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Nuestro país lidera los índices de cáncer de piel en América Latina, según difundió la Asociación Americana del Cáncer. Consultado por la CNN, el médico Álvaro Luongo, director del Instituto Nacional del Cáncer, expresó que el país “tiene diagnosticados alrededor de 2.000 cánceres de piel no melanoma y unos 200 de tipo melanoma al año”. En el mundo, desde 1970 hasta hoy su incidencia creció un 150 por ciento y la tasa de mortalidad un 44 por ciento. Por esto, el organismo mundial Skin Cancer Foundation (Fundación de Cáncer de Piel) catalogó a la enfermedad como epidemia, ya que suma un total de 3,5 millones de casos a nivel mundial. En cuanto a cifras de mortalidad en el país, consultada por el mismo medio, la presidenta de la Sociedad de Dermatología del Uruguay, Mariela Álvarez, informó que “en cuanto al melanoma la mortalidad es de una víctima cada 8 días” y que “en cáncer de piel en general es de un paciente cada 4 o 5 días”.
La piel es el órgano del cuerpo humano de mayor extensión, es nuestro escudo de las amenazas exteriores visibles e invisibles. El melanoma es la patología menos frecuente pero la más agresiva ya que de siete muertes, se le atribuyen 6; el caso restante responde a los tipos de cáncer de piel no melanoma: el carcinoma basocelular y el carcinoma espicelular. Ambos tipos detectados precozmente tienen una alta tasa de sobrevida pero lo que atenta contra ese diagnóstico son hábitos culturales y estéticos de los que los uruguayos son rehenes.
Los habitantes del mundo occidental encuentran en el sol un aliado para que la piel luzca bronceada sin tomar, a veces, recaudos para que la exposición no sea nociva para la salud. Por otro lado buscan alternativas como las camas solares sin tener en cuenta que su uso aumenta significativamente el riesgo de cáncer de piel. La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), publicó en la revista The Lancet Oncology un informe que eleva la calificación del uso de las camas solares de “probablemente carcinogénicas en humanos” a “carcinogénicas en humanos”. El informe de la agencia que integra la Organización Mundial de la Salud (OMS), pone a las camas solares y la radiación que producen en la categoría de las sustancias y productos de mayor efecto cancerígeno, junto con la exposición al benceno, a los asbestos y al humo de tabaco, entre otros.
Cuestión de actitud
Uruguay, con sus 600 quilómetros de costa y una población que en su mayoría tiene herencia europea de tez blanca, está bajo una zona donde la capa de ozono ha reducido, aunque en porcentajes leves, su espesor.
Las medidas que hay que tomar son simples y conocidas: evitar la exposición solar entre las 11 y las 17 horas, usar protector solar factor 30 o más, sombrero de ala ancha y lentes certificados con protección adecuada a la radiación UV-A y UV-B, como expone la página web Skin Cancer Foundation. Estas precauciones generan cierta reticencia por parte jóvenes y adultos, que, mal educados (o mal aprendidos) no las tienen en cuenta o toman algunas y desechan otras.  Lo esencial es tomarlas en su conjunto, despojar el miedo al diagnóstico y saber que el cáncer detectado en etapas tempranas tiene cura, pero en caso de detectarlo en etapas tardías es “altamente mortal, ya que ataca de forma vertiginosa a personas entre 30 y 50 años”, dijo Alejandra Larre Borges, profesora adjunta de la Cátedra de Dermatología de la UdelaR en díalogo con No toquen nada, programa de Océano FM.
Otra arista fundamental para la prevención es observar cuidadosamente la piel, que tiene la gran ventaja respecto a otros órganos de que cada uno puede examinársela. Una herramienta que según los expertos ha salvado de la patología a un número significativo de personas es la regla nemotécnica del ABCDE de la detección del melanoma: asimetría, cuando una mitad del lunar es distinta a la otra, borde, si un lunar es irregular, tiene ondulaciones o está mal definido, color, si el lunar tiene variaciones en el color desde un área a otra o tiene distintas tonalidades de bronceado, de marrón y de negro, y en otros casos de blanco, de rojo o de azul, diámetro, si el lunar es más grande que el tamaño del diámetro de un lápiz (6 milímetros) y evolución, cuando un lunar cambia de tamaño, forma o color.
A por ellos
El foco sobre la prevención cambió hacia el cuidado de los niños. Hubo un giro en el modelo de atención en el que se aplican medidas simples que apuntan a un cambio cultural. El dermatólogo y asistente de la cátedra de dermatología medico-quirúrgica del Hospital de Clínicas, Julio Magliano, con su proyecto y tesina*, fue fuente para el programa de prevención Convivir con el sol lanzado a finales del año pasado por el Área de Educación Poblacional de la Comisión de Lucha contra el Cáncer, el Ministerio de Salud Pública, la ANEP y el Centro de Educación Natural e Integral. En charla con SdR dijo que “hasta el 80 por ciento de la exposición solar de nuestra vida tiene lugar antes de la edad de los 18 años, por lo tanto la protección solar es de suma importancia durante la niñez y la adolescencia”.Por eso ha “aumentado el interés por el tratamiento preventivo”. Son dos conceptos fundamentales: el de la fotoprotección, “medidas que limitan los daños cutáneos acumulativos inducidos por la radiación solar”, y el de la fotoeducación, “políticas que pretenden disminuir la exposición y reducir sus efectos”.
El dermatólogo explicó que el blanco del proyecto son los niños y niñas en edad escolar “por ser los más vulnerables a una incorrecta exposición al sol, y también los más receptivos a la hora de aprender y aprehender nuevos hábitos”. En este sentido señaló que “las escuelas son el mejor medio para llegar a nuestros destinatarios  principalmente por su amplitud de cobertura e impacto”. Si bien “la campaña  no se ha desarrollado por completo por cuestiones económicas, sí se ha implementado una parte del proyecto: la creación y divulgación del cuento por Internet”. El proyecto y la campaña amalgamados “utilizan el juego y las computadoras del Plan Ceibal como apoyo a los contenidos programáticos de Educación Primaria actualmente vigentes y el desarrollo de un juego tradicional o cuento corto”. El cuento expone de una forma divertida y colorida la información necesaria sobre los diferentes cuidados que los niños en particular deben tener. Desde crucigramas, sopas de letras y un verdadero o falso, hasta escenografías a colorear, donde las medidas de prevención son protagonistas. También apela a la manualidad de los más chicos para que, con un instructivo simple, puedan hacer un sombrero que los proteja adecuadamente. El libro concluye con información pertinente sobre el vínculo entre el niño y el sol, y apunta a que la relación entre ambos sea disfrutable y saludable.
Manuel Franco
*“Educación en promoción de hábitos saludables de vida en relación con la protección solar y prevención del cáncer de piel, dirigida a niños y niñas escolares”.

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