La crisis hídrica que sufre actualmente Uruguay generó que sitios que atienden a población vulnerable, como policlínicas, merenderos, y ollas populares, se vieran afectadas por la falta de agua potable. Para disminuir el impacto, la Intendencia de Montevideo (IM), decidió ayudar, por medio del Plan de Apoyo Básico a la Ciudadanía (ABC) —que ya había implementado al inicio de la pandemia— a los sectores que se vieran más vulnerados y con dificultades en el acceso al agua potable.
Esta iniciativa se le suma a las 20 medidas establecidas en mayo por la intendenta Carolina Cosse para enfrentar las consecuencias de la crisis hídrica, entre las que estuvieron, declarar la situación de alerta, comunicar la situación a la población, publicar todos los datos relevantes en formato abierto y limitar el uso de agua de OSE.
El 15 de mayo la IM comenzó a distribuir agua potable embotellada en las 23 policlínicas que funcionan bajo su órbita en diferentes barrios de la capital. Los equipos de salud de esos centros son quienes se encargan de determinar quiénes son los pacientes que necesiten este suministro, en función de su condición sanitaria. En concreto, les entregan de manera personal dos bidones de 6,25 litros por semana a referentes de “lactantes de menos de seis meses que consuman complemento con agua, personas que tengan determinada configuración de hipertensión arterial o insuficiencia renal, y embarazadas con determinada configuración de problemas de presión arterial”, explicó Cosse, según consignó en junio el Semanario ABC, de la IM.
Más adelante, y hasta el momento, tal como consigna el ultimo informe de la intendencia, publicado el 19 de junio, el gobierno departamental dispuso la entrega de dos litros de agua por día a cada persona que tenga la receta médica que confirme que se encuentra entre los casos estipulados. Según datos relevados por la IM, el apoyo comprende a ”2.614 personas en la red de policlínicas”, lo que significa un aumento sobre los 74.000 litros de agua repartidos y relevados en la primera etapa de implementación de esta medida.
Merenderos y ollas
La intervención de la IM comprende, también, a merenderos y ollas populares; al 19 de junio, el apoyo había alcanzado a “231 puntos con 64.008 litros entregados”, decía el informe departamental.
Alexis Alonso cocina desde 2020 en la olla popular de la Plaza Juan Ramón Gómez, ubicada en las calles Durazno y Minas; además, trabaja en conjunto con otras ollas del territorio y de la zona metropolitana a través de la Coordinadora Popular y Solidaria Olla por Vida Digna (CPS), que se conformó en 2020. Comentó a Sala de Redacción que actualmente tienen de forma sostenida el apoyo del Plan ABC y del Municipio B aunque, “no llega a cubrir las necesidades que tenemos ni la totalidad de insumos”.
Destacó que reciben mucho apoyo por parte los vecinos, como también de organizaciones y asociaciones que los rodean, por ejemplo, un sindicato les presta el espacio y la cocina para desarrollar las tareas. “Generalmente salimos dos veces por semana”, indicó Alonso sobre la frecuencia en la que cocinan y entregan alimentos. Brindan entre 200 y 250 porciones, lo que equivale a dos grandes ollas; han llegado a entregar 300 porciones, en función de la altura del mes y de la necesidad de los vecinos.
Sobre la situación crítica que vive el país, explicó que la Coordinadora se comunicó con referentes del Municipio B, quienes se comprometieron a entregarles agua a los merenderos que necesitaran. “Tenemos un merendero, Las Bóvedas —ubicado en Ciudad Vieja— que entrega alrededor de 1.000 porciones por semana, que se contactó y el Municipio se acercó”, mencionó. Puntualizó, además, que en el primer plenario que realizó la Coordinadora tras el comienzo de la crisis del agua, resolvieron poner el foco en los merenderos: “El agua que utilizamos es una cantidad demencial para poder comprarla, tenemos ollas de 50 y 60 litros”, indicó el integrante de la CPS.
El consumo de agua es tan alto, explicó, porque en los merenderos la leche se hace con agua; se vuelve imprescindible porque, si no cuentan con ella, hay muchas personas que se quedan sin recibir sus porciones. “En este sentido, el Plan pensó y dio una respuesta, nos viene acompañando desde que surgió”, reflexionó.
Según Alonso, la IM se ha mostrado receptiva y abierta a buscar nuevos horizontes, o en apoyar a personas vulnerables. En cambio, expresó su descontento sobre el accionar del Estado: “Exigimos que se encargue de las necesidades básicas, para las personas más vulnerables más allá del Plan o de los municipios”.
Sobre los movimientos en las próximas semanas, declaró que es algo que se ha discutido. Dijo que como colectivo de ollas, se encuentran ”haciendo vaquita para comprar el agua”. Resaltó que seguirán trabajando, “hasta que no podamos más”. Manifestó que están a la espera de que las autoridades resuelvan “algo” que no dependa de ellos, ya que sus recursos son “muy limitados”. “Así como no hay soluciones por parte del gobierno, nosotros tampoco tenemos una solución”, lamentó.
Desde Villa Española
Gustavo Fernández es fundador, integrante, y actual presidente del Galpón de Corrales, un centro social ubicado en el barrio montevideano de Villa Española que en marzo cumplió 24 años. Está conformado por varias áreas de trabajo, una de ellas está dedicada a la alimentación y, en concreto, desenvuelve una olla popular y un merendero que forman parte de la CPS.
“Nos agarró de sorpresa”, afirmó Fernández en relación a la crisis hídrica. Relató que la primera sensación a nivel de la Coordinadora y en la zona de ollas del barrio Villa Española fue de incertidumbre y desconcierto: se preguntaron qué hacer con los merenderos “porque el agua parecía intomable”.
Algunas personas, adoptaron la precaución de hervir el agua, pero los merenderos tuvieron que seguir igual, “porque la gente no va a dejar de ir, necesita concurrir con los niños”, explicó, y recalcó, que tienen una alta asistencia. Aclaró que no están en condiciones de abastecerse por autofinanciamiento: preparan 140 litros de leche, por lo que, “sería impensable comprar agua potable para el merendero”. Con todo, continuaron en su labor de dar leche con cocoa a las personas que se presentaban en el centro, ”hasta que surgió la iniciativa de la Intendencia”, destacó Fernández.
“La IM rápidamente analizó el tema y canalizó esfuerzos para poder brindar agua potable a los merenderos”, comentó. Dijo que reciben “unos 42 bidones por merendero”, y agregó que hacen 250 litros de comida, por medio de dos ollas de 100 litros y otra de 50 litros. En cantidad de porciones, rondan en un promedio de 400 en las ollas y 200 en el merendero. En referencia a la situación que atraviesan las ollas con respecto al agua, en esos casos particulares, reconoció: “uno hace el esfuerzo y utiliza el agua de la canilla”.
Fernández explicó que por parte del gobierno nacional no hubo consultas sobre las situaciones que atraviesan los merenderos. “El Mides no se preocupó para nada de los merenderos que están funcionando, es más, los ignoró totalmente, prácticamente no dio respuesta por el tema del agua”, sentenció.