Protestas en Nicaragua / Foto: Inti Ocon, AFP

En un video de 27 segundos publicado en internet y difundido por algunos medios, se observa el cuerpo de un joven tendido en el suelo, herido gravemente y con los ojos bien abiertos. Dos manos se posan en su pecho y presionan, intentando hacerlo respirar. Se oyen gritos que anuncian su muerte. La cantidad de muertos en Nicaragua superó los 30 en las manifestaciones por las reformas al sistema de seguridad social, luego de la irrupción que la Policía hizo el domingo 22 por la noche en la Universidad Politécnica (Upoli). La intervención policial dejó cuatro muertos, según aseguran estudiantes de la institución.
El video fue grabado en las inmediaciones de la Upoli, donde un grupo de estudiantes permanecía atrincherado, después de que el presidente de la República, Daniel Ortega, confirmara la anulación de la resolución 1317 del Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS) aprobada el 16 de abril, sobre la modificación al seguro social. “Comunicamos al pueblo nicaragüense que el consejo directivo ha dicho que adoptará las resoluciones. La resolución es que queda revocada la resolución anterior”, sostuvo Ortega en un discurso retransmitido por los medios públicos de ese país. La resolución implicaba que la aportación salarial de los trabajadores a la seguridad social pasara de 6,25 a 7%, la de los empresarios, mediante sus beneficios, de 19 a un 22,5%, y que se realizara una retención del 5% en las pensiones de los jubilados, según informó Europa Press.
“Queremos restablecer el orden, no podemos permitir que aquí se impongan el caos y los saqueos”, estableció Ortega. En su discurso, el presidente realizó un  llamado a la paz y destacó que “la mesa queda limpia para sentarse a tratar el tema con los empleadores y trabajadores”. Además, indicó que no es posible condicionar el diálogo y agregó: “si nosotros condicionamos el diálogo a que se acuerde lo que ya se había acordado, no vamos a ningún lado“.
El anuncio de Ortega no opacó la tensión y los enfrentamientos.  La seguridad social ya no es el único motivo por el que protestan los civiles. El conflicto tomó dimensiones más amplias. Entre los motivos de protesta, los manifestantes plantearon supuestos fraudes electorales, continuas alzas en los combustibles, un accionar impune de la Policía, las violaciones a la libertad de expresión, la corrupción y muertes de campesinos opositores al gobierno que no han sido resueltas.
Violeta Granera, presidenta del opositor Frente Amplio por la Democracia (FAD), dijo que solo hay dos salidas a esta situación: “que renuncie [Ortega] a la presidencia o que llame a elecciones libres, transparentes y competitivas, de inmediato”. Margarita Vigil, dirigente del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), surgido de una escisión del grupo político del presidente, afirmó que “lo que hizo hoy Ortega no cambia la situación de Nicaragua, los heridos continúan, los muchachos siguen presos, hay más de 25 muertos, más de 100 entre desaparecidos y detenidos, siguen las demandas por la justicia, por el derecho a hablar”.
Más manifestaciones, más muertes
El gobierno cifró la cantidad de asesinados del viernes pasado en 10, mientras que organizaciones humanitarias consideran que la cantidad de muertos supera la tres decenas y que hay cerca de 400 heridos. Entre los muertos se encuentra el periodista Ángel Gaona, quien el sábado 21 se encontraba transmitiendo las manifestaciones por Facebook Live cuando fue abatido. Las imágenes emitidas en directo muestran el momento en que la voz del periodista cesa de manera abrupta luego de una detonación, la cámara cae al suelo y una imagen borrosa se superpone con gritos de horror. La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) condenó el asesinato de Gaona.
Ante la negativa de algunos empresarios dueños de los medios de comunicación de transmitir lo que ocurre en las violentas manifestaciones, varios periodistas han renunciado a sus puestos de trabajo. Es el caso de Canal 10, propiedad del empresario mexicano Ángel González.
Las protestas comenzaron en Managua el miércoles 19 y rápidamente se expandieron a otras localidades del país. La Policía Nacional, a través de las brigadas de Dirección de Operaciones Especiales Policiales (DOEP) respondió ante las movilizaciones de cientos de manifestantes, entre ellos estudiantes universitarios y jubilados. El volumen de las protestas se intensificó con el paso de los días y también la represión.
Durante el último fin de semana se produjeron saqueos a supermercados y una compra masiva de combustible que determinó un desabastecimiento a nivel nacional. Se produjeron barricadas de piedras y los manifestantes cerraron las calles con llantas incendiadas. Sin embargo, este lunes se desarrolló una marcha pacífica que contrastó con el clima vivido en el país en los últimos días. El reclamo principal fue la salida del Gobierno de Nicaragua de Ortega y Rosario Murillo, su esposa y vicepresidenta,  y el cese de la represión.
Era fija
Desde el retorno de Daniel Ortega a la presidencia de la República en 2007, su ejercicio se ha caracterizado por la concentración progresiva del poder. Se apropió del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y expulsó a los disidentes, estableció reformas en la elección electoral, dispuso a sus fieles en sectores del Estado y tomó el control de los cuerpos armados. Con las transferencias económicas recibidas durante casi una década desde la Venezuela de Hugo Chávez, el presidente nicaragüense estableció una buena relación con todos los sectores sociales del país. Abrió un mercado con beneficios con los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) para los grandes empresarios y, a través de fuertes políticas sociales, brindó recursos a los más pobres, que constituyen la amplia mayoría de la población.
La situación nacional comenzó a complejizarse cuando los recursos venezolanos se cortaron y se la economía descendió. Además, se han ido cerrando los espacios legales para protestas y encauzar el malestar. Una bola de nieve que creciendo en los últimos años estalló en protestas violentas que han colmado el espacio público desde la semana pasada.
Lucía Gandioli

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