Más de 7000 jóvenes de entre 14 y 35 años del país compiten en el certamen de Movida Joven organizado por la Intendencia de Montevideo (IM) desde mediados de octubre hasta fines de noviembre. Las categorías son canto, música, fotografía, audiovisual, freestyle (rap improvisado), danza, comparsa, ilustración, literatura y teatro. Además, hay otra categoría que es Adolescentes en Escena (que comprende las edades de 12 a 18 años), donde el formato es de encuentro y no existen premiaciones, es decir, presentan sus obras sin competir entre sí.

La directora interina de la Secretaría de Infancia, Adolescencia y Juventud de la IM, Lucía Acosta Arnaud, dijo a Sala de Redacción que “se trata de la mayor convocatoria hasta ahora” y agregó que “el rubro freestyle multiplicó sus inscripciones para el concurso; de 25 a 120 personas”. Según expresó Acosta, este evento se trata de una inversión en cultura para la IM, “donde se fomentan valores de trabajo en equipo” y el “crecimiento tanto personal como grupal”, porque para llegar a presentarse deben organizarse, “lo cual es muy formativo”. 

Además, “es una inversión importante” ya que requiere un despliegue de técnicos para el sonido, la iluminación, la producción, así como también acomodadores. “Toda esa preparación acompaña y sostiene la experiencia de los jóvenes”, y por ello “es que tiene un valor sustantivo”, explicó Acosta.

El evento orientado a la población juvenil moviliza a los barrios, a las familias y amigos, y pone a disposición las mejores salas capitalinas para usufructo de los artistas. Están habilitadas con entrada libre y gratuita para la presentación de las diversas propuestas participantes las salas Verdi, Zitarrosa, Delmira Agustini del Teatro Solís, el Teatro del Anglo, el Centro Cultural Florencio Sánchez, la Plaza Cebollatí, así como la fotogalería de la Plaza Cagancha.

Foto: página web de la Intendencia de Montevideo.

En el caso de las comparsas, el concurso se realizó en los territorios donde se reúnen regularmente, por eso el 11 y 12 de noviembre hubo exhibiciones en los barrios Brazo Oriental, Jacinto Vera, Flor de Maroñas y Buceo. El sábado 25 de noviembre desfilarán todas las comparsas por la calle Isla de Flores (Barrio Sur, Montevideo). 

Por su parte, las categorías de canto y música son las únicas que cuentan con una pre-selección antes de llegar al evento. Debieron enviar un demo con tres canciones, el cual fue juzgado por el jurado, que seleccionó 21 demos en canto y 28 en música para concursar en vivo en las salas Delmira Agustini y Zitarrosa, ya que se inscribieron muchas propuestas.

Para las categorías Literatura, Ilustración, Fotografía y Audiovisual la presentación de los trabajos se realizó a través de la web, y los ganadores de la edición N° 21 se presentaron en Salas como la Delimira Agustini del Teatro Solís, en la fiesta de lanzamiento que ocurrió en la Plaza de las Pioneras, o en la Fotogalería de la Plaza Cagancha respectivamente. Para las obras audiovisuales “la IM aún no ha encontrado el marco adecuado para su exposición”, lamentó Acosta. 

En el cierre de la Movida Joven 2022, la IM articuló un evento conjunto con el cierre del año del plan ABC+. El Montevideo Late fue un mega festival gratuito en la rambla de Punta Carretas, que sucedió en diciembre de 2022 y se presentaron artistas como Luana, Cuatro Pesos de Propina, Marilina Bertoldi, No Te Va Gustar, Ruperto Rocanrol, Papina de Palma, El Kuelgue, Zeballos y La Vela Puerca. Este año proyectan un evento de similares características, según contó a Sala de Redacción la directora interina de la Secretaría, aunque aún no quiso adelantar qué artistas se presentarán. 

Del rap femenino a la fotografía migrante

Emilia Bonilla o Emily como la conocen en el ambiente del freestyle (rap improvisado), es una de las juradas de la competencia en esta disciplina al igual que los raperos uruguayos Spektro y Santi Mostaffa. Con 22 años ya lleva seis años de cultivar la cultura hip hop, y ganó dos ediciones de la competencia uruguaya femenina RapFem, en la que realizan batallas de rap “sólo entre pibas”, según acotó. 

En sus comienzos se vinculó con el rap desde un lugar íntimo, a través de la escritura de sus letras, hasta que conoció la Dark Jail, un evento icónico de freestyle que se realiza en las inmediaciones del Hotel del Prado (Montevideo). Durante mucho tiempo prefirió presentar sus composiciones en los entretiempos de las batallas, a tener que competir en una de ellas. Emily advirtió que el ambiente del rap  y “especialmente el de las batallas, está muy masculinizado”. Esto se ve reflejado en las inscripciones de la categoría: “de 114 participantes, sólo dos son mujeres”, dijo la rapera mientras con sorpresa se pregunta: “¿dónde están las chicas que participan de la RapFem?”. 

El freestyle contó con un número elevado de concursantes, por lo que realizaron un clasificatorio donde se los puntuó y, de esta manera, quedaron entre los 16 mejores e iniciaron el clásico camino de octavos, a cuartos, a semifinales y a la final. Al igual que en otras categorías, los ganadores serán anunciados en diciembre.

La jurada cree que en futuras instancias se deben implementar acciones de “discriminación positiva, para estimular e incentivar la participación”, propone que exista un período especial para las mujeres que quedaron fuera del plazo “y quizás se quedaron con las ganas, porque no se animaron a inscribirse a tiempo”. A su vez, considera que se podría generar un sistema donde batallen solamente mujeres por un cupo directo a la clasificación, a la vez de que participen de la competencia general, “teniendo doble chance de alcanzar la fase de clasificatorias”. Ese método ya se implementó en la DarkJail para fomentar la participación femenina y podría aplicarse en la Movida Joven a través de un acuerdo con la RapFem.

Emily describe que ser jurado es mucha responsabilidad, y para ella es importante que las batallas sucedan en un contexto en el que se “promuevan buenos valores”, se cuide el espacio donde suceden, no se caiga en machismos ni discriminaciones y “no se convierta en decir cualquier estupidez”.

Entre los ganadores de la edición de la Movida Joven de 2022 en la categoría fotografía, está Erick Quintana, fotógrafo y migrante cubano de 36 años que presentó su serie “Salvaje”, inspirada en “una visión desprejuiciada y libre de tabúes” sobre la naturaleza humana (especialmente la femenina).

En diálogo con Sala de Redacción, el fotógrafo cubano comentó que “fue muy sencillo inscribirse y postular su trabajo” y que se enteraron del concurso con su pareja Dianaliz Larrondo -modelo de la serie fotográfica y junto a quien la co-creó- a través de Instagram. Quintana comentó que luego de “unas semanas” les avisaron que habían quedado entre los ganadores de la categoría fotografía 2022, junto a Emilia Zaballa y Maximiliano Morencio. Como es habitual en la Movida Joven, los ganadores de la edición anterior presentan sus obras un año después durante la edición siguiente. Los trabajos de los tres ganadores están en exposición actualmente en la Fotogalería de la Plaza Cagancha y están trabajando en la cobertura fotográfica de la Movida Joven 2023. 

Serie Salvaje (2021). Fotografía digital. Modelo: Dianaliz Larrondo (pareja). Autor: Erick Quintana.

Quintana resaltó que como migrantes “esto nos ayuda a instalarnos en el medio artístico uruguayo”. A la vez, dijo que su premio monetario ($10.000) lo utilizó para comprar equipos profesionales, por ejemplo “conseguí un lente vintage de 24mm con foco manual que hace tiempo me hacía falta”.

Sobre el concepto detrás de su obra Quintana ahondó: “es ir a la expresión del cuerpo como tal, del erotismo, sin refinamientos, sin tantas cosas que nos enseñan, de la vida en sociedad”. Su padre Julio Luis Quintana y su pareja, la modelo Dianaliz Larrondo fueron quienes lo inspiraron, y con ella trabajó en conjunto experimentando y puliendo” la serie fotográfica.

Apología al placer. Serie Salvaje (2019). Fotografía digital. Modelo: Julio Luis Quintana (su padre). Autor: Erick Quintana.

Según afirmó, prefiere utilizar el Blanco y Negro (B&N) ya que “quita un poco lo que es el adorno de los colores, que nos enamoran y se roban el protagonismo”, a la vez que el B&N “es un lenguaje muy atemporal” y aprovecha el alto contraste “porque impacta a la vista”. Le gusta que las imágenes “den un golpe cuando uno las vea, que te hagan pensar, que te muevan”, finalizó. 

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