De izquierda a derecha: Pilar Teijeiro, Martín Sarthou, Gabriel Kaplún, José Sena y Cynthia Ottaviano. Foto: Leticia Rizzo.

¿Cómo informar en épocas de sensacionalismo y cómo trabajar en medios que exigen mostrar cada detalle, hasta llegar al morbo? ¿Hasta qué punto es noticioso mostrar catástrofes o tragedias? ¿Cómo informar sin ser sensacionalista ni revictimizar a quienes atraviesan duras situaciones? Estas interrogantes fueron el centro de discusión de una mesa que se realizó el 6 de octubre en la sede de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU), en el marco de la Semana de la Reducción de Riesgos del Sistema Nacional de Emergencias (Sinae).
Desde sus experiencias laborales y su ética periodística, los periodistas de televisión Pilar Teijeiro, Martín Sarthou y José Sena, y la argentina Cynthia Ottaviano, primera defensora del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual de Argentina, expusieron acerca de cómo y qué priorizar en las coberturas periodísticas.
“¿Cómo informar responsablemente sobre una situación de riesgo, cómo se genera conciencia sin provocar alarma?” preguntó el moderador de la mesa, Gabriel Kaplún, disparando la charla a la que asistieron alrededor de 50 periodistas.
Los panelistas coincidieron en las orientaciones acerca de cómo informar estas situaciones. Pilar Teijeiro contó que le tocó cubrir situaciones de inundaciones en el interior del país y remarcó que es importante hacer un uso correcto del lenguaje para no generar alarma. La imagen y las expresiones son los fuertes del medio televisivo y, por eso, el periodista no debe mentir ni exagerar las situaciones: debe transmitir la información con la mayor tranquilidad posible. Afirmó que “se deben diversificar las fuentes”, tratar de buscar la información para transmitirla con la mayor claridad posible, y contrastar opiniones de los entrevistados antes de afirmar y comunicar. Por otra parte, lamentó que muchas veces ante situaciones de emergencia no hay vocerías claras, o que no se emplean los mismos términos para dar la información, y eso genera gran desconcierto sobre la situación.
Teijeiro citó el Código de Ética Periodística uruguayo para explicar cómo se deben referir los periodistas a las comunidades –“hay que tratarlas con cuidado”, valoró-. Mencionó artículos del código que apuntan a evitar el sensacionalismo y que dan pautas del cuidado que debe hacerse de las imágenes en situaciones de violencia; entre otras cosas, se recomienda evitar la identificación de niños, sobre todo de quienes están en situación vulnerable.
Martín Sarthou y José Sena plantearon la importancia de revisar desde qué rol se acercan los periodistas al fenómeno que van a cubrir. Los medios muchas veces llegan al lugar del hecho y en vez de “ayudar, estamos entorpeciendo el trabajo de las autoridades y de los que están más preparados en la situación”, afirmó Sarthou. Eso implica pararse desde un lugar de responsabilidad ética, evitar recurrir a testimonios desgarradores que no toman recaudo de la situación que están padeciendo las víctimas. Por eso es importante diferenciar cuándo algo “es importante y cuándo es impactante”, expresó Sarthou.
Sena compartió lo expresado y desde su experiencia remarcó la importancia de tener en cuenta el antes, el durante y el después de las coberturas “porque uno levanta los equipos y se va, y la gente queda”, afirmó. Sugirió tener empatía, no victimizar a quienes están en situación vulnerable y volver a hacer notas para informar cómo está el lugar tiempo después. Añadió que además de cuidar a quienes se vieron afectados ante las situaciones de emergencia, los medios tienen el deber de cuidar a los periodistas, por el estrés postraumático que también padecen ante situaciones extremas y la falta de preparación para un buen desempeño.
De la otra orilla
Cynthia Ottaviano, docente y periodista, fue la invitada desde Argentina y presentó datos del relevamiento que se hizo en 2013 sobre la televisión abierta de Buenos Aires; el estudio mostró que muchas veces, ante estas situaciones, faltan fuentes oficiales que aclaren la situación y criticó las debilidades que hay en el cuidado de los periodistas, porque la mayoría de las veces realizan coberturas en zonas inundadas sin el equipamiento necesario e incluso con niveles de agua que le tapan la mitad del cuerpo.
La Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, creada en Argentina por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, en 2009, tiene el fin de defender y escuchar a las audiencias, velar por el derecho a la información; para eso, recibe reclamos y denuncias del público. Ottaviano fue la primera defensora, y ocupó ese rol hasta fines de 2016. En la charla transmitió algunos reclamos hechos por la audiencia ante coberturas periodísticas. Uno de ellas, expresó Ottaviano, es la vulneración al derecho a la información como, por ejemplo, el caso de una persona que denunció que había un gran incendio a metros de su casa, al tiempo que Radio Nacional pasaba música; mencionó, además, que se denunció que en inundaciones ocurridas en la provincia de Buenos Aires, durante el mandato de dos gobiernos distintos, los testimonios no salían en los canales argentinos, y por lo tanto se invisibilizaba la problemática.
Citó un ejemplo de la perspectiva espectacularizante que tienen los medios: relató el caso de una persona que denunció que estaba viendo la noticia de que un incendio estaba destruyendo por completo un complejo turístico y que no era cierto, porque ella se encontraba en ese lugar. Enumeró otras situaciones en las que se utilizan mal los términos –por ejemplo, una placa de una cobertura televisiva decía que había “11.500 evacuados”, cuando en realidad eran “11.500 afectados”-, o casos en los que faltaba confirmar la información.
Según Ottaviano, en los medios faltan protocolos para saber cómo trabajar en situaciones de emergencia y que, por eso, la Defensoría decidió hacer mesas de trabajo en el interior de Argentina para fomentar la buena práctica del periodismo y una guía para las coberturas responsables. La guía se distribuyó no solo en los medios sino que también en las formaciones académicas porque, como expresó Ottaviano, existe también una obligación de formar a los futuros periodistas.
Leticia Rizzo

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