El trabajo doméstico en su esencia se puede rastrear en los inicios de la patria pero su reivindicación recién llegó a fines del 2006 con la ley 18.065,  que propone reglas para un ámbito emparentado con la informalidad, la precariedad y el abuso. La heterogeneidad de realidades en el sector busca ser combatida con una categorización laboral en el próximo Consejo de Salarios.

Las manos baten el café instantáneo bien temprano en la mañana, el pan de ayer se esta tostando y Raquel ya esta pronta para desayunar y salir de su hogar. Luego de una hora y media de viaje llega a una casa grande en Jacinto Vera. No toca timbre ni golpea las manos, ella tiene llaves. Todos duermen o recién abren los ojos. La mujer de 56 años conoce los lugares como propios. Luego de dejar sus pertenencias, se cuelga un delantal y sus manos vuelven a batir café instantáneo, calentar agua o picar morrón.

Raquel es salteña y habitante de Parque del Plata. Hace veinte años que se dedica al trabajo doméstico y no ha estado próxima a las regulaciones que establece la ley 18.065 para el sector. Han habido instancias por parte de los patrones de “ponerla en caja” pero la intención no se materializó. La falta de voluntad de algunos empleadores, sumado al temor por parte de muchas empleadas, se traduce en una cobertura de seguridad social que no llega a la mitad de la cantidad de trabajadoras domésticas, y se ejemplifica en faltas de recibo de sueldo, subdeclaración de lo que gana la trabajadora, sueldos por debajo del mínimo estipulado y el no goce de días libres, entre otras problemáticas.

Un día, Raquel, ex ama de casa a tiempo completo, tuvo que salir a trabajar para poder atender a sus dos hijos chicos. Al igual que la mayoría de las 110.000 obreras domésticas (hasta 2012), encontró salida laboral por un conocido que tenia un colega que precisaba que cuidaran a sus hijos en las mañanas. La confianza es un elemento característico de este ámbito,  ya que hay tareas que requieren de gran responsabilidad. Sin embargo, la balanza está en desequilibrio: no siempre la alta exigencia de cuidar chiquilines es bien remunerada.

Hoy Raquel se emplea en dos labores. En la mañana hace las principales comidas de una familia, y a partir del mediodía se traslada a otra parte de la ciudad para cuidar a una niña. El múltiempleo no es monopolio de Raquel sino más bien una regla dentro del sector de las trabajadoras domésticas.

Viejo estilo

La ocupación realizada dentro del hogar es un tipo de trabajo históricamente en inferioridad de condiciones frente a la gran mayoría, en lo que refiere a derechos laborales. Aunque el trabajo doméstico se puede rastrear desde los comienzos del Uruguay, esa larga experiencia no bastó para visibilizar el reconocimiento. Fue recién a partir de la asunción del primer gobierno de izquierda cuando las trabajadoras del sector tuvieron la oportunidad de participar en los Consejo de Salarios y así entablar mesas tripartitas, lo que significó una gran victoria para el Sindicato Único de Trabajadoras Domésticas (SUTD).

La historia de la movilización sindical en esta agrupación data de principios de la década del 60 con ciertas interrupciones socio históricas. Aquellas mujeres se reunían en torno a la iglesia del Cordón y en la barriada del Cerro, donde configuraron uno de los primeros intentos de amasar un sindicato del trabajo doméstico. Luego  llególa dictadura  y con ello el cierre de muchas redes sociales como ese proto-sindicato. A medida que la democracia se re instaló, el sindicato hizo lo mismo, pero la trascendencia llegó en 2005, cuando se empezó a pensar en la regulación del sector. A partir de la ley el camino del sindicato ha sido a tranco pausado; frente a la fuerte tradición sindical del país, el gremio, ubicado en las instalaciones del PIT-CNT, ha tenido inconvenientes en cuanto a la conformación del mismo. Entre las explicaciones sobresale la relación cuantitativa entre patrones y empleadas, que se expresa casi en una paridad. Viviana Berro, secretaria de actas del SUTD, entiende que esa relación numérica atenta contra la posibilidad de construir un sindicato más sólido, ya que se presenta una fuerte fragmentación del sector. El avance del sindicato es notable pero lento, cuentan desde su interna: “Tenemos la característica de ir muy de a poco”.

Ya sea por cuestiones socioculturales ligadas al patriarcado o por sensaciones del mismo sindicato de trabajadoras, la invisibilidad es una mancha que aún no ha logrado dejar el cuerpo doméstico, un sector que para 2012 agrupó a un 15,4% del total de mujeres ocupadas. En ese marco, el SUTD a través de sus integrantes entiende que muchos avances no son visibles, pero también hay de los otros. Un ejemplo es el convenio del Club Bigua con el sindicato, donde los hijos de trabajadoras que tiene hasta 18 años pueden asistir a la institución tres veces por semana sin ningún costo económico. Asimismo, en las mesas tripartitas también se concretó la nocturnidad, el dia libre y pago por realizar estudios de PAP y mamografía, así como el presentismo (abonado con el aguinaldo).

Falta con aviso

La falta de categorización, según el sindicato, es una carencia que genera en las trabajadoras una sensación de movimiento en un mapa sin referencias, un plano donde cada una no sabe donde posicionarse. Miriam tiene 28 años y trabaja en el sector desde los 15. Realiza tareas de limpieza en una zona franca. Para el SUTD, la tarea de Miriam no está comprendida dentro del núcleo que el gremio representa, pero ella se define como una trabajadora doméstica ya que se inició cuidando niños. Ese primer trabajo era bien pago pero “en negro” y por eso ella no reclamó sus derechos. Casos donde el patrón atestigua pagar una cantidad menor de la que en realidad hace -acción conocida como subdeclaración- abundan en este universo según Adela Sosa, integrante del sindicato.

La escasez de regulación para estas mujeres también se presenta a nivel de su salud e higiene laboral. Las manos, espalda, articulaciones y tendones son grandes víctimas del trabajo de este sector: Es por eso que desde el sindicato único se hace necesario la confección de un proyecto de ley que aborde tal temática. El cuidado de manos se vuelve de primer orden en este ámbito ya que la exposición al hipoclorito perjudica en el largo plazo. El Convenio Colectivo 670-008 exhorta al empleador a surtir de útiles de trabajo y vestimenta adecuada al trabajador. Por otra parte, en el último boletín del sindicato se denuncia que el Banco de Seguros del Estado, no reconoce a la tendinitis como una enfermedad. Este malestar es característico de las tareas domésticas que implican el movimiento repetitivo o sin parar de algunos tendones a nivel de las manos.

Uruguay, que en 2010 junto a Francia y Marruecos, fue reconocido como país avanzado en la legislación de este sector, establece mecanismos para regular el ambiente y las condiciones laborales a través de la Inspección General del Trabajo. Pero, como buen bicho raro, el trabajo doméstico funciona con otras lógicas que las de la mayoría de las labores. Si un muchacho que embala hamburguesas en un local de comida tiene una diferencia con alguna persona del local, puede solicitar su rotación, ya sea a otro local o en otra función. Esta modalidad no se aplica en este contexto ya que no hay tales posibilidades de rotación en una casa particular: En caso de existir discrepancias entre las partes sobre el ambiente laboral, se puede solicitar una inspección al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Pero esta herramienta se suele utilizar como último recurso por parte de las trabajadoras, ya que luego de solicitar tal control de seguridad difícilmente las relaciones sean las mismas.

Una trabajadora doméstica cobra en promedio entre 100 y 150 pesos la hora, para las trabajadoras que cobran por hora, en lugar de los 69 pesos por las 44 horas semanales que estipula la ley. Continuamente los viernes concurren a la sede del SUTD mujeres de diversa edad para conocer los datos antes mencionados. Sin embargo, no todas las protagonistas de esta nota pueden ir hasta Jackson y Guaná. El interior revela muchos casos donde el salario que las trabajadoras perciben está por debajo del sueldo mínimo establecido, y al igual que en la capital hay falta de inscripciones a nivel del Banco de Previsión Social.

Alta suciedad

Por diversas razones hay muchos casos en los que patrones y empleadas ignoran aspectos de los derechos laborales. Los viernes a la tarde el SUTD establece contacto con las mujeres con dudas de carácter jurídico y un abogado, quien guía sobre las posibles soluciones. La mayoría de casos con diferencias entre las partes se arreglan en un contexto bipartito. Las excepciones se llevan a un proceso judicial donde en general las trabajadoras tienden a ganar, ya que las irregularidades son, en su gran mayoría, por la parte patronal. La ignorancia por parte de los patrones parece ser un elemento sustantivo: una zona no muy clara donde no se ve el límite entre evasión y desconocimiento. La falta de recursos a la hora de obtener información no es un impedimento patronal, como si lo es para las trabajadoras domésticas, sector que concentra a un bolsón de gente con complejidades para acceder a educación y salario.

El porvenir para Miriam está en encontrar un cambio laboral a través de la peluquería, la rama que eligió y que significará un ascenso, según sus palabras. Por su parte, Raquel está conforme con su situación laboral ya que le proporciona una flexibilidad horaria que le permite dedicar más tiempo a los suyos y a su propio hogar. El próximo 19 de agosto se celebrará un nuevo d{ia de la trabajadora doméstica, feriado pago que brinda un espacio particular para la reflexión sobre un sector que mantiene entre sus partes fuerte lazos clasistas que se pueden resumir desde la vereda de las trabajadoras en: “A ellos nunca le importamos, somos nosotras las que tenemos que preocuparnos”.

Uruguay es vanguardia en una región de lento desarrollo

Los países que conforman el MERCOSUR agrupan casi 6 millones de trabajadoras domésticas que presentan variadas carencias entorno a sus derechos laborales, según la investigación Regímenes Jurídicos sobre Trabajo Doméstico remunerado en los Estados del MERCOSUR realizada por Oxfam -movimiento global que realiza labores humanitarias en 94 países-. El texto se enfoca en lo “particular” de la regulación jurídica del trabajo doméstico que parece una excepción de la ley aplicable al resto de los trabajadores de América Latina. Los mayores avances registrados por esta investigación están emparentados con la progresiva conquista del derecho al salario mínimo, salvo en Argentina y Paraguay, lugares donde la trabajadora doméstica carecen de ese reconocimiento.

En dicha publicación, Uruguay destaca por sobre sus vecinos al presentar una legislación que establece grupos de negociación salarial para el sector. Además, reconoce a nuestro país por ser uno de los dos, junto a Bolivia, que cuentan con un régimen de ocho horas laborales en un contexto regional que se presenta como desfavorable para las trabajadoras. Sin embargo, en la región también existen otros avances más vanguardistas. Bolivia cuenta con un descanso por maternidad, país que presenta un contralor a la hora de las formalidades previstas para la contratación de trabajadoras, situación similar para Argentina que también destaca en la inclusión del descanso durante la jornada de trabajo. Las regulaciones desarrolladas significan condiciones más favorables que el régimen laboral ordinario.

A pesar de la falta de regulación particular del sector en el MERCOSUR, desde 1991 a través de la firma del Tratado de Asunción buscó expandir el marco regulatorio para los trabajadores de la región. En su núcleo el tratado establece  un mecanismo de pago entre las distintas partes de la seguridad social que funcionan en los países del bloque.

Sebastian Penni

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