Santiago Soto, director del Inju. Foto: OIJ

Los cuatro temas que nos han generado mayor preocupación son las opiniones de los jóvenes respecto a sus roles de género; la discriminación que sienten por sus características físicas en los centros educativos; la situación de las adolescentes y mujeres jóvenes que realizan tareas de cuidados de personas dependientes que las aleja tanto del sistema educativo como del mercado laboral; y las diferencias en oportunidades y derechos entre los jóvenes de distintos niveles de ingreso”, reconoció el director del Instituto Nacional de la Juventud (INJU), Santiago Soto. En diálogo con Sala de Redacción, Soto analizó los resultados obtenidos en la tercera Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud (ENAJ).
El balance general es muy positivo porque permite comparar la información estructural de los jóvenes entre 2008 y 2013, y además incorpora nueva información importante respecto a temas relevantes: opiniones de los jóvenes, usos del tiempo libre, cuidados, deporte y sustancias. Además permite contar con información veraz sobre la situación de los adolescentes y jóvenes que interpela a los mitos de la mirada adulta”, consideró el jerarca.
El estudio muestra que un cuarto de los jóvenes de 19 a 25 años cursa educación terciaria, número que ha aumentado 4,9% en relación a los datos de 2008. “Observamos un incremento constante de la asistencia a centros educativos, tanto respecto a 2008 como a 1990 y esperamos que esta tendencia siga en aumento”, manifestó Soto. Sin embargo, la cantidad de encuestados que dejan de estudiar por tener que cuidar a un familiar es alta, ya que del 35,8% de las personas de 12 a 29 años que realizan tareas de cuidado (44,1% de las mujeres y 27,5% de los hombres), una de cada cuatro mujeres abandona el estudio o empleo por ese motivo, lo que ocurre sólo con 5% de los hombres. En relación a la discriminación que sufren los adolescentes en los centros educativos, tres de cada diez encuestados admiten haber padecido este tipo de violencia al menos una vez, principalmente por sus características físicas.
Si se les diera la oportunidad, seis de cada diez jóvenes montevideanos se iría a vivir al exterior, al menos por un tiempo, mientras que 30% de los uruguayos de entre 12 y 29 años viviría en otro país. Distinta es la situación en el interior, donde sólo 37,1% de los encuestados emigrarían si tuvieran la chance. Las razones para abandonar Uruguay o vivir en otro departamento se basan principalmente en aspectos laborales. Al 27,1% le gustaría emigrar para encontrar el trabajo “que quiere” o “lograr uno mejor”, mientras que 19,1% lo haría para “conseguir un futuro mejor”, y sólo 3,6% se iría para juntar dinero.
En relación al mundo laboral, tres de cada cuatro jóvenes comienzan a trabajar antes de los 20 años, y dos terceras partes de los consultados consiguieron su primer empleo gracias a un amigo, familiar o conocido. Además, 75% de los preguntados reconocen que la mujer debería tener mayor participación y relevancia en puestos jerárquicos. En cuanto a temas de género, la mitad de los adolescentes y jóvenes no piensan que la crianza de hijos deba ser tarea primordial de las mujeres, y a su vez 88,6% de los varones y 96,7% de las mujeres piensan que las tareas en el hogar deben compartirse entre hombres y mujeres.
Uno de los datos que coincide con la encuesta de 2008 tiene que ver con la vida sexual de los adolescentes: en promedio, los hombres declaran tener su primera relación sexual a los 15 años, mientras que las mujeres a los 22. Otra de las cifras que ha disminuido con respecto al último recuento es la del consumo de drogas. Casi la mitad de los jóvenes tuvieron acceso a la marihuana (48%) en 2013, aunque esto no significa que la hayan consumido, sino que contaron con posibilidades de hacerlo. De hecho, 25% de los jóvenes la consumió al menos una vez y 15% dijo consumirla habitualmente. El acceso a la cocaína es bastante menor y se ubicó en 17,4%, y menor aún fue el de la pasta base, que según el informe fue de 6,6%.
Cualitativamente
Durante la presentación de los resultados de la encuesta, la ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, indicó que “tener hoy esta encuesta implica que se avanzó, se profundizó, se mejoró, se superó en relación a las ediciones anteriores. Seguimos avanzando en saber qué piensan, cómo viven, qué hacen, qué necesitan, qué dificultades tienen, cuál es la mirada de las muchachas y muchachos uruguayos que necesitamos tener. Todo lo que hicimos nos permite, a través de sus voces, saber si realmente hicimos las cosas bien, en dónde las hicimos mejor y en dónde tenemos que mejorar y superarnos“.
Sobre los aspectos a mejorar a través de políticas públicas, Soto señaló: “El INJU trabaja intensamente en dos andariveles; posicionar positivamente a los jóvenes en una sociedad envejecida, desde otro lugar y mediante la movilización y la participación juvenil. También buscamos incidir fuertemente en las políticas que afectan sus vidas y que son ejecutadas por los organismos especializados en educación, trabajo, y salud, entre otros. Esta última es la tarea más invisible pero más estratégica. Uruguay está transitando procesos de transformación importantes en el cuales los jóvenes tienen cada vez más protagonismo”.
La elaboración del informe estuvo a cargo de diversos actores del Ministerio de Desarrollo Social como el INJU, el Observatorio de Mercado de Trabajo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, el Instituto Superior de Educación Física y el Instituto Nacional de Estadística. La financiación de la encuesta corrió por cuenta del Programa de Apoyo a la Estrategia Nacional de la Infancia y Adolescencia y de Fondos para la Cooperación Técnica del Banco Interamericano de Desarrollo, mientras que fue coordinada por la Unidad de Estudios del INJU. El relevamiento cuenta con alcance nacional y fue realizado en poblaciones mayores a las cinco mil personas. Además, previo a la edición que se presentó este año a partir de datos obtenidos en 2013, la ENAJ ya se había realizado en 1990 y 2008.
Martín Blengio

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