Wirewood, en Pocitos. Foto: Ernesto Morales.

Rondan las 20:30 y este garaje, ubicado en pleno Pocitos, rebosa de gente. En el patio exterior, unos quince jóvenes están reunidos en pequeños grupos y charlan apasionadamente de un juego de cartas; adentro, unas cuarenta completan el local. Personas de todo tipo se baten a duelo por ganar el torneo del día. No hay distinción: hombres y mujeres, de diferentes nacionalidades, edades y grupos sociales disfrutan de la misma competencia.
 
Desde el fondo del local se escucha una voz por encima de las demás. Detrás del mostrador, el dueño del local Gabirel Aziz, más conocido como “Z”, está concentrado en organizar las partidas del torneo pero, a la vez, se lo ve distendido y amable, charlando con viejos conocidos y nuevos interesados.
Pasa una chica de unos 25 años y muestra la pantalla de su celular a los presentes. Pregunta si alguien tiene para vender la carta que proyecta. Como explicaría más tarde, el costo de las cartas pueden variar desde 10 pesos a 40 dólares.
Al igual que en el juego, donde Wirewood es un bosque en el cual se refugian muchos de los elfos que tuvieron que abandonar sus tierras destruidas, este local (que lleva el mismo nombre) es el hogar de decenas de personas que comparten una misma afición: el gusto por los juegos de cajas y un atípico juego de cartas.
Magic, The Gathering
El principal entretenimiento en Wirewood es el juego de las cartas coleccionables Magic: The Gathering (MTG). Para jugarlo en su forma clásica, cada oponente cuenta con un mazo de 60 cartas. El rol de cada jugador es el de un mago que debe invocar criaturas y conjuros instantáneos para dañar a su rival. Los contrincantes comienzan con 20 vidas y, para ganar, deben eliminar todas las vidas de su oponente. Hay otras formas de ganar, pero son las menos comunes. En este juego, la calidad de las cartas no lo es todo: sin una buena estrategia que contemple el mazo y acciones del adversario, es imposible ganar.
MTG fue el primer juego de cartas coleccionables en el mundo. Fue diseñado en 1993 por el profesor de matemáticas estadounidense Richard Garfield; es comercializado por la empresa Wizards of the Coast. Según “Z”, jugador experimentado y mundialista de este juego, el secreto de su éxito se encuentra en el sistema atrapante de juego. Este sistema está compuesto por el estilo de cada jugador, los diferentes niveles de competitividad (se puede competir con amigos, y con desconocidos a nivel mundial) y las constantes actualizaciones de los mazos y los formatos de juego. El hecho de relacionarse y conocer a otros jugadores con los que compartir la misma pasión, también hacen de este juego algo muy atractivo.
Wirewood City
Es imposible hablar del comienzo de este local sin hablar de su creador, Gabriel Aziz, que en 1995 comenzó jugando en el sótano de un pub. Más a adelante se trasladó a una librería donde se organizaban torneos y podía vender, comprar y cambiar cartas. Poco tiempo después fue coronado como el primer campeón nacional de Magic: The Gathering. Posteriormente, tuvo la oportunidad de calificar y participar en un mundial en San Francisco (Estados Unidos).
La crisis de 2002 marcó un antes y después en su vida. Había quedado sin trabajo y pensó en irse del país con el poco dinero del despido, pero un amigo le ofreció venderle una cantina que se ubicaba en el piso superior del actual garaje. Allí comenzó la historia de Wirewood City (como se llamaba el local en ese momento). Entre alimentos y bebidas, en las mesas comenzó a jugarse con estas cartas. Poco tiempo después, cerraron dos lugares de referencia donde se juntaban los jugadores de MTG, y un gran número de ellos se trasladaron hacia la cantina de Aziz. Ese fue el momento en que Wirewood City daría su primer gran paso: “Z” comenzó a organizar más torneos y actividades que pudiesen involucrar a más jugadores.
No son solo cartas
Con los años, Wirewood City cambió de nombre y lugar. El ahora llamado Wirewood incursionó en el mundo de los juegos de caja. Al comienzo, ni él mismo tenía mucha experiencia en este tipo de juegos; pocas veces había jugado y no recordaba que pudiesen ser tan divertidos. Las ventas fueron tan positivas, que “Z” debió aumentar su stock y organizar torneos relacionados a este tipo de juegos.
Con el paso de los años, Wirewood se convirtió en el primer referente a nivel nacional en juegos de mesa. Entre varias propuestas, “Z” aceptó ser parte de uno de los primeros juegos de caja creados totalmente por uruguayos:  Pergaminum. Wirewood vende estos juegos, y también los presta para jugar allí.
En Wirewood se puede encontrar todo tipo de material relacionado con el mundo Friki. Desde cómics, figuras de acción originales, llaveros relacionados con los juegos y las películas más conocidas dentro del mundo friki, y hasta cubos Rubik.
Jugadores nuevos y extranjeros
Wirewood recibe nuevos interesados cada día. Algunos se acercan por curiosidad, otros por interés en encontrar una nueva forma de entretenimiento y, algunos más, para revivir su infancia.
Desde el punto de vista comercial, los nuevos clientes son los que producen más ganancias. Al igual que con el álbum de figuritas del mundial, donde los que recién empiezan invierten mucho dinero con la esperanza de completarlo, el nuevo jugador de MTG tiene el afán de armarse un propio mazo y conseguir las mejores cartas. Además, invierten en accesorios como estuches y carpetas donde mostrar sus cartas. Los jugadores no solamente tienen la disposición de invertir en los materiales de juego, sino que también suelen tener el entusiasmo de participar en la mayor cantidad posible de torneos. Esto no solo genera mayores ganancias -las inscripciones a los torneos tienen costo-, sino que incrementa la cantidad de jugadores habituales en la comunidad.
Entre los concurrentes, es común encontrarse jugadores de diferentes nacionalidades: además de uruguayos, reúne a latinoamericanos (principalmente venezolanos), anglosajones, europeos y asiáticos. Una de las anécdotas más curiosas que cuenta “Z”, es la del día en que un auto lujoso estacionó frente a su local y bajó un diplomático estadounidense con su propio mazo de cartas para jugar algunas partidas. Concurrió algunas veces más al garaje, demostrando que en este juego no hay aglutina a las personas más diversas.
Sin prejuicios
El ambiente que se vive en Wirewood es bastante particular: casi no se escuchan groserías y, a simple vista, nadie se encuentra ofuscado o de mal humor. Reina el respeto entre jugadores y espectadores y no hay nadie que sea dejado de lado a propósito. Es más siempre habrá algún interesado en explicarle de qué va el juego a quien llega por primera vez. Al parecer, la modalidad de juego y el interés por expandir el grupo de contrincantes hace que, consciente e inconscientemente, los participantes estén abiertos a introducir nuevos jugadores. También incide el esfuerzo constante del dueño del local, que procura mantener ese ambiente. Para ser el garaje más divertido (como lo dicta su slogan), no solamente se requiere la práctica de un buen juego de cartas y la venta de insumos pertenecientes al mundo friki, sino un ambiente que invite a estar varias horas dentro del lugar.
“¿Qué le diría a los jóvenes que les gustarían acudir al lugar pero sus prejuicios o sus temores se los impiden?”, le pregunté a “Z”. Su respuesta fue clara y simple: “Que se animen a venir, cero estrés. Estamos en el siglo XXI, el prejuicio ya fue”. Y agregó: “no está mal que te gusten las cartas, no está mal que te gusten los juegos de mesa, no está mal que seas friki. Todo pasa por un tema de respeto. Esto es algo que está dentro de nuestra sociedad, dentro de nuestra cultura, aunque sea mínimo”.
En Uruguay se juegan torneos semanales, nacionales y de clasificación al mundial, y hay personas que se están preparando o ya son jueces oficiales de estos torneos. Por ejemplo, hay una chica de las que va a Wirewood que está preparándose para ser jueza oficial de MTG.
Una de las cosas que más enorgullece al creador del garaje es que el lugar se haya convertido en un punto de encuentro y relata que los fines de semana, al finalizar los torneos, los jugadores “se van a un boliche, a tomar algo o a comer. Se han formado grandes amistades acá adentro, y parejas”, cuenta alegremente.
Wirewood, es un comercio fuera de lo común. Este garaje, escondido entre grandes casas y edificios, oculta un mundo nuevo de entretenimiento. La única barrera para descubrirlo es el prejuicio o el temor social; una vez superado, se puede descubrir lo que verdaderamente aguarda allí adentro.
Ernesto Morales

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