Un proyecto busca modificar la actual ley de reproducción asistida para habilitar “la oportunidad de subrogación de vientre más allá de las posibilidades previstas actualmente”, según indica la exposición de motivos de este proyecto presentado por el diputado Daniel Peña, del Partido de la Gente. Si bien el proyecto establece que la subrogación será “altruista”, una de las principales preocupaciones está en que no es posible asegurar que sea así.

De acuerdo a la legislación vigente, la subrogación de vientre en nuestro país está permitida en aquellos casos que una mujer no pueda gestar su embarazo debido a enfermedades genéticas o adquiridas, a su vez, la mujer que lleve adelante el embarazo tiene que estar emparentada por segundo grado de consanguinidad, es decir, tiene que ser su hermana o cuñada. También está establecida la condición de que al menos uno de los gametos que conforman el embrión (óvulo y/o espermatozoide) sean de la pareja.

Iguales ante la ley

Es debido a la condición de la relación sanguínea entre la pareja y la mujer que subroga su vientre que el diputado Peña considera en la exposición de motivos de su proyecto que es una ley desigual, porque si no cumplen las condiciones establecidas en la ley “solo pueden subsanar el problema aquellas parejas que cuenten con los recursos económicos suficientes para realizar la subrogación de vientre en el exterior”.

“El primer paso que quiero dar es que todos los uruguayos tengamos la misma oportunidad”, expresó el legislador Peña en diálogo con Sala de Redacción, e informó que alrededor de 200 personas se comunican habitualmente con su despacho consultando sobre el estado del proyecto, que se encuentra en tratamiento en la comisión especial de Población y Desarrollo de la Cámara de Representantes.

Entre las delegaciones que ya recibieron los legisladores se encuentra la Comisión Honoraria de Reproducción Humana Asistida, que es la comisión asesora del Ministerio de Salud Pública (MSP) creada por la Ley de Fertilización Asistida y que tiene entre sus cometidos evaluar (en función de informe de equipo médico) y definir si una mujer puede acceder a la subrogación. 

Esta Comisión Honoraria informó que desde la vigencia de la ley recibieron seis solicitudes para gestación subrogada, de las cuales rechazaron cuatro porque las mujeres que proponían para la gestación no cumplían la condición de consanguinidad. De los dos procedimientos aprobados, en un caso la mujer gestante tuvo un aborto espontáneo y en el otro no progresó el tratamiento. 

Peña manifestó su preocupación por la comparecencia de la Comisión y dijo que considerar que son pocos casos es “no conocer la realidad”. Según los datos que maneja el legislador, las clínicas de fertilización asistida atienden entre 3500 y 4000 casos al año, y que lo que sucede con la subrogación es que lo establecido en la legislación es “un camino muy estrecho”.

El cuento de la criada

Debido a su legislación, muchos países cuentan con una “industria” de alquiler de vientres y el uso de este método por parte de famosos a nivel internacional ha generado el debate entre el deseo de quienes llevan adelante este proceso y los derechos de las mujeres que alquilan su vientre.

La partera y docente de la Universidad de la República, Carina Da Costa, dijo a Sala de Redacción que es muy importante hablar de los riesgos de transitar un embarazo cuando se hace referencia a la subrogación: “el embarazo por los cuerpos de las mujeres deja huellas”, explicó refiriéndose a modificaciones físicas y emocionales que pueden llegar a ser irreversibles. Sobre este punto se refirió a patologías que pueden aparecer durante el embarazo y perdurar de manera crónica, como por ejemplo la diabetes, hipertensión e insuficiencia renal. Agregó también que pueden haber “secuelas reproductivas”, que condicionan “el futuro reproductivo” de quienes ofrecen su vientre.

“Por más que sea por altruismo, si pensamos en qué personas subrogarían sus vientres nunca ponemos en ese lugar a una persona de clase media o media alta”, advirtió Da Costa, porque “el altruismo que se menciona en la ley implica un favor económico, por lo tanto, siempre van a ser las mujeres vulneradas quienes caerían en la subrogación”.

El diputado Peña remarcó que no pretende cambiar nada de lo que dice la ley en Uruguay, y por lo tanto mantiene los dos “pilares” establecidos en la legislación vigente: “solo se puede llegar al proceso de subrogación por temas médicos, y está prohibido el comercio de vientres”, afirmó. Sin embargo, para Da Costa “es imposible separar la palabra alquiler de la palabra subrogar, por más que la ley se plantee el altruismo, porque ¿hasta dónde llega el altruismo en un mundo capitalista?”. Da Costa considera que el deseo de la descendencia biológica es parte de la cultura y que esto “viene de la mano del capitalismo, de a quién se le heredan los bienes y que tiene que quedar todo dentro de la familia. Y el altruismo es totalmente contrario a esto”.

El doctor Rafael Aguirre, integrante de la comisión asesora del MSP, expresó durante la comparecencia en la Cámara de Diputados que es muy difícil determinar la línea de cuándo hay dinero “para compensar el lucro cesante, los riesgos y todas las cosas que implica hacer el tratamiento y llevar adelante el embarazo, y dónde hay un lucro más allá de eso”. Para Peña, este es un debate de “dónde ponemos los énfasis”, y en este sentido considera más importante “apostar por la vida y porque la familia crezca”, y no en las prohibiciones o que sea una ley difícil de controlar. El legislador considera que “quien quiere subrogar, o se atreve a dar su vientre, es por un tema de amor exclusivamente y eso es muy fácil de controlar”.

En tanto, desde la comisión asesora del MSP expresaron su preocupación porque el proyecto “no aporta criterios, condiciones, requisitos, garantías o documentación” que permita evaluar si el acuerdo está dentro de lo legal. Peña no cree que eso tenga que estar plasmado en la norma: “la ley lo que debe marcar son los derechos y las posibilidades de la gente, y el Poder Ejecutivo en su reglamentación tiene que dar las condiciones para cumplir la ley”.

Otro de los debates sobre la subrogación de vientre plantea si maternar o paternar es un derecho. Un argumento que se ve mucho en este debate es la posibilidad de las parejas homosexuales de poder tener hijos “biológicos”. 

Da Costa también es integrante del colectivo de la diversidad Ovejas Negras y desde allí aseguró que la organización no está de acuerdo con la subrogación de vientres. Consideran que en casos de reproducción asistida hay una planificación de la maternidad, “un deseo” y que esto “va más allá de ‘quiero una descendencia biológica’, sino ‘quiero maternar (o paternar) a una persona’ y ese deseo es de acompañar la crianza de una persona, crianza física, emocional, afectiva”. Por lo tanto, colocan el foco en el acompañamiento de la crianza: “fomentamos mucho más la adopción, o incentivamos a tener leyes de adopción mejores y más fuertes”, explicó. 

Según Da Costa, “el derecho a maternar como tal, no existe. Sí existe un derecho a la identidad de los niños y las niñas ya nacidas”, y por lo tanto considera importante no pensarlo desde el derecho de “personas adultas a maternar o paternar pagando por descendencia biológica, sino pensar en el derecho de las personas ya nacidas a tener una familia, a tener contención, tener techo, alimentación, y demás”.

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