Uruguay vive las secuelas post copa del mundo, disputada en Rusia durante el mes de agosto. Sala de Redacción conversó con uno de sus arqueros, Felipe Fernández, sobre las expectativas que tenían previo a la competencia, con lo que se enfrentaron y la experiencia de jugar un torneo de esta dimensión representando a tu país. “Estar a la altura de las circunstancias, eso para Uruguay significa pasar de fase. Cada vez que Uruguay fue a un mundial avanzó de fase. Sabíamos que teníamos equipo para lograrlo, luego el campeonato emparejó en cuartos de final”, relata.
–Arrancan la Copa con derrota ante Senegal y luego toca victoria ante Omán. Estas cosas tienen los encuentros internacionales: en una semana te enfrentas a tres rivales y quizás todos de distintos continentes. ¿Sintieron algún tipo de diferencia entre culturas a la hora de competir?
-Son maneras muy diferentes de jugar a este deporte. Senegal te propone un partido muy físico, de uno contra uno, de mucho remate y casi sin pases entre ellos. Omán tenía un juego muy similar a nosotros, muy aplicados tácticamente y Portugal tenía desequilibrio individual. El desafío pasa por enfrentar a estos equipos con pocos antecedentes de duelos contra ellos. La posibilidad de enfrentar equipos africanos pasa solamente en un mundial.
–Hablando del juego mismo… ¿Cuáles son para vos las claves o ventajas que se van buscando en los partidos de fútbol playa?
-Estamos en tiempos donde el nivel es muy parejo y los partidos suelen abrirse con pelotas quietas o en transiciones rápidas. Es clave que los jugadores sean buenos pateadores y también es muy importante en el fútbol playa actual un arquero con buena técnica. A partir de ahí se pueden crear superioridades, con un arquero que pase bien la pelota y que además tenga buen remate.
–En una nota mencionaste que “los partidos se ganan o se pierden en el tercer tiempo.” ¿Qué tan a fuego sostenés esta frase? ¿Por qué?
-Es una de las máximas del deporte, esa frase va junto a otra: “hay que llegar en partido al tercer tiempo”. Es un deporte donde hacer un gol desde el saque te puede llevar nada más que tres segundos, y donde se pueden hacer goles casi que desde cualquier lugar de la cancha. Entonces una distancia de dos o tres goles no es nada definitivo.
–Tocaba Portugal, es decir, el último campeón del mundo ¿Cuál era el plan de partido? ¿qué partido soñaste y con cuál te encontraste?
-Había un plan A y un plan B. El primero decía que si le ganábamos a Senegal nos jugábamos la clasificación con Omán, el plan B era que si perdíamos con Senegal había que ganarle a Portugal. Desde un comienzo vimos que Portugal era mortal, no era la selección que había salido campeona hace dos años, se le complicó Omán, perdió con Senegal. En ese partido le expulsaron a Andrade, el arquero que además no venía teniendo un buen mundial, y perdió por lesión a su capitán Belchior. Entonces la charla previa al partido fue del estilo “sigue siendo Portugal, pero están al alcance”. Hablamos de los aspectos a tener en cuenta, pero ellos seguían teniendo jugadores que marcan la diferencia, por más que digas “cuidado con Be Martins”, después viene, gira y te la clava contra un palo. Entonces nos encontramos con un partido roto desde el comienzo, de gol a gol, algo que no estamos muy acostumbrados pero fue una noche donde la arena estuvo de nuestro lado. A veces pasa; pateas, una pelota que va adentro pica y sale, otras veces pica y se mete.
–¿Qué partido pensaban ante Suiza (selección que elimina a nuestro combinado en cuartos de final por 10 tantos sobre 1)? ¿Se podría decir que ese encuentro los marcó como grupo, sin entrar en para bien o para mal?
-El sentido común decía que el primero de ese grupo debía ser Brasil, entonces avanzar segundo y enfrentarse contra Suiza no era tan mala noticia. Lo que sí sabíamos es que el juego suizo, esa salida de tres con el golero jugador, nos iba a plantear dificultades porque no es algo que en Sudamérica se aplique demasiado. Nunca nos sentimos cómodos dentro del partido, pero ahí fue cuando el capitán Laduche marcó la cancha. Más allá del resultado, en las malas es cuando se pone a prueba el grupo, es fácil llevarse bien cuando le ganaste al campeón del mundo, lo difícil es cuando la estás pasando mal dentro de una cancha. La sensación que nos quedó es que no fue una buena imagen para despedirse del mundial.
–¿En el fútbol playa sucede todo más rápido, no?
-En el fútbol playa los momentos son más rápidos, no podés bajonearte por un mal arranque y menos tranquilizarte porque las dos primeras que pateaste fueron goles. Tenés que pasar página muy rápido, exige una rapidez mental muy diferente al fútbol cancha, en eso se parece más al básquet, son rachas.
–Luego de la participación en el mundial, Uruguay escaló dos lugares en el ranking FIFA (del 11 al 9). ¿Cómo tomaron esta noticia? ¿Es un impulso?
-Es un reconocimiento, Uruguay hoy es la segunda mejor selección de las dos américas, solamente detrás de Brasil. Ser top 10 es algo muy difícil de ver para un deporte uruguayo, ganarle al último campeón del mundo tampoco es algo que podamos ver en otros deportes en Uruguay. Eso implica mucho sacrificio, mucho trabajo, muchas horas dedicadas. Conocemos las dos caras de la moneda, la primera década de los 2000 éramos de los mejores del mundo, definíamos mundiales, la segunda década ni siquiera lográbamos clasificarnos a los mundiales. Ahora hace dos ediciones que vamos de manera consecutiva, llevó mucho tiempo construir esto, el desafío es mantenerlo.
–¿Qué papel tiene el beach soccer en tu vida?
-Comenzó como una actividad de verano, jugando solo el campeonato local. Hace cuatro años, coincidiendo con mi vuelta a Uruguay, me sumé a la selección y pasó a ser una actividad diaria durante siete meses al año, por lo menos. Además, en los últimos dos años fue mi única posibilidad de hacer deporte. Durante la pandemia y mientras preparamos el mundial se nos permitió seguir entrenando, así que me siento un privilegiado en poder seguir haciendo deporte mientras las otras actividades estuvieron cerradas.
–¿Cómo crees que se seguirá desarrollando el fútbol playa en nuestro país? ¿Tenemos techo?
-Ese es uno de los problemas, no tener techo (ironiza). Estamos en un momento donde para poder seguir creciendo necesitamos techo, es decir, una cancha cerrada. El mundial fue en el verano europeo, por lo que la preparación la tuvimos que hacer en nuestro invierno; no es muy conveniente entrenar en la playa con poca temperatura y mucho viento, desvirtúa los ejercicios y su ejecución. Tenemos la oportunidad de que la élite mundial no nos queda lejos, estamos cerca, pero eso no implica que debamos quedarnos donde estamos. El próximo escalón es cualitativamente más difícil que los anteriores. Lo bueno es que tenemos talento, conocimiento acumulado en el cuerpo técnico y además -y no es menor- una geografía que nos permite entrenar este deporte durante muchos meses al año. La clave es competir con mucha frecuencia contra los mejores.