El programa Gol al Futuro nació en 2009 por iniciativa del ex Presidente de la República Tabaré Vázquez. En 2020 comenzó una nueva gestión con la asunción de autoridades en la Secretaría Nacional del Deporte (SND). Luego de más de un año y medio de trabajo a cargo de Alejandro Sagasti en el área de Programas Especiales de la SND, el programa plantea un camino distinto para el seguimiento a nivel educativo, sin la articulación que antes hacía La Universidad de Trabajo del Uruguay (UTU). Este nuevo enfoque profundiza en ciertos aspectos como la nutrición, el plan U2030 de la Organización de Fútbol del Interior (OFI) y el fútbol femenino para intentar mejorar el camino de los y las jóvenes en el fútbol y en la vida.   

Gol al Futuro desde su concepción está basado en tres pilares fundamentales; deporte, educación y salud, que apuntan a la formación integral del futbolista juvenil. En lo que hace a la educación, el objetivo central es estimular al joven a transitar el sistema educativo formal durante su trayectoria en formativas. En la salud, su cometido es brindar asistencia a los jóvenes y desarrollar un programa de prevención de patologías y de investigación en salud en el fútbol, y en lo deportivo brindar los materiales, equipamientos y asistencia tecnológica para lograr un entrenamiento de calidad.

La educación fue, desde el comienzo, uno de los puntos más importantes y motor del proyecto. Pablo Hernández -ex coordinador del programa- habló con Sala de Redacción y señaló la importancia que tuvo el acompañamiento de los jóvenes en el sistema educativo mientras practicaban deporte. Señaló que existía -y todavía existe- “un sueño o una fantasía de que el joven iba a ser un jugador profesional y salvar a toda la familia. Pero eso no ocurre en la mayoría de los casos, son muy pocos los que llegan a primera”. Aquellos que hicieron todo el trayecto de formativas y no estudiaron “terminaban ese proceso sin herramientas fundamentales para la vida”, subrayó.

El acompañamiento a los jóvenes fue posible a través de la formación de un equipo de educadores que asistía a los distintos clubes que participaban de la planificación con el objetivo de relacionar, por un lado, el sistema educativo formal y sus propuestas y por otro a los deportistas, sus familias, dirigentes y entrenadores de las instituciones deportivas. Se hacía un relevamiento y procesamiento de datos de la situación particular de cada joven perteneciente a Gol al Futuro, lo que permitía dar cuenta de las realidades sobre las que se debía intervenir. Para esto era fundamental el rol que cumplía la UTU como ente que articulaba este ámbito. La SND le transfería a la institución unos 16 millones de pesos anuales para que la entidad educativa contratara a los educadores que formarían parte del proceso por un año -los contratos eran renovados anualmente- y esto hacía que la educación de los jóvenes se mantuviera en el camino de la política educativa nacional. 

Otras de las áreas de acción
Junto al crecimiento personal y profesional de los adolescentes, la atención médica es una parte importante a atender. Es por eso que el Área de Salud de Gol Al Futuro está llevando a cabo una campaña de prevención de muerte súbita y cuidado de los pies. El equipo médico de Prevención de Muerte Súbita en el Deporte (PREMUDE) realiza estos controles que constan de un interrogatorio de antecedentes: patologías familiares y personales, examen físico cardiovascular, electrocardiograma, ecocardiograma e historia podológica.
Otro de los aspectos en los que la nueva gestión ha empezado a trabajar es en la educación nutricional. Allí tienen un especialista en nutrición que capacita a los deportistas en alimentación saludable y realiza talleres nutricionales en los clubes. Con ayuda de la Escuela de Nutrición de la Udelar y la Escuela de la Católica -a través de un convenio- se realizan trabajos de investigación para direccionar y mejorar los hábitos de los jóvenes deportistas.
En el campo de la psicología en el deporte, se pretende ahondar más y se agregó una psicóloga especializada que trabaja con los planteles de fútbol femenino. Otro eje de acción es el de los centros U2030 en el interior del país, siendo para las autoridades un pilar primordial: “hay que mejorarlos, para que los futbolistas estén más tiempo radicados en su ciudad y no se vengan tan jóvenes a la capital. Tenemos centros de formación deportiva en diferentes ciudades, ahora funcionan en Tacuarembó, en Flores, se tenía uno en Paysandú -que hoy se reformula- y otro en Maldonado”, resumió Sagasti a Sala de Redacción.

De acuerdo con Hernández, con el avance del programa y de su línea de intervención, el porcentaje de los jóvenes que terminó el sistema educativo formal mejoró de manera sustantiva. Los datos que obtuvo el programa en los inicios de su implementación en el 2009 arrojaban que el 50% de los jóvenes se encontraban fuera de la educación formal. En el año 2019 esa cifra bajó de forma significativa: sólo un 8% de los jóvenes pertenecientes al programa no estaban insertos en el sistema educativo. Los clubes “no lo pueden realizar sin el apoyo del Estado, lo que nos demuestra la buena gestión que se realizó para que todo mejore”, destacó el ex coordinador. 

Actualmente el convenio con la UTU no está activo por no ser renovado. Las autoridades de la SND decidieron no seguir adelante con el sistema que hasta febrero del 2021 articulaba el área educativa. Sagasti expresó los motivos de la desvinculación a Sala de Redacción: “la razón por la que no quisimos renovar fue que si bien Gol al Futuro contrataba a la UTU, los recursos humanos para que se encargaran de toda la gestión, los sistemas de evaluación hacían que recién al año pudiéramos evaluar a los docentes”. Si alguno de los educadores no cumplía con las metas que se proponían, “el programa tenía que esperar que se cumpliera todo el proceso y se perdía un año de trabajo”. De esta manera consideraron que debía administrarse directamente desde la SND “para tener un control estricto y un seguimiento a tiempo real”, resumió el coordinador del área Programas Especiales,.

El programa estableció un sistema de tutorías y colocó en cada club -en masculino y femenino- un tutor para seguir a los jóvenes en el proceso educativo en la institución que cada joven elija para estudiar, y además “dos coordinadores que están encima de los educadores para obtener información y que las metas puedan ser cumplidas”, agregó el coordinador. Según Sagasti se tomó la decisión de ajustar determinados pasos para que los jugadores obtengan un seguimiento más personalizado: “debemos velar por la seguridad del futbolista y no tanto por la institución educativa. Seguir de manera estricta la situación de cada club. Los estándares tienen que ir acuerdo a los requerimientos que tenemos, eso es fundamental”.

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