El pleno ejercicio de la profesión no es algo de lo que los periodistas y fotógrafos puedan jactarse en nuestro país. Libertad de prensa y de expresión dicen por ahí. Un obrero, un docente o un cuidacoches no son violentados por estar trabajando. Antonio Ladra, periodista, y Leonardo Carreño, reportero gráfico, no corrieron la misma suerte al hacer su trabajo.
En los primeros días de octubre, cuando el conflicto de los cooperativistas del transporte daba sus primeros pasos, se suscitó un hecho de violencia que fue rescatado por el Diputado Javier García en una sesión de la cámara que integra. Antonio Ladra circulaba por el centro cuando al encontrar la manifestación de los trabajadores del transporte, comenzó a filmarla con su celular. El hecho provocó a los cooperativistas quienes lo insultaron  aún luego de que el periodista se presentara con nombre y profesión. El diputado García tachó la actitud de “patotera” y manifestó que los trabajadores no consideraron la eventual denuncia por los hechos ocurridos.
Los periodistas, de reconocida trayectoria y de cara familiar para muchos, no son las únicas victimas de los manifestantes. El fotógrafo Leonardo Carreño fue agredido por un integrante del sindicato metalúrgico mientras cubría una asamblea de tal organización. A diferencia del caso anterior, se reconoció al agresor, existiendo conversaciones entre los sindicatos que nuclean a metalúrgicos y trabajadores de la prensa.
El diputado Javier García, como tantos otros al conocer esta noticia, repudió lo sucedido. Manifestó que “atentan contra la democracia”. El ataque de un trabajador a otro no es más que “un ataque a la libertad del trabajo”. Finalmente, el diputado lo califico que un ataque a los derechos humanos que bien valía la pena ser denunciados.
Laura Rey

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