El primer acercamiento de los uruguayos a Artigas es en Educación Primaria. La maestras enseñan la fecha de nacimiento del ex general -19 de junio de 1764-, rememoran sus victorias y “redotas”, y los niños entonan canciones en su nombre. Leonardo y Andrés Silva, hermanos fundadores del estudio Silva Bros y creadores del cómic “Prócer Zombie” sobre la figura del prócer uruguayo, contaron a Sala de Redacción que de pequeños veían a Artigas como a un superhéroe. Sin embargo, aseguraron que luego de “estudiarlo a fondo”, lograron ver una “multiplicidad de representaciones” alimentada por el “ciudadano a pie” y, sobre todo, “por los militares y sectores políticos” con diferentes ideologías. Actualmente imaginan la figura del prócer nacional como “un tipo duro, serio, medio pelado, algo porfiado y mujeriego”.

La musa inspiradora de las decisiones de Artigas ha sido un misterio hasta para los historiadores que se dedicaron a estudiarlo. El historiador Leonardo Borges comentó a SdR que no tiene conocimiento acerca de qué fue lo que hizo que Artigas desertara de los blandengues. A su vez, agregó: “No sabemos qué pasaba por su cabeza, tampoco hay un documento que nos explique por qué sus sentimientos patrióticos afloraron en febrero de 1811”.

Nació en una familia adinerada y se educó hasta los 14 años en el Convento de los Hermanos Franciscanos de San Bernardino. En su adolescencia, se convirtió en una especie de matrero contrabandista. De adulto se unió a los blandengues, a los 47 se volvió desertor y revolucionario por igual, luchó ardientemente por la libertad de los “orientales” y luego desapareció para no volver nunca más a la patria. Tras 30 años de exilio, murió en Paraguay. 

Leonardo Borges recordó que Artigas saltó de ser “señorito de Montevideo a forajido, de forajido a blandengue y finalmente de leal soldado a revolucionario”, para luego terminar sus días a la sombra de la traición en Paraguay. Y los hermanos Silva resaltaron una de las cosas que sí es seguro sobre el pensamiento de Artigas: que no quería al Uruguay que hoy conocemos. Borges coincidió y agregó que “nuestro héroe no nos quería”, su idea era la federación, sueño que se rompió el 22 de enero de 1820 con la “Redota”. Allí fue vencido por los portugueses, quienes se habían aprovechado de su liderazgo y lo proclamaron “protector de los pueblos libres” y utilizaron la derrota para deshacerse de él. 

Los pilares de una nación

Si bien su natalicio data del año 1764, la imagen de Artigas que popularmente se conoce nació y empezó a construirse en 1884, en las manos del pintor Juan Manuel Blanes. Época en que Uruguay necesitaba consolidarse como país, hacía poco que la guerra civil había terminado y era tiempo de generar identidad. Blanes pintó a un general en la Ciudadela, con uniforme de blandengue, pulcro y de semblante serio. A partir de ahí empezó la escalada de su ícono.

Libros de historia y de ficción, canciones, artículos, cómics, películas y pinturas se valieron de un mismo hombre que le sirvió de bandera a cualquiera que lo necesitó. Los hermanos Silva manifestaron que la historia es una constante construcción -“nada está tallado en piedra”- y que la imagen de Artigas varía según la generación. A su vez, afirmaron que “para nuestros abuelos y padres la figura del prócer tuvo un significado muy distinto al nuestro” y piensan que lo mismo ocurrirá con las generaciones posteriores; este aspecto les pareció interesante en la construcción del guion de su cómic.

A través de los años, Artigas fue el protagonista de míticas canciones como “A Don José” o “A José Artigas” de Zitarrosa. Sin embargo, también formó parte del repertorio de la banda de rock “El Cuarteto de Nos” con la canción: “El día que Artigas se emborrachó”. La pieza no tuvo filtros, habló de la relación con su prima y el alcohol, lo que le costó a la banda una denuncia penal del Ministerio de Educación y Cultura en el año 1996 por una supuesta difamación al prócer. De hecho, el diputado Agapo Palomeque tildó la canción de “pornográfica” en reiteradas oportunidades.

Personas de todos los partidos políticos estuvieron en desacuerdo con su letra. Ciertas entidades del Estado sintieron temblar al ícono nacional, así que fue necesario reivindicar su figura con un acto en la Plaza Independencia, donde se cantó el himno nacional, el himno a Artigas y “A Don José”. “El día que Artigas se emborrachó” fue considerada no apta para menores de edad, pero con el paso del tiempo la situación cambió a tal punto que se tocó su letra en el festejo del Bicentenario de Uruguay 10 años atrás.

En el mundo pictórico también hubo mutaciones generacionales, aunque sin tanta polémica. Se pasó del blandengue pulcro creado por Blanes, a la imagen de un “Prócer Zombie” que, tal y como aclararon sus creadores, no se trató del “tipo de zombie hollywoodense come cerebros”. Ellos lo definieron como una “alma incompleta que transita un camino de redención”, cuyo objetivo es ser el “héroe que la sociedad cree que fue”. 

La idea inicial de la caricatura “Prócer Zombie” comenzó con un “falso afiche cinematográfico” y una “mano putrefacta con uniforme de blandengue” que salía de la tierra. El contenido “llamó la atención y recibió varios comentarios”, y detonó la inquietud de los hermanos Silva de realizar un material relacionado con Artigas. Ya se han puesto a trabajar en el tercer tomo de la caricatura, también realizaron capítulos especiales sobre Ansina y manifestaron su intención de revivir a Rivera, personaje al que consideraron como otro constructor de la patria, que es digno de desarrollar con sus “luces y sombras”.

Para crear a su zombie, Andrés y Leonardo recurrieron a historiadores revisionistas que lo “bajaron del bronce”. Leyeron al profesor de historia Guillermo Vázquez Franco, quien les hizo ver que no querían seguir por la línea romántica que enseñan en Educación Primaria. También tuvieron en cuenta los ensayos de Ana Ribeiro, Diego Bracco, Jorge Chagas y a Borges, el prologuista de su tercer tomo.

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