Las armas de juguete serán declaradas peligrosas en contextos dcelictivos. ¿Todas?. Foto: todocolccion.net

El camino es la recompensa”, suele lanzar Óscar Washington Tabárez, entrenador de la selección uruguaya de fútbol pero sobre todo, maestro. La frase, aplicable en muchos órdenes de la vida, parece antagónica al mundo criminal, donde el método pasa a segundo plano si el resultado final – el robo- se hace efectivo.
En ese contexto, los hombres y mujeres que imparten miedo en una sociedad cada día más resguardada, se valen de cualquier tipo de herramienta a la hora de quebrar las leyes. Palos, cuchillos, fierros, cadenas, armas. Y armas de juguete. Sí, de mentira.
Siguiendo esta línea, el diputado por el Partido Colorado (PC) Fitzgerald Cantero decidió presentar un proyecto de ley que considere a este tipo de armas, falsas e inofensivas, como agravantes a la hora de analizar un delito. Curioso.
El Código Penal señala como armas impropias a “todos los instrumentos aptos para dañar, cuando se lleven en forma de infundir temor”. La propuesta, impulsada por el fiscal Gustavo Zubia y tomada en el parlamento por Cantero, refuerza su idea en el segundo punto de la cita.
El arma falsa, utilizada y declarada al alza por aquellos que comenten el acto delictivo, se emplea con el objetivo de generar en la víctima la sensación de miedo. A la vista, quien sufre el delito no logra distinguir la veracidad o no de la herramienta que de un segundo a otro puede –o no- acabar con su vida.
Es por ello que Cantero plantea que las armas de juguete deberían considerarse de igual forma que las descargadas, las cuales sí funcionan como agravante a la hora de analizar una rapiña.
Sin embargo, para Martín Fernández, abogado del Instituto de Estudios Legales y Sociales del Uruguay  y docente Grado II de Derecho Penal en la Facultad de Derecho, la propuesta no parece ser del todo seria.
En diálogo exclusivo con SdR, el profesional indicó que “la propuesta de agravante del uso de armas de juguete está descolgada de una reforma más integral que se está procesando en el parlamento. Las iniciativas particulares en definitiva no terminan resolviendo una cuestión que es de fondo”.
El tema de las armas de juguete tampoco tiene mucha razón político criminal, porque en realidad en el uso del arma de fuego lo que agrava la conducta es que se puede poner en peligro la vida de la persona. Obviamente, y no hay que aclararlo demasiado, si no hay utilización de un arma de fuego el sujeto activo lo que quiere hacer es obtener el bien, sin dañar a la víctima con esa herramienta”, explicó Fernández.
Además, fue más allá en su posición y afirmó que “si no se está afectando la vida ni se está poniendo en riesgo la vida no tiene sentido el agravante. No parece razonable que existiendo un proyecto de código para reformarlo se lancen iniciativas particulares”.
Todo esto responde más bien a un afán ´electoralero´ que no es del todo razonable. No es razonable utilizar el derecho penal para posicionarse en determinados lugares o sectores”, lanzó.
Consultado acerca de estadísticas que confirmen la utilización o no de este tipo de armas, Fernández señaló que “para lanzar este tipo de propuestas es necesario hacer un estudio serio. Que yo sepa no se han exhibido números, sino que simplemente se ha mencionado que muchas veces ha ocurrido, con nulo rigor”.
En relación a las armas descargadas y el argumento exhibido por Cantero a la hora de compararlas con una de juguete, el docente manifestó que “el arma descargada eventualmente podría llegar a tener una potencialidad de daño, si la persona lleva munición en otro lado, por ejemplo”.
No parece ser igual la intención del delincuente si porta un arma de juguete que si tiene un arma de fuego descargada, pero por las dudas lleva unas balas guardadas por si el asunto se complica”, indicó. Siguiendo en esa línea, Fernández agregó que “el que lleva un arma de juguete sabe que aunque se complique o no el robo, jamás podrá dañar a la persona con ese instrumento. Lo sabe de antemano. La persona que porta un arma de juguete no quiere afectar la integridad física, lo que quiere afectar es la propiedad”.
Para cerrar, y mirando a futuro, Fernández señaló que “si lo que preocupa son las armas de juguete, que se regule la importación de las mismas, que se regule la fabricación, el ingreso. Ir al agravante del arma es estar cinco minutos en los medios sin solucionar nada”, remató.
El asunto apareció en el parlamento y las posiciones ya se marcaron. Para algunos, grave. Para otros, inoportuno y poco razonable. Con la discusión planteada, el futuro se encargará de dictar sentencia sobre la gravedad o no de estos elementos. Por ahora, sólo juguetes.
Mathías Gonnet
 

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