Profesor Fernando Cáceres. Foto: presidencia.gub.uy

El Poder Ejecutivo remitió en marzo un proyecto de ley para transformar a la actual Dirección Nacional de Deporte (DINADE) en una Secretaría Nacional de Deporte. En el proyecto de ley se afirma que la modificación “mejora el modelo para brindar una mayor oferta, aumentar la infraestructura, bajar el sedentarismo y trabajar por una verdadera descentralización que asegure una adecuada gestión de los Centros Deportivos”. Agrega que la secretaría “podrá generar una división de tareas para estimular por separado el ámbito comunitario, educativo, federado y los programas especiales”.
Se sostiene que es importante “modernizar el organismo rector del deporte para que se convierta en un actor de primera línea en un mundo muy distinto que requiere el uso constante de la tecnología y urgencia en las decisiones.” La nueva institución, que será presidida por Fernando Cáceres como secretario nacional de Deporte y Alfredo Etchandy como subsecretario, estará integrada por los mismos miembros y tendrá los mismos bienes y créditos presupuestales que la DINADE. Además tendrá competencias para abordar la violencia en en el deporte junto a la Comisión Nacional de Erradicación de la Violencia en el Deporte. En consecuencia, el Ministerio de Turismo y Deporte se llamará Ministerio de Turismo.
En el proyecto también se destaca que en materia deportiva, después de la creación de la Comisión Nacional de Educación Física (1911), el mayor avance fue la universalización de la Educación Física en las escuelas y liceos (2007). Hoy genera preocupación la Encuesta Continua de Hogares (2005), que arrojó el dato de que el 61 por  ciento de la población uruguaya no hace actividad física o deportiva en la semana.
REVISAR EL PLAN. Daniel Daners, director de infraestructura de la DINADE, mencionó en diálogo con Sala de Redacción (SdR) que el Plan Nacional Integrado de Deporte aprobado en 2012, “como todo plan estratégico necesita una revisión de metas, una evaluación y la redefinición de criterios que se acoplen a las nuevas condicionantes“. Este plan formó parte de un proyecto en acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de cooperación técnica no reembolsable, que contó con una donación del BID que duró tres años. El plan que fue pensado para el período 2012-2018, hace un diagnóstico del deporte en Uruguay, plantea 9 líneas estratégicas a seguir y cinco objetivos que constan de 23 programas y 94 medidas, acciones y proyectos. Para su formulación fue necesario hacer un diagnóstico del sistema deportivo uruguayo, donde la carencia de información y registros fue un inconveniente. Se recomienda en el plan el seguimiento y la evaluación del cumplimiento, en informes semestrales o anuales.
Los cinco objetivos estratégicos son: incrementar la oferta deportiva, mejorar el deporte federado y de alto rendimiento, recursos humanos para el deporte uruguayo, mejora de la infraestructura deportiva del país y nuevo modelo deportivo y reorganización de la DINADE. SdR consultó a Miguel Brasco, coordinador durante tres años del Plan Nacional Integrado de Deporte y actual director del área de Deporte Comunitario. Brasco afirmó que la creación de la SND responde al objetivo de un “Nuevo modelo deportivo y reorganización de la DINADE” lo cual es un “avance muy importante en un nuevo marco de institucionalidad” e implica “poner en marcha transformaciones en todo el sistema deportivo” .
Destacó que al pasar a estar bajo la órbita de Presidencia, se ubica al deporte en “la agenda de la política pública con un espacio de mayores oportunidades”. Las cuatro áreas que marcarán la estructura de la nueva secretaría ya estaban propuestas en el plan: Área Comunitaria, Deporte y Educación, Deporte Federado y Programas especiales. Forman parte de esta última los programas “Gol al Futuro”, “Pelota al medio a la Esperanza” y “K.O a las drogas”, entre otros. Brasco explicó que los programas especiales son como una “mirada transversal” a todas las otras áreas. Mencionó un programa nacional de escuelas de iniciación deportiva que se está construyendo con las secretarías de deporte de las intendencias y los Juegos Nacionales de la Juventud, que seguramente tengan como instancia previa los Juegos Departamentales. Los programas para adultos mayores y para personas con discapacidad son temas que “hay que seguir fortaleciendo porque el plan ilustró la inequidad existente“, aseguró.
Sobre el área comunitaria el director expresó que se está construyendo un nuevo modelo de deporte comunitario, donde se intenta descentralizar la gestión y empoderar a los gobiernos locales con la secretaría como un organismo orientador. “Los modelos de gestión actuales son muy centralizados y tradicionales, un ejemplo son las Plazas de Deporte”. Afirmó que en estos cinco años de gobierno se van a reconvertir cerca de 90 plazas de deporte con este modelo: “descentralizadas, con participación ciudadana, en acuerdo con ANEP, con centros MEC, intendencias, municipios, organizaciones sociales y federaciones”.
Consultado sobre las diferencias entre las Plazas de Deporte del siglo XXI  y las actuales contestó: “históricamente hablamos de una especie de plaza-centrismo donde la gestión de la plaza estaba centrada hacia adentro, hacia los usuarios que llegan a la plaza; en esta concepción de deporte comunitario ciudadano, la plaza y su equipo, se vuelca, articula y trabaja activamente en todo el territorio de influencia local, donde la comisión local de apoyo o administradora pasa a tener un rol sustantivo en la decisión, orientación y sustentabilidad de la plaza”. Brasco subrayó “la experiencia valiosa” del proyecto piloto que se realizó en la ciudad de La Paz (donde se invirtieron más de 200.000 dólares): “Lo construimos con el área de deporte de la intendencia, el municipio de La Paz, la sociedad civil, vecinos, clubes, se formó el nodo de La Paz, el proceso de La Paz ciudad deportiva y se puso en práctica mecanismos de toma de decisiones colectivas (de inversión, de equipamientos,etc). Un nodo muy democrático pero con reglas claras de juego, con planificación, con rendición de cuentas, etc”.
La creación de un Sistema Nacional de Alto Rendimiento es uno de los proyectos que figuran en el plan. En este sentido, Brasco apunta por un lado al fortalecimiento de la fundación Deporte Uruguay (creada con la finalidad de contribuir al desarrollo del deporte de alto rendimiento a través de la captación de fondos públicos y privados) y a la creación de una futura gerencia, y por otro mencionó que hay propuestas a afinar: “Centros de alto rendimiento o centros de entrenamiento y práctica deportiva”. Daners y Brasco coinciden en que un centro de alto rendimiento implica una gran inversión (30 o 40 millones de dólares) que probablemente el país no esté en condiciones de asumir, no sólo por el gasto en la construcción sino también por el mantenimiento, a veces más caro. “No estoy tan seguro que hagamos un único centro de alto rendimiento top, creo que vamos a avanzar hacia eso pero con una escala intermedia orientados más hacia la práctica de selecciones y equipos representativos, que necesitan soporte técnico, espacio que hoy no tenemos”, señaló Brasco. Probablemente tengamos alto rendimiento pero de no tanta especialización, más bien orientado a deportes que requieren mayor desarrollo y no sólo a la última elite de competencia de alto rendimiento, que si vamos al caso, no llega a 100 personas”, agregó.
La falta de información y de un registro, problema que diagnosticó el plan, aún persiste. Brasco afirmó que parte del trabajo de la secretaría es ordenar la información con las federaciones deportivas y las intendencias. “Los sistemas de registro de actualización estadística deben estar más alineados para poder hacer mediciones, que hasta el momento son muy difícil de hacer”. Las federaciones van a tener que tomar conciencia que en un futuro para pedir subsidios e inversiones se les va a pedir información actualizada. Aseguró que las evaluaciones semestrales o anuales que proponía el plan no se hicieron: “Sí se hizo una evaluación al terminar el proyecto (diciembre pasado). Una de las autocríticas que hacemos es que el sistema de indicadores debe ser mejorado para evaluar con mayor objetividad“. Agregó que la evaluación final del proceso de creación del plan señaló que “hay que hacer esfuerzos de mejora en todo el sistema de información y en la batería indicadora“. Más allá de algunas limitaciones, “hay un reconocimiento que el Plan Nacional Integrado de Deporte es un ordenador y una guía para la acción”.
Axel García

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