Licenciado en Economía y exdecano de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración (FCEA), cargo que desempeñó durante los últimos ocho años, con un posgrado en Economía inconcluso, Rodrigo Arim se postula por primera vez como candidato a rector de la Universidad de la República (Udelar). En entrevista con SdR habló de sus planes en caso de ganar la elección y sostuvo que le preocupa “generar acuerdos sobre cuál es la agenda de transformación que debe transitar la universidad”. Además, planteó que la Ley Orgánica que rige a la institución está “fuera de época” y que negarse a discutir cambios a la norma por temor de que el sistema político introduzca modificaciones “es negar el funcionamiento democrático” de la propia Udelar.
Mañana la Asamblea General del Claustro (AGC) de la Udelar sesionará para elegir al próximo rector, que desempeñará ese cargo durante el periodo 2019-2022. Al tratarse de la primera sesión de la AGC, la Ley Orgánica universitaria establece que para que se elija rector se requieren dos tercios de los votos, por lo que todo indica que se deberá llamar a una segunda sesión, en la que desciende la cantidad de votos necesaria para el nombramiento. Hasta el momento, buena parte de los representantes de los órdenes en la AGC -integrada por tres docentes, dos egresados y dos estudiantes de cada facultad- no definieron sus apoyos. Además de Arim, el otro candidato es el actual rector de la Udelar, Roberto Markarian.
El Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas y de Administración (CECEA) fue el primer colectivo en apoyar públicamente la candidatura de Arim como rector. Según comentó el candidato a SdR, eso lo enorgullece porque, a pesar de las diferencias que tuvo con el CECEA durante su mandato, terminó “el decanato con el reconocimiento del orden estudiantil y con su propuesta de candidatearme a rector”. Sin embargo, aclaró que no definieron lineamientos y que no tuvo “un diálogo formal” con el centro de estudiantes antes de resolver presentarse a la elección.
Al ex decano no le preocupa ser electo por unanimidad, sino “generar acuerdos sobre cuál es la agenda de transformación que debe transitar la universidad”. Cree que los apoyos recibidos no se generaron por su persona, sino por tener “la posibilidad de que la Udelar logre discutir algunos tópicos que son clave para proyectarnos en horizontes largos en los que debemos pensar los universitarios”. Al respecto, remarcó la importancia de construir una agenda sobre lo que se va a hacer “porque el gobierno de la universidad no depende del rector”, que “no es el Poder Ejecutivo de la Universidad”. En ese sentido, Arim entendió que “sería casi un acto de soberbia decir qué tiene que hacer la universidad”.
Para el ex decano, el rector tiene que representar a la institución, administrar algunos componentes menores de funcionamiento y ayudar a construir una agenda de transformaciones. Por ejemplo, habló de “trabajar para tener una Ley de Presupuesto que refleje un plan de desarrollo: transformar nuestro marco normativo, la Ley Orgánica entre ellos; democratizar el acceso a la educación terciaria y superior, además de mejorar la calidad de investigación en el país”. De todas formas, aclaró que nombrar lo que se pretende atender “no implica definir cuáles son los programas que va a desarrollar la Udelar”.
Además, aseguró que haber sido electo como decano de la FCEA por primera vez fue posible porque se planteó una “discusión programática” con una “agenda clara”, pero “el contenido específico después lo resolvió el Consejo de Facultad”, explicó.
Hace algunas semanas la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) le solicitó a Arim que aclarara si tiene un doctorado en Economía y dio a conocer documentos que firmó como doctor, pese a que esa formación no surge de su currículum. Para Arim, la discusión sobre el título es una situación no deseada, pero le restó importancia: “A esta altura del partido está sumamente aclarado y los distintos colectivos lo pusieron a un costado”. Si bien admitió que tomó con dolor que la mayoría de la FEUU pidiera la aclaración, entendió que “es parte de los movimientos internos en la campaña pre–rectoral”. En el momento del pedido de aclaraciones de la FEUU, desde la candidatura de Arim se publicó un comunicado en el que se aclaró que “en distintas instancias públicas, medios de prensa, así como en los órganos universitarios”, el candidato especificó que “cursó estudios de posgrado sin finalizarlos”. Además, el comunicado llamó “a la comunidad universitaria a defender el debate, la lealtad y la democracia institucional”.
Autonomía y ley orgánica
El Frente de Participación Estudiantil Susana Pintos (FPESP) emitió una delaración en la que consideró que de ser electo rector, Arim continuará con los lineamientos marcados por el ex rector Rodrigo Arocena. Al respecto, el ex decano afirmó a SdR que resulta muy fácil “crear enemigos polares” y que “estigmatizar y clasificar en casilleros” le parece una muy mala forma de discutir .
Para Arim, la Ley Orgánica está “fuera de época” y el indicador más claro es el contexto en el que se promulgó: “La universidad tenía 16.000 estudiantes en 1960. Hoy tiene alrededor de 120.000”, comentó. Y agregó que “hay servicios que tienen voz y voto en el Consejo Directivo Central [CDC], algunos que solamente tienen voz, y otros ni eso”. Sobre el envío al Parlamento de un proyecto de reforma de la ley, también cuestionado por el FPESP, Arim respondió que las dudas son válidas y normales. Sobre el tema agregó: “Confío en la fuerza que tiene la universidad para dar una discusión a nivel nacional sobre su proyecto de transformación de la Ley Orgánica”. Puntualmente, creyó necesario incorporar a la ley algún mecanismo para transformar la estructura del gobierno de la institución, de manera de evitar que “si en 10 o 15 años reconocemos nuevos cambios, tengamos que pasar nuevamente por una discusión parlamentaria”.
“La Constitución de la República nos asegura la autonomía del cogobierno”, afirmó. Si bien reconoció que en muchas discusiones parlamentarias no se tienen en cuenta algunas disposiciones constitucionales, “tenemos que ser capaces de tener un proyecto de ley de transformación y valorar a la institución cuando lo presentemos”, aseguró. “Negarse a discutir la Ley Orgánica por tener temor de lo que haga el sistema político es negar el funcionamiento democrático de la propia institución”, remató.
Recursos y descentralización
Como no se pueden asignar nuevos recursos a la institución en año electoral, para Arim el período “va a ser mucho más complicado, porque en los próximos dos años no vamos a obtener recursos”. La estrategia que plantea es la de “proteger algunos programas para que cualquier ahorro que se logre permita salvarlos”. Si bien admitió que son importantes aquellas políticas que tienen como objetivo preservar la calidad académica, también “debemos proteger las que son importantes para el desarrollo académico de la institución como las de Dedicación Total” de los docentes, agregó.
“[El nuevo edificio de la Facultad de] Humanidades [y Ciencias de la Educación] y otras obras edilicias son las que tienen que estar en el primer lugar de la lista, pensando en la ley presupuestal que vamos a presentar al Parlamento en 2020”, evaluó. Como desafío, planteó “presentar un plan presupuestal para 2020 que sea solvente, robusto y transparente”. Para Arim, la universidad debe establecer claramente “los programas de desarrollo en cada área, sus metas, los instrumentos que utilizará y el despliegue temporal”. “La Ley de Presupuesto debe ser el reflejo natural de una planificación con esas características”, opinó.
Según el economista, la situación de los posgrados en la institución resulta caótica: “Por un lado queremos que dejen de ser onerosos para los profesionales, pero a su vez no hay instrumentos para que esto sea viable”, aseguró. Al respecto, opinó que “la discusión tiene que ver con generar normativas internas e instrumentos que hagan los posgrados mucho más accesibles a lo que son hoy”.
Respecto a la presencia de la Udelar en el interior del país, entendió que “descentralizar no es llevar masa crítica especializada y con conocimiento a todo el país, ni siquiera a cada capital departamental; se puede regionalizar”, explicó. El objetivo es “generar dispositivos que permitan radicar docentes calificados en el interior del país y apoyar sus carreras de grado y posgrado”, y desde Montevideo “asegurar el proceso de maduración académica”, comentó.
Según Arim, la descentralización no es facilitar el acceso a estudiar de quienes son del interior pero están en Montevideo. “A los estudiantes del interior les va notoriamente mejor cuando inician sus estudios cerca de sus lugares de residencia, respecto a cuando vienen a Montevideo”, aseguró. Según el economista, los programas desarrollados en los Centros Universitarios Regionales de la Udelar son jóvenes y frágiles, pero ello se debe a que no transitaron un proceso de maduración, sumado a que en el interior “hay menos densidad de mallas institucionales, administrativas y académicas”.
Sobre la ola migratoria que experimenta Uruguay y su impacto en la Udelar, Arim admitió que “hay que adaptarnos a una nueva realidad”. Al respecto, consideró dos aspectos importantes: se demora cinco años en reconocerle el título a un extranjero y es necesario flexibilizar el acceso a la universidad; “en 2010 eran pocos los estudiantes extranjeros en Ciencias Económicas pero hoy hay decenas”, ejemplificó.
Mano a mano
-¿Qué riesgos enfrenta la educación universitaria?
-La ausencia de recursos condiciona la posibilidad de desarrollo. Si tenemos una tasa de crecimiento de la matrícula universitaria que se perpetúa en el tiempo y los recursos son fijos, es obvio que eso va a tener una repercusión en la calidad de la enseñanza. Más estudiantes atendidos con los mismos recursos, es problemático desde cualquier perspectiva. Pasa en el interior con más virulencia porque el incremento de la matrícula es mayor que en Montevideo; hay que ser muy cuidadoso con esto, son los programas que hay que proteger, aún en contexto de fuertes represiones presupuestales. Creo que los riesgos existen y están latentes, en un contexto en el que si como país no lo logramos generalizar en la educación terciaria superior vamos a afrontar grandes dificultades para desarrollarnos y para desarrollar la conectividad.
-¿Qué opina sobre la actuación del gobierno en la asignación de recursos a la universidad?
-El último quinquenio ha sido bastante complejo, con un diseño presupuestal innovador pero en el mal sentido de la palabra: nos dieron recursos por dos años con una ley presupuestal que era de cinco. A partir del tercer año había una incertidumbre sobre qué iba a pasar con el presupuesto universitario, y lo que pasó es que hubo muy poquitos incrementos. Esa técnica presupuestal es muy nociva para planificar, porque no sabés cuántos recursos vas a tener al cabo de cinco años, entonces te obliga a tomar decisiones para asignar los recursos en el primer y segundo año, lo que no necesariamente es compatible con las mejoras que uno puede desarrollar a largo plazo. Creo que desde el Poder Ejecutivo y el Parlamento se tomaron decisiones que no son adecuadas para una institución educativa.
-¿Tiene pensada alguna estrategia para combatir la deserción estudiantil en la Udelar?
-La Udelar ha desarrollado estrategias importantes para combatir la deserción, aún insuficientes, pero no podemos negar lo que hemos avanzado. Han aumentado mucho más los egresos que los ingresos y eso tiene que ver con instrumentos novedosos como la Ordenanza de Estudios de Grado, la creditización y flexibilización de los planes de estudio, y haber habilitado la navegación entre carreras. Son mecanismos para combatir el abandono, no frustrar a los estudiantes que toman decisiones equivocadas con su vocación al ingresar a la universidad. La descentralización es un buen instrumento para mejorar el acceso democrático a la educación y la permanencia en el sistema, nosotros tenemos una referencia bastante clara de los estudiantes de la FCEA que comenzaron su trayectoria en el interior del país. Hemos desarrollado otros instrumentos como el de tutorías entre pares y somos conscientes de los muchos otros que existen. Una universidad diversa desde el punto de vista estudiantil requiere también de diversos enfoques para habilitar trayectorias que sean funcionales a los estudiantes. No podemos pensar la universidad como un lugar donde el estudiante entra y es su responsabilidad llegar al nivel que se exige a través de un único camino posible porque eso es responsabilizar al estudiante. El desempeño depende de su esfuerzo, pero también de las condiciones contextuales que construye la universidad.
-Hay más mujeres que hombres estudiando en Udelar pero esa relación se invierte en los grados docentes más altos. ¿Cómo se soluciona esta desigualdad?
-Eso es lo que los economistas solemos llamar el techo de cristal que tienen las mujeres, no acceden a los puestos jerárquicos en la institución. Creo que la universidad tiene que cambiar muchas prácticas internas, algunas de ellas son recogidas por el nuevo Estatuto del personal docente; para otras tenemos que construir reglas que sean generales. En el CDC hemos discutido sobre el caso específico de alguna docente que tuvo un embarazo complicado; se discute si renovar el contrato en el régimen de Dedicación Total cuando la docente publicó muy poco, pero porque tuvo un tránsito muy complejo en su vida como madre. No podemos seguir discutiendo sobre casos puntuales, se tiene que discutir desde criterios generales y abstractos que digan cuáles son los criterios en estas situaciones de maternidad. También pasa con las becas. El sistema de becas de posgrado implica reconocer que hay diferencias y que la evaluación de los desempeños tiene que ser contextual y según la persona. Me parece que tenemos que corregir toda la normativa universitaria reconociendo todos estos problemas; lo último que podemos hacer es negarlos o minimizarlos, se ha transitado por ese camino y me parece que es un error garrafal.
-¿Es necesario un protocolo de acoso para Udelar? ¿Debe ser general o ajustado a cada facultad?
-No sólo me parece necesario sino que ya existe, aparentemente ahora comienza a integrarse a una comisión de forma adecuada. La FCEA tuvo que desarrollar uno propio porque el central no daba las respuestas adecuadas. Fundamentalmente, los estudiantes identificaron situaciones de acoso complejas en donde se generó una desvinculación del estudio. Nos dimos cuenta de que había que tener un protocolo para nuestra institución, que preservara la identidad, que generara mecanismos formales e informales de denuncia, con mecanismos de seguimiento y que sobre todo protegiera a la víctima. Un protocolo no puede ser un mecanismo punitivo por el que una denuncia se resuelva al cabo de seis o siete meses, tiene que permitir intervenir para solucionar lo que está sucediendo en el momento; de lo contrario podemos llegar muy tarde. Existe un protocolo central, definido, hay que ajustarlo y saber si funciona.
-¿La injerencia que hoy tiene el rectorado en todos los servicios universitarios es adecuada o tendría que ser mayor?
-El rectorado y el CDC tienen una incidencia muy diferencial en los servicios. Los servicios consolidados tienen un grado de autonomía bastante más amplio que los que dependen directamente del CDC. Hay que asegurarse que desde los órganos centrales no haya una administración directa de los servicios, pero, a su vez, no puede haber logias federativas donde cada servicio hace lo que quiere, ni con los recursos ni con las políticas. Tenemos que convivir en una lógica donde la Udelar tenga políticas centrales que reconozcan la diversidad, pero una vez que estén definidas, sean aplicables en todos los ámbitos universitarios y por lo tanto se combata el federalismo, en donde cada servicio tiene criterios distintos en aplicar algunas políticas. Sin embargo, a la misma vez se debe preservar la diversidad y la descentralización en el funcionamiento de los servicios; si todo depende del CDC podemos construir no un elefante sino un mamut.
Facundo Verdún
Facundo Gianero
Federica Carámbula
Sadia Baudino