La tapa de los diarios al otro día de que ETA anunciara el cese al fuego, en San Sebastián, el 21 de octubre de 2011. AFP PHOTO / ANDER GILLENEA

La búsqueda de paz en Euskal Herría ha tomado especial relevancia pública en los últimos años con las gestiones internacionales y el alto al fuego unilateral de ETA.

Es en este camino que desde el año 2011 han tenido lugar espacios de reflexión y discusión decisivos para el proceso de paz.  El más importante fue la conferencia de San Sebastián, de la que emanó la “declaración de Aiete”, mojón importantísimo para entender este proceso. En octubre de 2013 se realizó en México un Encuentro Continental por la Paz en el País Vasco, al que concurrieron personalidades de renombre, como la colombiana Piedad Córdoba; ex presidentes, como Rodrigo Borja Cevallo, de Ecuador, y Julio María Sanguinetti, de Uruguay. También estuvo allí la senadora Lucía Topolansky y algunos vascos residentes en nuestro país.
Agurtzane Aguado, presidenta del Centro Vasco de Uruguay, explicó a SdR que allí en México surge la idea de replicar ese encuentro en distintos países del continente. Uruguay fue el primero en hacerlo a principios de junio, en una reunión organizada por el Parlamento uruguayo, FEUU, FUCVAM y el Centro Vasco uruguayo. Además del presidente de la Cámara de Representantes, Aníbal Pereira, participaron representantes de todos los partidos con presencia parlamentaria. Entre otros, concurrieron el senador colorado José Amorín Batlle y el diputado blanco Pablo Iturralde. Aguado explicó que se trataba de una causa “apartidaria” y es por eso que se insiste en que participen todos aquellos que quieran  “llegar a una paz duradera en Euskal Herría”.
Fin de una era
Aquella organización que nació en 1959 con el propósito de enfrentar al fascismo, por la independencia y el socialismo de su país a través de la utilización de métodos violentos, será pronto una parte de la historia vasca, española y francesa.
En vista de los procesos políticos que se dieron a nivel mundial y particularmente en España y Francia, ETA decidió en 2011 declarar un “alto al fuego permanente y de carácter general”, como gesto para iniciar una negociación con los gobiernos español y francés, con la idea de incorporarse paulatinamente a las vías legales de participación política vigentes en ambos Estados. Este cese de la lucha armada se da días después de la declaración de Aiete, cuando la izquierda independentista no militar llega a un acuerdo. La solución a sus reivindicaciones, dicen los etarras, “llegará a través de un proceso democrático que tenga la voluntad del pueblo vasco como máxima referencia, y el diálogo y la negociación como instrumentos”. Sin embargo, los gobiernos tanto de derecha como socialdemócratas de ambos países en cuestión, mantienen la doctrina de “no dialogar con terroristas”.
La conferencia de Aiete y la presión internacional
Los encuentros a nivel internacional, como el que se hizo en nuestro país, buscan el respaldo de actores relevantes que se sumen a este ejercicio de presión a ETA y los gobiernos. En todos los casos se ha suscrito a la declaración de Aiete, emanada de una conferencia internacional en San Sebastián, de la que participaron personalidades destacadas como Kofi Annan, Bertie Ahern, Gro Harlem Brundtland, Pierre Joxe, Gerry Adams y Jonathan Powell. En esta declaración se pide a ETA el cese al fuego y que soliciten a los gobiernos un espacio de diálogo, cuestión que la organización vasca resolvió y comunicó tres días después. También se solicita como segundo punto que, tanto el gobierno español como el francés, “den bienvenida” a esa pedido de ETA para empezar a transitar negociaciones hacia la paz. La declaración insta a consultar a la población a lo largo del proceso,  a reparar a las víctimas y recomienda la ayuda de mediadores internacionales para el diálogo.
Sólo el primer punto de la declaración se cumplió. ETA sigue unilateralmente con el proceso, y además de declarar el cese al fuego, comenzó la entrega de armamentos en febrero de este año, con presencia de Grupos de Contacto y verificadores internacionales.
El documento final del encuentro en Uruguay dice que la declaración de San Sebastián “representa una hoja de ruta adecuada y de gran validez y vigencia en el contexto político actual”, momento que la misma declaración califica como “histórico”. También allí se pide la liberación de los presos.
Presos  vascos
ETA y las distintas organizaciones vascas que apuestan al diálogo entre las partes, también insisten en la liberación de las personas recluidas. Es importante recordar que aquellos presos de la organización vasca y los que la justicia relaciona con ellos, sufren de prácticas crueles, inhumanas y degradantes en su confinamiento. Los que han salido en libertad denuncian tortura, incomunicación y “aplicación restrictiva y discriminatoria de régimen de aislamiento”. También existe una política con los presos vinculados a ETA de enviarlos a cárceles lejanas al País Vasco, allí donde sus familias tienen que recorrer hasta mil quilómetros para poder visitarlos.
Según Agurtzane Aguado, ésta es la única concesión que ha dado el Estado español, trasladando algunos presos al interior del territorio vasco, a pesar de que la mayoría  de ellos sigue en las mismas condiciones.
También se siguen apresando personas por llevar estandartes o tener fotos de presos de ETA, acusados de “enaltecimiento al terrorismo”, o a aquellos que pinten “socializmoa” o se movilicen por el retorno al País Vasco de los presos, por “colaboración con banda armada”.
EH Bildu, primera fuerza electoral vasca en las últimas elecciones europeas, también nacionalista e independentista, declaró: “Ha llegado el momento de construir una democracia vasca, superando las dolorosas consecuencias que ha dejado el conflicto armado que ha estado activo en los últimos 50 años” , y denunció “la actitud negativa de Madrid y París”.
Mientras, aquí en Montevideo, Agurtzane Aguado asegura que el Centro Vasco “seguirá batallando” por el proceso de paz en Euskal Herría. Según declaró, se espera muy pronto una declaración por la paz, que emane del acuerdo del Parlamento uruguayo.
Gabriela Pasturino

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