“La historia de Belela es la mía, porque hoy las luchas son otras, pero también son las mismas”, se oye la voz en off de la directora Soledad Castro al cierre de Una de nosotras, un documental sobre la lucha de Belela Herrera. Como esa hay muchas historias que se juntan en una sola.
Delia González escribió poemas desde que su esposo cayó preso en dictadura. La escritura fue su refugio para expresar lo que no compartió nunca. Y contar esta historia familiar fue un desafío para Victoria Pena. “Delia” fue su primer trabajo como directora general y por el que recibió el Biznaga de Plata a la mejor Dirección Documental, la mención especial del jurado joven en la 25° Edición del Festival de Málaga, una mención del jurado y el premio del público en el 40° Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay en Cinemateca.
En la película, Delia comparte sus poemas con su familia después de mucho tiempo. “Me emocioné muchísimo al leer los poemas”, expresó Pena a SdR. Tienen la sutileza de escribir algo que trasciende generaciones.
¿Cómo surge el amor por el cine?
Mucho antes de estrenar su ópera prima, Pena miró mucho cine de niña ya que su padre tenía un videoclub. También tuvo la oportunidad de acercarse a la actuación, pero encontró en la realización su lado lindo: le gustaba más estar detrás de la cámara que frente a ella. Pena ha participado en diferentes roles en trabajos como la serie “Cambalache”, el largo “Carmen Vidal Mujer Detective” y la serie reciente de Amazon Prime “Porno y Helado”.
La figura paterna no fue una influencia menor y tampoco lo fue para Gabriela Guillermo. Su padre, que era proyeccionista, fue una inspiración. En diálogo con SdR esta realizadora recordó que él le enseñó a proyectar en el living de la casa cuando era niña y que llevaban películas de un pueblo a otro, ya que su abuelo tenía cines en el Interior. Su casa estaba repleta de proyectores y latas de cine.
Para Soledad Castro, la cuestión familiar es complicada ya que pertenece a una familia de varones sumamente pública, entre los clubes deportivos, la música y el Carnaval: su padre es el fundador de la murga Falta y Resto. En este entorno, “las mujeres acompañaban y aportaban desde el silencio y la invisibilidad”, dijo Castro a SdR, y añadió que le costó mucho salir de ese círculo.
Fueron los círculos de amistades los que llevaron a Silvana Tomeo a anotarse a un taller de dirección de actores. Como egresada de la ex Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, sentía que tenía un perfil orientado a la radio y al periodismo, pero desde la incursión en ese taller, descubrió todo un mundo diferente que la llevó a anotarse en la Escuela de Cine. Allí encontró la pasión por el audiovisual, la construcción de un guion desde cero y el contacto con los actores.
Una cuestión de género
El contenido de las producciones audiovisuales ha cambiado mucho con el pasar de las generaciones. “La mirada femenina ha logrado que las cosas cambien”, reflexionó Tomeo, que dirigió “La Despedida” en 2010, una película con un tinte machista. Por entonces, Tomeo cambió partes importantes en el guion y admitió que hoy le cambiaría más cosas todavía. Pero fue su primer largo y no de producción propia. Tomeo considera que también han cambiado “las miradas masculinas” porque los varones “también tienen crítica y autocrítica”, y eso está bueno: “que sea compartido y haya más diversidad”.
Actualmente trabaja en un thriller que se comenzará a filmar en setiembre. Tomeo participó desde el armado, de forma cooperativa con el trabajo de producción. “A veces los roles no tienen una línea divisoria firme cuando estás contratado, cuando armás una coproducción”, y la negociación está siempre presente para sacar provecho al dinero invertido en la parte técnica. Explicó que se hacen acuerdos en función del dinero que pone cada país, la recaudación y las figuras actorales, algo que para el público es muy importante.
Como su colega, Guillermo consideró que obtener fondos es un desafío. Ella rodó el mediometraje de 16 milímetros “El Regalo”, con el que obtuvo la subvención del Centro Nacional de Cinematografía de Francia, pero el dinero se podía gastar solo en Francia, así que la realización de la película se hizo sin fondos “a puro pulmón”, contó. Luego de filmada se hizo la finalización, la postproducción y el laboratorio en Francia. Todo ese esfuerzo fue recompensado con el Premio a la Calidad Cinematográfica del mismo centro.
Para la realizadora, su estilo de hacer cine es “minoritario”, es una “ideología sobre hacer cine, dejar entrar lo real en el cine”. Busca que haya improvisación a la hora de rodar y está afín a dejar entrar la realidad, la luz, el sonido y los seres que filma, sean profesionales o no. “A veces eso es perturbador para el público: ver la realidad tal cual es”, porque el espectador está habituado a que “lo lleven de la mano”. En su cine, el público tiene que saltar obstáculos.
Guillermo participó de la experiencia Llamale H, el Festival Internacional de Cine sobre Diversidad Sexual y de Género. La película argentina “Vil romance” fue inspiradora para ella. La última película de Guillermo, junto a Irina Raffo, está basada en una historia de amor entre dos mujeres llamada “Historia de Otoño”. Actualmente trabaja en “Historia de Primavera”, una historia de amor con protagonistas varones. Guillermo consideró positivamente que cada vez haya más cine nacional que refleje la diversidad sexual.
Castro admitió que siempre tuvo que negociar con varones de diferentes ámbitos, por eso prefiere poner el foco en el ambiente que se genera entre el equipo de trabajo. En un rodaje, todas las mujeres se tienen que sentir cuidadas, que haya acuerdos y libertades para decir las cosas. “Vos podés crear una historia que no tenga nada que ver con el feminismo, pero trabajar con una perspectiva feminista”, dijo Castro. Para la realizadora, la lucha contra la violencia que afecta a todas las personas va más allá de la dimensión de un contenido. A modo de ejemplo, Castro pensó en “King Richard”, una película protagonizada por Will Smith que cuenta la historia del padre de las tenistas Venus y Serena Williams. El film cuestiona dónde se encuentra el empoderamiento femenino cuando el personaje fundamental es un varón.
Castro trabaja con sus amigos porque “nunca supe cómo pensar desde un punto de vista profesional por fuera del afecto”. Desde ese lugar ha sido montajista en “Retrato de un comportamiento animal” con Florencia Colucci, filmó múltiples videoclips y dirigió la primera temporada de “Cero Drama”. Pero un desafío enorme fue “Una de nosotras”, ya que la figura de Belela Herrera “se sale de los prejuicios”’. “¿Qué pasa cuando las etiquetas son traicionadas? ¿Qué sucede con eso? Creo que hoy la película la miro y la muestro y el pequeño deseo que me llevó a hacerla sigue ahí”, consideró.
Castro viajó a Argentina la noche en que se votó por primera vez, y se perdió, la ley de Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Lo primero que vio fue a un montón de mujeres cantando “Ni un paso atrás”, de su autoría para el espectáculo de Falta y Resto de 2018. “Fue muy impresionante, cuando recordás que lo soñaste, lo laburaste, lo escribiste y se vuelve de la gente es increíble”, contó.
Falta y Resto cumplió 30 años y Castro registró distintos momentos en un corte final que dura tres horas, por lo que decidió dividirlo en partes de una hora. El documental contará la historia de la murga y su influencia en el carnaval.
“Por suerte se me ocurrió contar la historia”, consideró Castro, ya que muchos de la Falta y Resto original fallecieron: “de la que nació en el ’81 quedan solo seis personas vivas”, contó la realizadora, y mencionó que es una forma de conservar los testimonios de tantas personas que pasaron por la murga “de las 4 estaciones”.
“A mí me gusta que nos pongan iguales, en la misma categoría, que no me premien por ser mujer. Que lo hagan por algo que está bueno, me gusta el impulso pero de cierta forma me siento discriminada”, dijo Tomeo. Contó que su trabajo nunca fue fácil y que comenzó a dirigir cuando no había mujeres dirigiendo, en equipos de 30 técnicos en los que había máximo tres mujeres. Ha notado que hay un incremento de mujeres haciendo tareas “de hombre”. Pena afirmó que su “generación viene trabajando mucho esto, no veo una directora o director que no piense en la cuestión de género cuando arma un equipo”, y consideró que hay que poner el foco en el vínculo para trabajar, ya que los feminismos tienen varias visiones, ángulos o perspectivas.
En el país funciona el colectivo Mujeres Audiovisuales Uruguay (MAU), al que Guillermo consideró como una herramienta fundamental de apoyo a las compañeras para compartir oportunidades y bolsas de trabajo, así como para denunciar casos de acoso o abuso, realizar acciones y acompañarse. “Mujeres luchando por el lugar de las mujeres, haciéndose preguntas ellas mismas y a la sociedad, abrazo su trabajo y me siento parte”, dijo Castro. Pena, por su lado, no milita activamente, pero también adhiere. Tomeo, en cambio, no conocía al colectivo pero lo valoró como “bueno” y “valiente”, porque lo convierte en un lugar desde el que se puede denunciar. Si bien ella no considera haber experimentado situaciones incómodas en rodajes, sí tuvo experiencias desagradables en otros ámbitos laborales.