El paro convocado por el PIT-CNT se desarrolló entre las 9.00 y las 13.00 de este jueves 27 de junio, pero hubo sectores, como algunos gremios de la educación, que lo extendieron por 24 horas. La concentración tuvo lugar en la Plaza Huelga General 1973, ubicada entre José Belloni y 8 de Octubre, en Montevideo e incluyó reivindicaciones de los sindicatos, como la defensa de los derechos laborales, la mejora de las condiciones de trabajo y el total rechazo a cualquier retroceso en las políticas sociales del empleado.

Sindicatos como la Asociación de Empleados y Obreros Municipales (ADEOM), el Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (SUNCA), Asociación de Docentes de la Universidad de la República (ADUR) y el Sindicato de Trabajadores del Hospital Evangélico, entre muchos otros, se hicieron presentes para mostrar su repudio al golpe de Estado que dio el 27 de junio de 1973 el entonces presidente Juan María Bordaberry, con el apoyo de las Fuerzas Armadas. 

Parte del tránsito que circulaba por 8 de Octubre debió ser desviado ante la cantidad de personas concentradas en el lugar. El ambiente estuvo animado por bombos, tambores y cornetas, junto con carteles que rememoraban la huelga. Pasadas las 10.00, sonó el himno nacional, que fue entonado por los presentes.

Posteriormente, Daniel Diverio, presidente del SUNCA, dio un discurso en el que recordó la gesta histórica impulsada hace 51 años por la Convención Nacional de Trabajadores (CNT) y remarcó la importancia de mantener viva la memoria de aquellos que lucharon por sus derechos. Ya en el presente, hizo referencia a  la  desigualdad y la pobreza, así como a la represión, los recortes en el área del trabajo, y la “persecución” que recibió el presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala, por parte del gobierno actual: “Lo que pasó con el compañero Abdala no es puntualmente hacia Marcelo, es al conjunto del movimiento sindical”, argumentó.

En diálogo con Sala de Redacción, Washington Sánchez, presidente de la Unión Ferroviaria, se mostró orgulloso ante la gran convocatoria en un nuevo aniversario de la lucha de los trabajadores y remarcó la importancia de recordar “lo que tuvieron que sufrir [los trabajadores] por defender sus derechos, defender a aquellos que fueron reprimidos en plena dictadura y ya no están”. 

Agregó que la reacción de la CNT al impulsar la huelga general fue “instantánea”, porque no estaba “definido por ningún congreso, ni nada por el estilo”, y agregó “que era algo que estaba en el ambiente y que los trabajadores tenían que reaccionar”. 

Una huelga general histórica
En la década de 1970, Uruguay se encontraba en un período de inestabilidad política y social, debido a intentos golpistas de las Fuerzas Armadas que se sumaban a la represión que ejercían desde la declaración de las medidas prontas de seguridad que había decretado el ex presidente Jorge Pacheco Areco en 1968, en un clima de gran conflictividad entre el gobierno y el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T). El 27 de junio de 1973, el entonces presidente Juan María Bordaberry, junto con el apoyo de las Fuerzas Armadas, disolvió el Parlamento y estableció un gobierno autoritario que se extendió durante 12 años.

A raíz del golpe, varios centros de trabajo, especialmente fabriles, iniciaron la ocupación en la madrugada del 27 de junio y para el mediodía “la ocupación era prácticamente total”, consignó el llamado “Documento de las 3 F”, un balance de aquella época elaborado por la Fábrica Uruguaya de Neumáticos Sociedad Anónima (FUNSA), la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB) y la Federación Uruguaya de la Salud (FUS).

La Federación Anarquista Uruguaya (FAU) recordó en una carta que miles de fábricas, centros de trabajo y obras de construcción fueron ocupadas masivamente por trabajadores y estudiantes contra el golpe de Estado. Fueron un total de 15 días en los que los trabajadores resistieron a las represiones, despidos, detenciones masivas y, en varios casos, tortura.

Durante el acto también se mencionó el fallido golpe de Estado que había intentado dar el día anterior en Bolivia el entonces comandante del Ejército, Juan José Zúñiga; la central sindical mostró solidaridad y apoyo a todo el pueblo boliviano. Nicolás Marrero, representante de ADUR, dijo a Sala de Redacción que América Latina está siendo sacudida por estos procesos”; además, remarcó queen Uruguay y en muchos otros países, los movimientos sindicalistas son un resorte fundamental de resistencia frente a estos procesos”.

Al consultarle por el aniversario de la huelga general, afirmó que la defensa por sus derechos fue y es importante, y que los movimientos sindicales no tendrían tanta voz “si no fuera por aquella huelga contra la dictadura”. El golpe de Estado afectó a su vez al sector estudiantil, que también lo padeció y tuvo una participación activa durante la huelga para defender sus derechos.

Marrero remarcó el papel importante que jugó la Universidad de la República (Udelar) en la dictadura, ya que funcionó como sede de manifestantes y a su vez como “un lugar de organización y de lucha que colaboró activamente con la huelga general”. 

En torno a lo que ocasionó la dictadura en la Udelar, Marrero reflexionó que “toda dictadura apunta siempre contra las usinas de pensamiento crítico, de elaboración y de acción, y tanto el movimiento sindical como la universidad fueron usinas de pensamiento crítico, usinas de elaboración, de acción”. El docente remarcó que “la dictadura intervino la universidad” y que hay docentes y estudiantes desaparecidos. “La actitud y la política de la dictadura frente a la universidad fue de guerra arrasada, de descabezar todo pensamiento crítico”, concluyó.

Asimismo, Marrero hizo referencia a lo necesarios que son los movimientos estudiantiles para que aquellos estudiantes que consideren que sus derechos son amenazados, puedan luchar para evitar que eso suceda y para mejorar esas condiciones. Para el representante de ADUR, los movimientos estudiantiles han sido grandes impulsores en la lucha de derechos y reformas educativas, por ello remarcó que “el movimiento estudiantil es una parte fundamental de lo que llamamos movimiento popular organizado” y que “la participación, la colaboración, la elaboración conjunta del movimiento estudiantil es absoluta”.

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