Cecilia tiene 48 años, es escritora y comunicadora, y actualmente da clases de escritura creativa en la carrera Comunicación y Marketing de la Universidad Católica. Tuvo éxito a nivel nacional gracias a libros como “La decisión de Camila” y “Las dos caras de Sofía”, orientados a un público preadolescente. Luego de unos meses de haber decidido dejar de escribir, un viaje a Colombia la hizo reflexionar y la tentó a volver al oficio. Actualmente se dedica a un emprendimiento llamado “Modorra”, en el que produce muñecos de trapo y accesorios a base de materiales reciclados y sostenibles.

Un viernes soleado en la terminal de Punta del Este, aproximadamente a las dos de la tarde me encontré con ella, que estaba dentro de un auto rojo manejado por su hija Rocío, y con su vecina de copiloto. Al ingresar al auto me recibieron con una sonrisa y un saludo, me mostraron la ciudad, y charlamos en el transcurso del camino. Dado el agradable sol radiante y la tranquilidad del mar, decidimos realizar la entrevista en la costanera de Punta Ballena.

Donde todo inició

Curbelo contó que su inicio en el mundo de la escritura se dio cuando tenía seis años. En aquella época, cuando la televisión que veía aún era en blanco y negro, miraba dibujitos japoneses que eran bastante dramáticos, y eso le inspiraba a escribir relatos ficticios “con intuición y pasión”. Ya al salir del liceo decidió estudiar ciencias de la comunicación. Empezó pensando en hacer periodismo pero terminó volcándose hacia la comunicación organizacional, aunque dice que siempre utiliza los conocimientos de periodismo y que “la comunicación es el motor que mueve absolutamente todo”.

Respecto a su inserción en el mercado literario, la autora mencionó que sus inicios fueron sacrificados, “porque las editoriales en aquel momento me rechazaban todos los manuscritos, me decían que no servía para escribir”. Todo el tiempo recibía comentarios de ese tipo pero jamás se dió por vencida en ningún momento.

Luego del rechazo de las editoriales, decidió sacar un préstamo con su esposo Diego. “Me acuerdo que eran 13 mil pesos, mil dólares en aquel momento, y con eso aprendí a diagramar”, comentó la autora. Así fue como imprimió su primer libro, que comenzó a vender puerta por puerta con su hija en brazos. Además iban a las ferias de frutas y verduras en Montevideo, y se sentaban en una manta a la espera de esas ventas que tanto necesitaban. El intentarlo y darlo todo después de tantos años eventualmente dio buenos resultados, los libros comenzaron a venderse y pudieron así pagar el préstamo. Con el resto de lo ganado pudo invertir en un segundo libro. A la tercera publicación, una editorial se interesó en ella.

En la editorial en la que fue contratada no le tenían tanta fé al principio, ya que les preocupaba que no tuviera un público determinado. Pero como ella ya había escrito “La decisión de Camila” y a la editorial le había gustado, decidieron publicarlo. Este libro capturó al público adolescente, vendió al principio 3 mil ejemplares y luego siguió aumentando. “Ahora son cifras inéditas para lo que es la venta en Uruguay”, celebró Cecilia.

Etapa de descanso en la escritura

Su éxito en las ventas le abrió las puertas a nuevas experiencias y a conocer nuevas culturas. Si bien había pensado recientemente en tomarse un tiempo de la escritura para dedicarse a su familia y su emprendimiento, hace poco hizo una gira por Colombia que la hizo replantearse esa decisión.

“Nunca me imaginé que en Colombia se leían mis libros como se leen, ni que me tuvieran en un lugar tan destacado, porque eso acá no se me dio”, expresó la escritora. Destacó que aunque sí tenga una suma importante de libros vendidos en Uruguay, no es tan reconocida acá como en otros países.

Respecto al tema del descanso, tomó la decisión porque muchas editoriales exigen que seas activa en redes sociales. El peso de llevar su propia publicidad le resultaba cansador por sobrecarga de trabajo, y añadió con ironía: “Lo que me falta es ponerme a bailar haciendo videos en TikTok; yo no quiero y no soy esa persona”.

Cecilia hizo foco en la idea que tiene la gente sobre la vida de los escritores famosos o conocidos. Según la escritora la realidad no es como la imaginan, muchos piensan que viven en puros lujos, pero ella contó que es totalmente lo contrario, al menos en su caso. Aunque sí tiene una economía estable, no significa que sea rica.

Ingreso en la Revista Ups

A comienzos del milenio, ingresó a través de un concurso a trabajar en el diario El País como freelancer. “Entré para escribir notas en una revista que se llamaba ‘Padres e hijos’, ahí vieron cómo trabajaba y me llamaron para la revista ‘El Escolar’”.

Sin embargo, Curbelo mencionó que su sueño “siempre había sido escribir una revista para adolescentes” porque ella consumía muchas revistas de ese estilo. Fue por eso, y porque veía que en Uruguay no había revistas para ese público, que presentó la propuesta en el diario. El día del lanzamiento de la primera edición, que fue sólo para Montevideo, colapsaron los teléfonos de El País. “En aquel momento fue como un boom”, recordó la autora. El éxito de la revista fue inmediato.

El emprendedimiento Modorra

La historia de su emprendimiento comenzó con una muchacha que conoció en un ómnibus, que le contó que su sueño era publicar libros para niños. A raíz de ese encuentro, llegaron al acuerdo de intercambiar roles. Cecilia se comprometió a editarle los textos, y a cambio, la mujer prometió que le enseñaría a hacer muñecos de trapo. Fue así como la autora aprendió a coser desde cero, y fabricar todo tipo de muñecos de trapo y accesorios como llaveros y caravanas con materiales reciclados. Actualmente vende estos artículos a través de su emprendimiento, Modorra.

Muñeca de trapo. Foto: Cecilia Curbelo

Llaveros reciclados. Foto: Cecilia Curbelo    

Portadas de ediciones en francés de libros de Curbelo. Foto: Des Nouvelles d’ailleurs

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