Desde las 15.00 del jueves, la Plaza Libertad se convirtió en el escenario para una nueva manifestación en defensa de los derechos de los animales. El clima ameno permitió que los activistas lucieran sus remeras, en su mayoría negras, con frases que expresaban el mensaje con claridad. “Violencia es comer animales” y “todos somos iguales, todos somos animales” eran algunos de los conceptos que vestían los cuerpos. Sobre la acera norte de la plaza céntrica se dio la intervención ya clásica en este tipo de eventos, jóvenes enmascarados como el personaje V de la película V for Vendetta mostraban en notebooks parte de la realidad que viven millones de animales en distintos ámbitos de explotación humana. Buscaban, a través de las crudas imágenes, concientizar de que el consumo y abuso animal es algo que se debe erradicar de la sociedad.

A medida que pasaba la tarde, la reunión se fue colmando de activistas, curiosos y algún vendedor que aprovechaba la oportunidad para dar a conocer sus productos, tanto de índole gastronómico como artesanías. Tal es el caso de Doris, que ofrecía empanadas, hamburguesas y buñuelos, todo vegano. Pero no se trata de una mera estrategia comercial, Doris es vegana, rescatista y tiene un refugio en su domicilio. Suele acompañar este tipo de eventos, pero la Intendencia de Montevideo (IM) le prohibió continuar vendiendo, por lo que se vio obligada a guardar la mercadería en su bolso. El control era constante, tanto de los guardaparques, para que nadie se siente en lugares indebidos o cuelgue carteles en los monumentos, como para controlar a los vendedores callejeros. La concurrencia policial no parecía mayor a la que se encuentra cualquier tarde por la avenida 18 de julio.

Ana Caétano, una de las organizadoras, explicó que el motivo de la marcha es “concientizar a la gente sobre el abuso y el maltrato animal. Explicarles, expresarles y mostrarles que son seres sintientes igual que nosotros”. La activista reconoció que se puede adjudicar el consumo de carne como el principal problema del país en esta temática, pero advirtió que no es el único y los animales sufren maltratos a través de actividades vinculadas con la tradición, el deporte, las apuestas y el consumo en general. “Los animales no vinieron a acá a servirnos, sino a vivir con nosotros”, expresó. Otra lucha que las organizaciones anti especistas tienen hace un tiempo es por el cierre definitivo de zoológicos en todo el país. Al respecto, si bien algunos centros permanecen cerrados, Caétano afirmó que “todavía quedan animales que los han dejado ahí supuestamente hasta que mueran”. También mostró preocupación frente a lo que pueda pasar a futuro en la capital: “Pensamos hacer algo para que el zoológico no abra porque se está pensando en volver a abrirlo con los animales que están”, a pesar de que desde la IM “habían prometido no abrirlo”.

No es cuestión de edades

Si bien se podía deducir que en su gran mayoría los manifestantes tenían entre 20 y 30 años, también se veía a gente por fuera de esa franja etaria. Algunas madres concurrieron con sus hijos, quienes también portaban carteles cuyas consignas quizás no tenían tan claras, pero sí la convicción de que a los animales no se los maltrata. Ángela tiene 46 años y es vegana desde hace 10. Esta es la segunda vez que participa en la marcha porque considera que “está bueno apoyar”. Se alegró por la variedad de edades que circulaban por la plaza, porque pudo ver “mucha gente joven”, pero también a “gente grande” que quizás no está tan comprometida, pero “apoyan a los hijos”. Ella tiene una hija de 18 que vivió gran parte de su crianza bajo una dieta vegana. Hoy en día es vegetariana y llegó a un acuerdo de convivencia con su madre para poder ingresar huevos al domicilio. Ángela respeta a su hija, pero tiene la esperanza de que volverá al veganismo. “Ella ya tiene la información, está la semillita ahí”, afirma.

En la otra punta del arco etario está Alicia, de 19 años. Es vegana hace dos y cuenta que hizo el clic luego de ver el documental Glass Walls, de 2014, que cuenta con la participación del beatle Paul McCartney, probablemente el activista vegano más famoso del mundo. “Mi familia es vegana y tengo unas amigas que son vegetarianas”, comentó sobre su relación entre su estilo de vida y su entorno. Agregó que comúnmente no se le hace difícil conseguir sustitutos para su alimentación, aunque a veces se complica con comidas más elaboradas, como postres y tortas.

Los de ahora y los contras

Caétano resaltó la importancia de internet a la hora de compartir información y comunicarse con la gente. Para ilustrarlo, mencionó que la difusión de la marcha se hizo a través de redes sociales. Al respecto, destacó que este tipo de movilizaciones va en aumento y que en 2020 esperaban llegar a los mil concurrentes, como el año pasado. “Yo creo que la gente cada vez se está interiorizando más, cada vez lo estamos mostrando más y cada vez el no consumo de animales se ve más natural”, explicó.

Marcha por la Liberación Animal en Montevideo. Foto: Pablo García / Sala de Redacción.

En cuanto a las medidas necesarias para este tipo de manifestaciones en pandemia, afirmó que “se siguieron todos los protocolos”, se exhortó al uso de tapabocas y a respetar el distanciamiento social. Sobre posibles hechos de violencia como los ocurridos hace unos días en la Plaza Seregni, la organización recalcó que se trata de “una marcha pacífica”, que busca cumplir con las reglas establecidas a través de “grupos de auto cuidado, donde nos cuidamos nosotros y cuidamos al que marcha”. Independientemente del accionar policial, también está la postura de quienes no respetan las ideas que los manifestantes expresan durante el acto. “Pasa todo el tiempo, nuestra vida es estar enfrentado a gente que todavía no ha despertado”, lamentó.

Todas las voces, todas

Pasadas las 18 horas comenzó la organización de pancartas y cánticos para dar inicio a la marcha rumbo a la explanada de la Universidad de la República (Udelar). La convocatoria permitía que, respetando el distanciamiento, el desfile ocupara aproximadamente una cuadra entera. Diversos eran los mensajes que decoraban el reclamo: desde gente disfrazada de animales hasta carteles con imágenes tan crudas como reales de lo que ocurre en mataderos y centros de detención de animales. Inclusive, se dio la paradójica imagen de personas acompañadas de sus perros atados. “Son sus cuerpos, no los nuestros. Son sus vidas, no las nuestras”, decían los cánticos reivindicativos, y también había otros más confrontativos: “Fuego al matadero” o “tiemblan los carnistas, América Latina va a ser toda antiespecista”. Pero también cantaban para generar consciencia: “Señor, señora, no sea indiferente, que matan animales en la cara de la gente”.

En ese panorama también se podía observar el reclamo de ajenos a estas ideas, que lo hicieron saber gritando a los activistas que “vayan a laburar” o acusándolos de estar “al pedo”. Pero los puntos más tensos, aunque sin violencia, se dieron frente a varias casas de comida rápida que se encuentran en 18 de julio. Tanto en la esquina de Ejido como en la de Gaboto, la marcha paró frente a las franquicias multinacionales e hizo visible su reclamo: arrimaron carteles, aumentaron los cánticos y prendieron bengalas. Si bien la policía acompañaba el trayecto, sobre todo colaborando con la organización del tránsito, no fue necesaria su participación en ninguna instancia y los mismos manifestantes calmaban las aguas cuando ameritaba.

Marcha por la Liberación Animal en Montevideo. Foto: Pablo García / Sala de Redacción.

Al llegar a Eduardo Acevedo, la organización subió la escalinata de la Udelar para leer la proclama de cierre, acompañada de una intérprete en lenguaje de señas. “Toda la vida nos educaron con la idea de que los animales no humanos no son merecedores de respeto y nos hicieron creer que la especie humano es una especie superior”, comenzó. “Hoy podemos cuestionar este sistema que promueve violencia hacia los demás animales y promover no participar más de ello”, continuó. Tras algunas especificaciones sobre las injusticias denunciadas, los oradores dejaron clara su postura: “Es por eso que hoy estamos acá, motivades por el respeto al otre, sea cual sea su especia, etnia, género, religión, potencial físico o intelectual”. “Luchamos por la libertad de todas las especies y lejos de nosotres están las lógicas fascistas, la libertad será para todes”, cerró la oratoria.

Una vez más, los derechos de los animales se defendieron en el Centro montevideano.

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