"SIEMPRE EXISTIERON Y VAN A EXISTIR"
Pero también hay otra cantidad de dinero que circula en torno a las carreras de caballos, que se encuentra fuera de la órbita y del control de HRU y de la Dirección de Casinos del Estado: el de las apuestas clandestinas. Para jugar de esta manera ni siquiera es necesario estar en el circuito o tener dinero consigo, uno puede estar mirando las carreras por televisión tranquilamente en su casa; es más, si bien las carreras son en Montevideo, también se apuesta clandestinamente en todo el país. “Muchas veces [los clandestinos] están allí adentro, y uno los conoce, pero no hay pruebas para sacarlos. Estos tipos de apuestas siempre existieron y van a existir”, aunque si se los sorprenden in fraganti pueden ir presos, cosa que alguna vez ha sucedido, según comentó un apostador habitual. “Ni siquiera vas con plata, le decís: jugame tanto a éste, tanto al otro, y así se van manejando”. Para entrar en estas apuestas es necesario encontrar a alguien de confianza, y en caso de perder, pagar lo más pronto posible para ganar credibilidad y de a poco integrarse a la red. ¿Cuál es la gracia? si el boleto de un caballo vale $200, uno lo juega a $170. Si pierde, pierde $170, y si gana, gana $200.
Ese dinero no entra dentro de la pizarra de las apuestas oficiales, por lo tanto el dividendo del caballo no baja: cuanto más apuestas recibe un caballo menos va a ser lo que paga por peso apostado. Generalmente este tipo de apuestas no son de poco monto. “Mirá que muchos son tipos ricos y que la mayoría de las veces están sentados en el hipódromo. Apuestan de a $100.000 pesos por carrera”, agregó el apostador. Como forma de combatir esta modalidad, HRU estableció un sistema llamado “jugador sostenido”, modalidad de juego que tiene un límite de apuestas. El jugador especifica que desea jugar de esta manera y entonces la apuesta no aparece en pantalla, por lo tanto el dividendo del caballo no baja y el animal no figura como un competidor que haya recibido una gran cantidad de apuestas, por ende, que pueda tener alguna chance de ganar. Consultado por Sala de Redacción, uno de los representantes de agencias hípicas sostuvo que “es una realidad con la que hay que vivir y lamentablemente no podemos hacer nada”, dejando entrever la corrupción que existe dentro del turf.
Federico Correa