El bar en la esquina de Ejido y Uruguay es muy similar a otros del centro de Montevideo. Por los ventanales se lo ve iluminado. Dentro hay un mostrador con gente acodada, la mayoría hombres, mesas sencillas para servir comida sencilla, sea una muzzarella o unas fritas, y la duda es pedirse un café o un trago del desfile de botellas atesoradas detrás de la barra. El día que entró Miriam quizás vio lo mismo, pero lo cambió, lo hizo especial. Ahora el Bar Hollywood tiene nombre de canción.
El integrante de Los Terapeutas homenajeó al bar que frecuentaba y luego actuó en el primer ciclo de Boliches del que participó el Bar Hollywood. Según detalló Jorge Porcelo, empleado del bar, fue la productora de Mandrake Wolf quien incitó a los dueños del bar a que formaran parte del ciclo de agosto por el éxito que tuvo el tema, y después recibieron a otros artistas. “El año pasado tuvimos al Club de Tobi y este año se presentaron tres propuestas, la única obra que salió favorecida fue la de Sebastián Blanquer, que la han ensayado acá y ha tenido buena expectativa”, detalló al respecto. También recalcó que esta actividad les ayuda a renovar el público y darle difusión al bar, que hace treinta y cinco años tiene el mismo dueño.
Los contactos previos entre los artistas y los bares son importantes según lo explicó Maximiliano García, funcionario del MEC, porque mediante un llamado se convocan propuestas armadas donde es necesario que el artista y el bar ya tengan un contacto hecho. Después, en una mesa de trabajo, se seleccionan los propuestas. Un criterio que pesa es el territorial, para que “se presenten actividades en todo el país” y no “quede centralizado”, y desde el punto de vista artístico, se busca que todas las ramas estén representadas. Por parte del Ministerio han visto una buena respuesta del público, pero no lo quieren extender fuera de agosto porque consideran que perdería entusiasmo en la convocatoria.
El MEC difunde todas las actividades en sus plataformas, pero paga por algunas actividades y otras, denominadas “independientes”, son gestionadas entre el bar y los artistas. Ese es el caso de la obra teatral Siete noches en un bar. La obra cuenta la historia de un linyera asiduo a un bar donde coincide con un cuidacoche, y en una charla amistosa repasan parte de la historia contemporánea de Montevideo entre consejos y canciones populares. Sala de Redacción entrevistó a Blanquer, actor y director, quien habló sobre la obra, su vida y sobre Boliches en agosto.
Contó que la estructura de la obra nació de una separación, porque después de vivir en pareja por cinco años volvió a frecuentar los bares. Refleja lo que para él es el arte: “Un canal de desprendimiento que posibilita resolver cosas a nivel afectivo”. Destacó que en su forma de sentir está influenciado “por los consejos que los veteranos” le dan en el bar, lugar en el que encuentra tranquilidad para charlar.
En el armado de la obra trabajaron tres actores y remarcó que se vio conforme con el producto cuando pudo “juntar el sentido de pertenencia con lo político”, para reflejar “que no todos los pibes de hoy andan robando” porque “hay pibes que quieren hacer las cosas bien”, en referencia al papel del cuidacoche.
“La obra está financiada por los veteranos que paran en el bar: el chaleco para el cuidacoche y el banner lo pagué con una changa que hice ayer por cortar el pasto, los boletos también los pagan los veteranos porque confían en lo que hago”, valoró. En relación al MEC destacó que cuando presentó la obra no le importaba que se la financiaran, solo pidió la oportunidad para hacerla.
Finalmente, forma parte de los espectáculos de Boliches y el espectáculo se podrá ver durante todo el mes tanto en el Bar Hollywood como en el Bar Luz. La programación del ciclo está en la página del MEC y cuenta con espectáculos musicales, teatrales y exposiciones fotográficas. En un mes se puede aprovechar para disfrutar esos mismos boliches desde otro lugar.
Sebastián Bustamante