¡Alerta!” fue la primera expresión que se oyó en la Plaza Independencia. No eran muchas ni muchos, pero fueron suficiente para invadir la fría tarde del pasado lunes 29 de junio. “Alerta que camina la lucha feminista por América Latina”, coreaban a viva voz intentando ser visibles y escuchados por los que transitaban el lugar. Así inició la concentración convocada por “Feministas en alerta y en las calles” en recuerdo de una muerte más, una mujer menos. Siguen cumpliendo con su promesa de concentrar y marchar ante cada caso de feminicidio.
Minutos antes, el bullicio céntrico de la ciudad se convertía en silencio, en el reflejo de aquella mujer a la que algunos pocos pudieron oír. Paradójicamente, en la madrugada del pasado 23 de junio, el machismo se llevó a una mujer más, la número 23 en lo que va del año. Las autoridades llegaron al lugar, una obra en construcción, luego de que vecinos notificaran la situación: habían escuchado gritos de una mujer. Allí encontraron su cuerpo sin vida. “Casi nada sabemos de esta joven. No sabemos su edad, ni si tenía familia, ni quiénes eran sus amigos y amigas. No sabemos si era del barrio o estaba de paso, si era alta o petisa, rubia o morocha. Tampoco sabemos si le gustaba bailar, si era hincha de algún cuadro de fútbol, qué le daba alegría o tristeza”, expresa el comunicado del colectivo feminista. Pese a eso, intentan reivindicar su muerte, como la de todas. Por ella se volcaron nuevamente a las calles con rabia e indignación, por ella y por todas.
Luego de leer el comunicado, marcharon desde Plaza Independencia hacia Plaza Libertad, para exigir que la sociedad no sea indiferente a estos hechos porque hoy “se mata a las mujeres en la cara de la gente”. Luchan por las 23 mujeres que quedaron indefensas, porque un hombre decidió por ellas. A través de un altoparlante, portado por una de las feministas, se transmitía cada expresión. Eran los gritos de aquellas mujeres a las que les apagaron su voz, su cuerpo. Cada palabra pronunciada se repetía más fuerte y hacía eco en la Avenida 18 de Julio.
Las calles también estaban ocupadas por aquellos que deseaban regresar a sus hogares, a esas horas que las paradas estaban colmadas de gente. Algunos observaban la movilización y en sus caras se notaba la incertidumbre. “¿Qué es esto?”, preguntó un joven a una chica que parecía ser su pareja. Ella respondió: “Yo escuché algo… de una que mataron en el Cerrito”. Esa indiferencia que reclamaban, sobre todo a las mujeres, sus pares: “Mujer, escucha, únete a la lucha”. Por ellas, el colectivo exige el fin del abuso y dominio a las que son sometidas por su condición de mujer.
En el recorrido a destino, varias veces contaron hasta 23. Contabilizarlas era recordar a cada una de ellas, era inmortalizar cada uno de sus casos para que después no se minimice la situación. Son conscientes de que ya son 23 y lamentablemente se siguen sumando. En 2014, Uruguay tuvo la tasa más alta de mujeres asesinadas por su pareja o ex pareja entre 12 países de América Latina, España y Portugal, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
También es parte de la misma lucha la creación de la figura penal de feminicidio en el país. Cada vez que moría una mujer en condiciones de violencia machista, hasta hace algunos años se solía titular como crimen pasional, hoy como un homicidio calificado con agravantes. Pero en realidad, “nos están matando por ser mujeres”. Entonces, se espera que sean un hecho las palabras del director general de Secretaría del Ministerio del Interior, Charles Carrera Leal, cuando hace unos pocos días escribió en el portal del ministerio: “Si como sociedad queremos resultados diferentes en la lucha contra la violencia de género y doméstica, debemos utilizar instrumentos diferentes”.
En la marcha había quienes intentaban leer los carteles. Un hombre asumía su responsabilidad y la de tantos otros de su género, “hartos de nuestra complicidad entre machos”. Llevaba entre sus manos la culpa, él era consciente de ya son 23 las mujeres víctimas de homicidios consumados por sus parejas o ex parejas. Van muchas más que las que murieron en 2014, según el Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad, cuando se registraron 13 muertes machistas en todo el año. 23 fueron las muertes en todo el año 2013, las mismas que hasta ahora lleva contado el colectivo feminista.
Al llegar a la Plaza Libertad se pronunciaron nuevamente algunas frases que habían sido enunciadas en el recorrido por la avenida principal del país. Dos mujeres intentaron entender lo que sucede, una de ellas leyó en voz alta un cartel. Entiende, y se lo aseguró a quien la acompañaba: “nosotras también somos culpables, nos matan los prejuicios”. Y sus palabras recuerdan lo que se decía en un anterior comunicado del colectivo: “insisten en estigmatizar a la mujer que fue asesinada, por cómo se vestía, se ganaba la vida, o por si tenía pareja o no la tenía… Si no cambiamos esas prácticas se reproduce el círculo de la violencia, si nos dejamos solas, éste círculo continuará”.
El último grito se escuchó: “Todas las vidas valen igual”, seguidamente se lo acompañó con aplausos de los involucrados en la causa y de aquellos que estaban en el lugar, seguramente sin entender el por qué. Ellas se quieren vivas, se quieren libres.
Johana Caraballo

FacebookTwitter