En mayo se resolvieron ocupaciones sucesivas en los liceos Dámaso, Miranda y Zorrilla para denunciar episodios de violencia entre estudiantes, ausencia de equipos multidisciplinarios y necesidades presupuestales que generan problemas de infraestructura y exceso de alumnos por grupo. Los gremios exigieron una reunión con las autoridades y la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) los convocará, según publicó El País, para analizar las cifras de la Rendición de Cuentas, ocasión en la que se pondrán sobre la mesa los conflictos desatados.

“Censura” en el liceo Dámaso 

Un grupo de jóvenes irrumpió en la tarde del jueves 4 de mayo en el liceo Nº3 Dámaso Antonio Larrañaga, ubicado en La Blanqueada. Causaron destrozos en los vidrios del pasillo y agredieron a estudiantes, según informó Telemundo. Al salir del centro de estudios arrojaron piedras contra la institución y la Policía detuvo a ocho personas: una de 18 años, tres de 17 y cuatro de 16.

El Gremio Estudiantil del Dámaso (GED) relató a este medio que funcionarios, docentes y estudiantes tuvieron que intervenir para evitar que continuara la violencia y convocaron a un paro por el resto del turno. Además, solicitaron al director que cerrara el liceo, pero la inspección se negó a hacerlo. A pesar de la detención de los agresores, el incidente generó incertidumbre y temor en los estudiantes.

De acuerdo a lo que manifestó el GED en su cuenta de Instagram, activaron una ocupación el jueves 11 de mayo, que incluyó la preparación de un guiso dentro del liceo y clases de zumba mientras aguardaban la llegada de la Policía para realizar el desalojo. 

En esta red social, los estudiantes agremiados convocaron a una asamblea estudiantil en pos de evaluar la medida de ocupación, no sólo debido a los hechos de violencia sucedidos, sino también “en protesta de la ausencia de las autoridades a nuestros pedidos, tanto viejos como actuales”. Por ejemplo, plantearon la necesidad de más recursos personales en portería, ya que cuentan con dos porteros, uno en cada turno, las carencias de mantenimiento e higiene de los baños, los salones y pasillos, la falta de docentes, el exceso de alumnos en las clases, las escasas horas de tutoría, la necesidad de equipos multidisciplinarios y mayor presupuesto, el rechazo de la reforma educativa y los operativos violentos que se dieron en las ocupaciones para desalojar al estudiantado, entre otros.

El GED denunció en esta publicación de Instagram que “hemos sufrido censura a lo largo del tiempo, sin importar quién esté a cargo. Para promover el pensamiento crítico de los estudiantes es importante fomentar el intercambio de ideas”.

Casos de acoso y abuso en el liceo Zorrilla

El miércoles 17 de mayo, el Gremio Estudiantil del Zorrilla (GEZ) ocupó el liceo. En una publicación de su página de Instagram, que titularon “ocupar hasta que se ocupen”, denunciaron la falta de un equipo multidisciplinario y las malas condiciones edilicias, reclamaron horas de tutorías, artículos de higiene menstrual, becas y boletos, además de poner énfasis en las situaciones de violencia ocurridas.

En otro de sus comunicados, el GEZ dio a conocer que los funcionarios del Ministerio del Interior tomaron fotos y realizaron videos de los estudiantes y pidieron “los nombres y cédulas de los dos voceros del centro”.

Mayor accesibilidad para el liceo Miranda

El jueves 18 de mayo se llevó adelante una ocupación en el liceo Miranda en reclamo de mayor accesibilidad al edificio y un equipo multidisciplinario, además de denunciarse la falta de docentes y horas de clases. Pidieron una reunión con Secundaria que aún no se concretó, según información difundida por El País

Bruno Volpi, integrante del Gremio Estudiantil del liceo Miranda (GEM), contó a La Diaria que los estudiantes ingresaron al establecimiento e impidieron la entrada a los docentes. En el momento de las ocupaciones, nadie de inspección se había presentado al lugar, aseguró el estudiante: “La ocupación no está siendo reconocida por la inspección, no vino nadie a hacer un acta y demás, como está pasando habitualmente”. Volpi explicó al medio que la medida se aprobó por “amplia mayoría” en una asamblea y que además a acción se enmarcó en las “ocupaciones sistemáticas” organizadas por la Coordinadora de Gremios de Secundaria del Área Metropolitana para visibilizar la falta de respuestas a los reclamos de estudiantes de distintos liceos de la capital.

La previa

A raíz de diferentes casos de peleas entre estudiantes en el mes de marzo, como sucedió en el liceo Zorrilla y en el liceo 49 de Punta de Rieles, se elevó la alerta entre alumnos, docentes, funcionarios y familias. Gremios estudiantiles de liceos de Montevideo ampliaron sus instancias de reuniones para exigir medidas y así poner en práctica un plan de prevención de actos violentos. En estos espacios de encuentro, se llegó a la conclusión de que la falta de atención a la salud mental es la causa principal de los hechos de violencia ocurridos dentro y fuera de los liceos.

Martina Rodríguez, estudiante del Zorrilla e integrante del GEZ, confirmó que estos “son actos que siempre han pasado, solo que no con tanta continuidad y a gran escala, que hasta llevó al suicidio de un estudiante del liceo”. Consideró que la falta de atención a la salud mental siempre ha sido un tema a tratar pero que “no le hemos dado tanta atención como ahora, al entender que ha sido el causante de estos problemas”.

Por este motivo, se decidieron tomar nuevas medidas e incrementar la participación de psicólogos, psicopedagogos, responsables de educación sexual, talleres sobre salud e integración por parte de profesores en sus clases y custodia policial. Desde la primera pelea en el liceo se realizaron reuniones para exigir, a superiores, directores y a toda Secundaria, un protocolo avanzado frente a la violencia en general. La institución contaba con una psicóloga para más de 1.800 estudiantes, actualmente la cifra aumentó pero están a la espera de que la cantidad de profesionales siga aumentando. Su presencia consiste en estar disponibles para estudiantes que lo necesiten y dar charlas tanto individuales como colectivas.

“Se nota un gran cambio en el liceo luego de lo sucedido”, expresó Sabrina Sark, estudiante de 2° año del liceo Zorrilla. Sark fue víctima de bullying por parte de algunos de sus compañeros durante varios meses. La decisión que tomaron los directivos del centro de estudios fue cambiarla de turno, pero “igual para mis padres se debieron tomar otras medidas que no se tomaron”, comentó. 

Sark piensa que son de “gran apoyo” los talleres que realizan los profesores acerca de acoso, género, redes sociales o convivencia dentro y fuera de la institución, “mis compañeros tienen más conciencia sobre estos actos, sus consecuencias y hay mucha más empatía con el otro”.

Durante los días donde estuvieron muy latentes estos hechos de violencia, como la pelea entre dos estudiantes, el suicidio de un alumno a causa del sufrimiento por bullying y la amenaza por mensajes de texto sobre un posible tiroteo en el liceo, la estudiante tenía miedo de ir a estudiar. A consecuencia, en el liceo consiguieron presencia policial: “había varios policías, eso me hizo sentir más protegida”, aseguró. 

Los familiares de los estudiantes son convocados a reuniones con los funcionarios del liceo para buscar soluciones y orientar a los padres para que hablen con sus hijos. La importancia de respetar a otra persona y la especial atención a sus redes sociales, son temas que se tratan en estos encuentros. 

Los gremios estudiantiles tienen la idea de seguir con reuniones constantes. Recién es el comienzo de este movimiento que busca implementar un plan de prevención para evitar la violencia en los centros de enseñanza. Y, además, asegurar que estas medidas no sean solo para controlar una situación momentánea, sino que perduren y se mantengan en el tiempo. “Es un trabajo en equipo entre compañeros, funcionarios, docentes, vecinos y padres”, destacó Martina Rodríguez. 

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