y ellos son los médicos que te van a atender mañana a ti”, dijo Gonçalves.
Cambio de paradigma
Para Rey, el asunto de la inequidad de género existente debe ser primero reconocido como un problema. No fueron todas las docentes ni funcionarias de la Fmed las que se preocuparon por el tema, sino un grupo reducido. En palabras de la doctora, este es un asunto que para la Universidad parece ser “invisible”: “Es políticamente correcto decir que la materia género es importante, pero después están las otras preguntas: ‘¿qué tan importante es?’, ‘¿cuáles son las políticas que tenemos que adoptar para que las cosas cambien?’”.
Mujeres Medicina expresó su preocupación con respecto al estancamiento presupuestal de la Udelar ya que consideran que el tema género va a ser de los primeros en dejarse de lado. “Si ya era difícil crear espacios de cuidados y salas de lactancia, está claro que si recortan, estas cuestiones no van a considerarse prioridad, y sin embargo son muy importantes para lograr la equidad de género y de oportunidades dentro de la universidad”, dijo Gonçalves.
“Un viejo profesor me enseñó que si no sos parte de la solución sos parte del problema. Hoy la Universidad sigue siendo parte del problema por no centrarse realmente en asuntos como la equidad de género y la igualdad de oportunidades”, concluyó Rey.